"Pon orden en mi vida, y concédeme cumplir con lo que Tú quieras que yo haga, como se deba hacer..."
Para hacer las cosas bien, para tomar decisiones correctas y llevar adelante buenos proyectos, necesitamos sabiduría. Santo Tomás de Aquino, uno de los filósofos más destacados de todos los tiempos, sabía a quién acudir para pedirla. Y cómo hacerlo. Él nos dejó esta oración:
Concédeme, Dios misericordioso,
el poder desear con fervor aquello que tú apruebas,
buscarlo con prudencia, reconocerlo con verdad,
cumplirlo con perfección, para alabanza y gloria de tu nombre.
Pon orden en mi vida,
y concédeme cumplir con lo que Tú quieras que yo haga,
como se deba hacer y de la manera más útil para mi alma.
Déjame ir hacia ti, Señor,
por un camino seguro, recto, agradable y que me lleve hasta la meta,
un camino que no se pierda entre las prosperidades y las adversidades,
para que yo te agradezca la prosperidad y que en la adversidad tenga paciencia,
no dejando que las primeras me exalten, ni las segundas me venzan.
Que nada me alegre, ni me entristezca,
más allá de lo que me lleve hacia ti, allá donde quiero llegar.
Que no desee ni tema no agradarle a nadie que no seas Tú.
Que todo lo perecedero se vuelva vil ante mis ojos por ti, Señor,
y que todo aquello que te toque sea amado por mí,
pero Tú, mi Dios, lo serás más que todo…
Que yo no desee nada más que no seas Tú…
Concédeme, Señor Dios, una inteligencia que te conozca,
una complacencia que te busque, una sabiduría que te encuentre,
una vida que te complazca,
una perseverancia que te espere con confianza
y una confianza que, al final, te posea.
Concédeme estar afligido de tus penas por la penitencia,
usar el camino de tus favores para la gracia,
regocijarme de tus alegrías, sobre todo en la patria para la gloria.
Tú que, siendo Dios, vives y reinas por los siglos de los siglos.
Santo Tomás de Aquino
Santo Tomás de Aquino es un brillante y reconocido filósofo y teólogo medieval, Doctor de la Iglesia, patrón de los estudiantes y las universidades y escuelas católicas.
Se pasó la vida sumergido en libros, pero a la vez fue muy humano.
Escribió grandes libros que se han convertido en clásicos, entre ellos la Summa Theologica, que ha ayudado a muchas personas a creer en Dios con sus profundos argumentos a favor de su existencia.
Patricia Navas, Aleteia
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Curiosa anécdota de uno de los mayores doctores de la Iglesia. ¿Por qué se volvió tan estudioso y silencioso?
Gracias a Guglielmo di Tocco postulador de la causa de beatificación de Tomás de Aquino y autor de la primera biografía del santo publicada en 1323, conocemos esta curiosa anécdota.
El joven Tomás de 20 años se encontraba en la Universidad de París. Enviado por la Orden de los Predicadores para que pudiera especializarse en teología bajo la guía de Alberto el Grande, el primer dominico de nacionalidad alemana en convertirse en maestro de teología en París.
Cuenta di Tocco que Tomás: “después de haber escuchado a Alberto enseñar todas las ciencias de una manera profunda y admirable, se alegró de haber encontrado de inmediato lo que estaba buscando, alguien quien podía calmar su sed ardiente de saber”. Para aprovechar una oportunidad tan extraordinaria, Tomás “comenzó a ser más silencioso que nunca, asiduo en el estudio y devoto en la oración”
Llenará el mundo entero
Los compañeros al, ver a Tomás tan robusto y silencioso, lo tomaron por tonto. Le pusieron como apodo: (bovem mutum), «El buey mudo».
Un día, uno de sus compañeros leyó los apuntes de este joven estudiante y se los presentó a san Alberto. Al leerlos, este les dijo a los estudiantes: «Ustedes lo llaman el buey mudo. Pero este buey llenará un día con sus mugidos el mundo entero».
Desde ese día el joven Tomás pasó a ser el bachiller encargado de responder a las disputas y asistente personal de Alberto el Grande.
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