Su combinación de habilidades, la de buzo y doctor, lo convirtió en protagonista del rescate. Estuvo tres días junto a los niños en la cueva y al salir se enteró que su padre había fallecido.
Estaba de vacaciones en el país, pero no le importó nada. Ni bien se enteró de la mejor de las noticias, que los 12 niños y un entrenador -que permanecían encerrados en la cueva de Tailandia Tham Luang por más de una semana- habían sido encontrados con vida, decidió poner sus habilidades al servicio del rescate que tuvo en vilo al mundo entero.
Harris es un médico anestesista australiano, pero también reconocido por su experiencia como buceador en cuevas. Esto generó que su colaboración fuera fundamental. Fue él quien pudo examinar a los niños dentro de la cueva y dar “luz verde” para el inicio de las tareas de rescate luego de constatar de que estaban en condiciones de bucear, según indica BBC Mundo, medio que por estas horas hace que el mundo entero hable de él
Sin embargo, mientras el mundo aplaudía la entrega de los rescatistas, una vez todos fuera y con final feliz, el corazón de Harris se vio conmovido ante una tragedia personal: su padre había fallecido poco después de que se completara el rescate.
Según el servicio de ambulancias del sur Australia, para quien trabaja, prosigue BBC Mundo, dijo que el dolor de su familia fue “magnificado”por las demandas físicas y emocionales de la operación de rescate.
“Harry es un hombre tranquilo y amable que no lo pensó dos veces a la hora de ofrecer su apoyo a la misión”, señaló a ese medio el doctor Andrew Pearce, de MedSTAR, quien pidió que se respetara la privacidad de la familia
Pero hoy el mundo entero se inclina ante la heroicidad de este médico, pieza clave e integral, confirmado por el propio gobierno tailandés, para que todo saliera bien.
Sue Crowe, amiga de este médico se encargó en diálogo con BBC Mundode dejar en claro por qué este hombre de alguna manera se transformó en el “elegido” para una tarea de tal magnitud.
“Él es brillante con los niños, y se habrá asegurado de que estuvieran preparados de la mejor manera posible para bucear en una cueva (…) Fue la persona perfecta para apoyarlos”, señaló.
Así pues, toda su experiencia como buceador en varias expediciones en cuevas de diversos países como Australia, Nueva Zelanda o China, entre otros, además de su trabajo como médico durante desastres naturales, sirvió para un propósito superior, para que hoy todos sigan hablando de milagro.
En Australia es considerado un héroe y ya muchos piden que sea considerado el “Australiano del Año”. Recemos por él para que pueda hallar consuelo en su corazón y también por su padre, quien desde el cielo mira con orgullo una ardua labor que llenó de esperanza al mundo entero.
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