Destripado, asado y degollado.
San Cucufate, mártir. 25 y 27 de julio, 16 de febrero, traslación de las reliquias, y 29 de abril, invención de las reliquias.
Leyenda.
Su "passio" cuenta que Cucufate, o Cugat, como se le conoce en Barcelona, nació en Scillitana, África, y junto a San Félix (1 de agosto) estudió en Cesarea de Mauritania. Allí ambos jóvenes se dedicaron al transporte de mercancías. Ambos eran cristianos en secreto y creían que por ser mercaderes de prestigio escaparían de la persecución. Sin embargo, en Barcelona (Barcino en aquel momento) el celo por la fe les ganó y predicaron el Evangelio de Cristo.
La tradición visigoda dice que ambos santos reafirmaron su predicación con estupendos milagros, y que expulsaron a muchos demonios. Hasta entonces los habitantes de Barcelona habían sido reacios a la fe cristiana, pero los testimonios de ambos santos les convencieron. Era Galerio el procónsul en aquel momento, y, ambicionando las mercancías y riquezas de los dos jóvenes, los mandó apresar en Barcelona. Félix fue conducido a Gerona, donde fue torturado y martirizado. Cucufate fue sometido a varios tormentos, como la flagelación con hierros, mediante la cual le sacaron las tripas. Y dicen las Actas que el santo las recogió del suelo, las puso en su sitio y quedó sano y sin herida alguna. Después de este terrible tormento (la flagelación sí pudo padecerla) fue encarcelado. En la prisión Cucufate se empleó en salmodiar constantemente.
Por segunda vez fue interrogado y conminado a sacrificar, y como se negó, fue puesto en una parrilla ardiendo, sin que nada le pasara. Luego fue metido en aceite hirviendo, saliendo igualmente ileso. Una tercera vez fue sometido al fuego, en este caso puesto en una estaca. Pero ya sabéis, como si nada. Finalmente terminó decapitado en las "VIII calendas augusti" de 303, siendo gobernador Rufino.
Culto.
El primer testimonio del culto al santo en Barcelona data del siglo IV, y es el poema "Peri Stephanoon" de Prudencio, quien cantó las glorias de los mártires. También le menciona el Martirologio Pseudo-jeronimiano. En 777 San Carlomagno (28 de enero y 29 de diciembre, traslación de las reliquias) se llevó las reliquias de Cucufate y las entregó a San Fulbrad (16 de julio), quien las llevó a su monasterio de Lebraw. El 16 de febrero de 835 Ludovico Pío las trasladó a la abadía de St-Denis, en París. Sus Actas, que recogían primorosamente el Breviario Mozárabe, datan de esta época, y ciertamente no pretenden hacerse pasar por antiguas, pues cuentan esta traslación.
En año 1023 se erigió una iglesia en honor al santo en el tradicional sitio de su martirio, llamado San Cugat del Forn. Los barceloneses intentaron, durante casi 300 años, recuperar las reliquias de su santo mártir. Hasta que recurrieron a una frecuente treta en estos asuntos: publicar que las reliquias llevadas por Carlomagno eran falsas y que el santo aún permanecía con ellos. Cuéntase que un monje de Barcelona, llamado Lázaro fue poseído por dos demonios llamados Zenab e Ynt, y para expulsarlos, el abad colocó sobre él el cuerpo de un "mártir desconocido" que veneraban en la iglesia monástica. Los demonios chillaron aterrorizados y antes de salir del monje, proclamaron que aquel mártir poderoso era nuestro San Cucufate. Esto fue el 29 de abril de 1079, celebrándose desde entonces dicha invención en la Iglesia barcelonesa. Hoy ya no se celebra.
Se le invoca contra los dolores intestinales y para hallar las cosas perdidas.
Fuentes:
-"Vidas de los Santos". Tomo VIII. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD.
-http://heiligen-3s.nl
-http://heiligen-3s.nl
Ramón Rabre, ReL
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