miércoles, 17 de julio de 2024

Matrimonio: ¿dialogas o discutes? Esto dicen los Doctores de la Iglesia

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San Francisco de sales y san Isidoro de Sevilla dan algunas pistas para lograr que la discusión se convierta en diálogo

Dentro de la comunicación en el matrimonio hay una diferencia muy clara en la intención o el propósito. En la discusión el objetivo principal es convencer al otro de que uno está en lo correcto y que tiene la razón -y por ende, se asume que el otro está equivocado-. En cambio, en el diálogo el propósito fundamental es buscar el mutuo entendimiento y la cooperación de las ideas. 

Discusión vs. diálogo

El diálogo se trata más de comprender -con base en la escucha y de manera empática- los sentimientos, emociones y argumentos, en vez de rebatirlos o cuestionarlos. Cuando se discute, las partes están menos dispuestas a escuchar y se van inclinando a refutar y acusar los errores que el otro está diciendo.

En cambio, en el diálogo se promueve una conversación, en la que se escucha al otro y se permite que exponga sus sentimientos o argumentos, sin interrupciones. El tono y la actitud respetuosa y colaborativa, así como la empatía son elementos clave.

San Francisco de Sales

El gran Santo y doctor de la Iglesia, san Francisco de Sales, fue ampliamente conocido por promover la paciencia y la amabilidad con aquellos que pensaban distinto, dándonos un testimonio de amor. 

Este santo es muy conocido por su frase "Se atraen más moscas con una gota de miel que con un barril de vinagre", con la que mostró el valor de la dulzura, de la amabilidad y la gentileza  para persuadir y superar las diferencias.

En una de sus obras, promovió la idea de que los cristianos deben comunicarse con respeto y amor, evitando el conflicto y la confrontación innecesaria. Practicando el diálogo paciente y amoroso, que es exactamente lo que se necesita vivir en el matrimonio.

San Isidoro de Sevilla

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Este santo fue un gran pensador a inicios de la Edad Media, hizo grandes aportaciones al concepto del matrimonio, sobre todo por su énfasis sobre el consentimiento mutuo para celebrar el matrimonio y vivir en paz.

Para darle importancia al apoyo mutuo en la unión conyugal, además de la procreación y educación de los hijos, él enseñó que esta ayuda debía de ser respetuosa, acentuando la igualdad de ambos, a pesar de los diversos roles que cada uno desempeña en la vida y en la sociedad.

Tan grave es la infidelidad, o la irresponsabilidad moral en la desatención de los hijos, como  la falta de apoyo entre los dos. El Dr. de la Iglesia, desde entonces, enfatiza la colaboración mutua, con un genuino apoyo emocional y espiritual, generando consuelo, comprensión y aliento en los momentos difíciles.

Incluso, ya desde entonces, el Santo promovió la idea de la colaboración mutua en las tareas del hogar, incluida todas las actividades domésticas, a pesar de que los roles de género ya estaban muy bien definidos. Pero sin descuidar nunca el buen funcionamiento de la familia

La dosis perfecta

Para mantener la lealtad y el respeto, es necesario la comprensión y no la discusión, pues altera la solidez y armonía en la relación conyugal, especialmente cuando hay problemas, o se tiene alguna enfermedad.

Se trata de cuidarse bien, estando presentes y dispuestos a ayudar en las necesidades físicas y emocionales del otro. Y no ser la causa del desaliento, el enojo, la tristeza y el miedo en la pareja. La Paz y la armonía son esenciales en la vida cristiana.

Guillermo Dellamary, Aleteia

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