jueves, 11 de diciembre de 2025

Anne fue concebida en una violación: «Contar mi historia me ha dado un sentido, veo la mano de Dios»

Anne Farrens, conferenciante y activista provida, es el vivo reflejo de cómo obra la

Anne Farrens, conferenciante y activista provida, es el vivo reflejo de cómo obra la "mano de Dios".

Anne Farrens, hoy activista provida y conferenciante, tenía 12 años cuando supo que había sido concebida en una agresión a su madre de un violador en serie. Para su madre, el aborto nunca fue una opción, pero ser consciente de ello determinó por completo el resto de su vida. Cuenta a Life Action que, pese al dolor, pudo “ver la mano de Dios” en todo el proceso. Su historia es un poderoso argumento en favor de la sanación, de la esperanza y de la vida, incluso cuando esta sobreviene al horror de una violación.

Era un día cualquiera y la madre de Anne acababa de volver del supermercado. Descargando la compra, olvidó cerrar la puerta de su casa. Nunca olvidaría aquel detalle.

Sin darse cuenta, un asaltante accedió a su hogar. la agarró del pelo y la arrastró por el suelo mientras ella pronunciaba en voz alta las que creía que serían sus últimas alabanzas a la Providencia.

Incomprendida, pero rodeada de Dios

La mujer sobrevivió al ataque. “Se culpó por no haber cerrado la puerta”, relata Anne, que celebra la decisión de su madre, una vez ingresada en el hospital, respecto a la píldora abortiva que la ofrecían. “Se mostró brusca y abrupta cuando le dieron la pastilla para `prevenir´ el embarazo. Como católica, su fe la ayudó a superar aquellos momentos difíciles”.

Entre la ira y la incomprensión, fue su esposo el que intuyó el embarazo de su mujer.

“Cuando se confirmó, mi padre sintió que debían considerar el aborto porque el niño no fue concebido por amor. Sin embargo, mi madre estaba decidida a continuar sola con el embarazo. No abortaría. Pero él permaneció a su lado, asegurándole que todo saldría bien”, cuenta Farrens.

El matrimonio siguió adelante con el embarazo, pero no eran pocos los que cuestionaban la decisión de criar a Anne.

“Se preguntaban por qué mis padres no me daban en adopción. ¿Por qué iban a quedarse con una niña concebida por un encuentro con un 'monstruo'? Pero confiaron en Dios y las bendiciones comenzaron a llegar”, relata Farrens.

En shock, sintiéndose culpable y volviéndose tóxica

Sus padres la mantuvieron al margen de la violación hasta que tuvo 12 años, cuando una noche le preguntó a su madre por qué no tenía hermanos más pequeños.

“Al principio me dijo que era porque mi padre no era mi padre biológico. Me quedé en shock, devastada, intentando asimilar la noticia”, cuenta la joven, convencida entonces de que su madre habría tenido una aventura antes de casarse y que su padre estaba ahí fuera, esperando conocerla.

Fue entonces cuando su madre le revelo la verdad de lo ocurrido. Asegurarle que era una joven querida y deseada no sirvió de nada. Su madre tampoco pudo impedir que surgiesen en ella sentimientos de vergüenza y culpa.

“Sentí que perdí mi lugar en la familia al instante. No sabía cómo procesar lo que acababa de enterarme, y mis padres trataron de apoyarme como pudieron… pero mi manera de procesar esa información fue mantenerla en secreto y reprimir toda esa vergüenza”, dijo ella.

La represión pronto dio paso a la herida. Pronto perdió el interés en actividades y pasatiempos que siempre había disfrutado, dejo de hacer deporte y la relación con sus amigos y familiares comenzó a deteriorarse.

“Nadie entendía por lo que estaba pasando”, dijo Farrens. “Creía que, si mis amigos se enteraban, me dejarían sola, así que los dejé yo primero e hice nuevas amistades con un grupo de inadaptados -gente tóxica-. Pensé que estaba condenada”.

"Me sentía muerta por dentro"

En aquel momento, a la joven no le pasaba desapercibida la idea comúnmente aceptada de que los bebés concebidos por violación debían ser abortados. Y eso no hizo sino incrementar su herida, así como sus intentos de sanar a cualquier precio. Comenzó una relación abusiva y tóxica y con 17 años se sometió a un aborto, convencida entonces de estar “previniendo el embarazo, no terminando con la vida”.

Me sentía muerta por dentro”, confesó.

La relación abusiva y amistades tóxicas terminaron dando paso a una etapa universitaria plagada de arrestos, detenciones, noches en la cárcel y abuso de sustancias, alcohol y drogas mientras trataba de fingir que todo marchaba con normalidad.

Habiendo tocado fondo, Farrens se convenció de que el camino que emprendió podía no tener vuelta atrás. Entonces solicitó ayuda psicológica, lo que más tarde comprendió que fue su primer paso en el proceso de sanación.

El siguiente llegó gracias a Live Action. Concretamente a un vídeo que mostraba un aborto por succión, que la ayudó a comprender la realidad del aborto.

La joven se casó, tuvo hijos y se centró en lograr el éxito profesional, pero sus heridas no habían sanado. Los continuos ataques espontáneos de pánico eran solo una señal.

"Hoy mi madre y yo participamos por primera vez en la Marcha por la Vida, 41 años después de que fuera concebida en una violación y ella eligiera darme la vida"

Capaz de narrar su historia

Todo cambio cuando su madre acudió a la llamada de Live Action para compartir su historia y motivos para elegir la vida tras concebir un hijo tras una violación.

“Fue la primera vez que compartió su historia”, dijo Farrens sobre su madre. “También decidí enviar mi relato. Live Action se puso en contacto con nosotras dos. La mayoría de mis amigos nunca habían sabido de mi historia, pero ahora me sentía capacitada para contarla”.

Durante aquel proceso, la joven había ido sanando mientras se involucraba en el movimiento provida y empezaba a contemplar la cuestión del aborto como una “batalla espiritual”.

Una nueva misión

“Durante demasiado tiempo, los medios de comunicación han utilizado el caso de la violación para justificar el aborto. Contar mi historia me ha dado un nuevo propósito. No cambiaría las circunstancias de mi concepción. No lo entendía antes, pero ahora veo la mano de Dios en todo. Él puede redimir cualquier situación si confiamos en Él”, relata.

Desde entonces, Farrens se muestra visiblemente consciente y agradecida de cómo Dios ha cambiado e influido en su vida.

“Él me ha acompañado en cada paso de mi camino. Si compartir mi historia ayuda a otros, entonces soy verdaderamente bendecida, porque esta es mi verdadera misión”, agrega Farrens, hoy una conocida conferenciante y militante provida. 

ReL

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La familia Luor, con 10 hijos: rezar en la mesa, escuchar a cada uno, cuidar la pareja...

Elodie Luor es la madre de una familia numerosa y alegremente imperfecta; cuenta su experiencia en «Cinq gars, cinq filles»

Elodie y Guillaume Luor, con sus diez hijos, hablan de fe, paciencia y disfrutar

Elodie y Guillaume Luor, con sus diez hijos, hablan de fe, paciencia y disfrutar

Blanche de Caqueray cuenta en Famille Chrétienne la historia edificante de la familia Luor, cinco chicos y otras cinco chicas. Lo cuenta Elodie, madre y periodista, que prioriza su familia, pero no busca en ella una perfección imposible. La oración familiar es sagrada... aunque sea caótica. 

Los hijos son Antoine, Olivier, Agathe, Faustine, Guilhem, Symphorien, Domitille, Théophane, Blanche y Azélie. La ropa se transmite de hermano a hermana, los niños aprenden a terminarse el plato, a cortar una manzana ligeramente magullada, recogen huevos del gallinero a diario y no se van de vacaciones al otro lado del mundo, explican en un vídeo de Le Figaro (al final del artículo, en francés).

***

Al frente de una tribu XXL y autora de Cinq gars, cinq filles, Elodie Luor asume una familia alegremente imperfecta, donde la fe se vive al ritmo de los retos cotidianos.

Escritora y madre de una familia (muy) numerosa, Elodie Luor, de 43 años, vive cerca de Rennes con su marido Guillaume. Allí crían a su tribu con amor y humor, al ritmo de una agitada vida cotidiana. Tras estudiar idiomas, ahora se dedica a sus diez hijos, cuando no está trabajando en su próximo libro.

"No vamos a morir porque el salón esté desordenado"

Elodie Luor lo dice desde el principio: "El hecho de ser una madre de una familia XXL no hace que me sienta con derecho a dar consejos". No hay ningún método infalible, sino la voluntad de hacer de su familia su prioridad. 

¿Su secreto? Mantener los pies en la tierra y relativizar las pequeñas preocupaciones del día a día. "No vamos a morir porque el salón esté desordenado", afirma con picardía. 

Una filosofía que pretende eliminar complejos, en contraposición a la imagen de una madre siempre serena y organizada. "Me gustaría tener una casa perfecta, pero no es realista", confiesa. "Como madre, es importante no ponerse una presión excesiva". 

La jefa de la tribu solo tiene un mantra: "Hacer lo mejor que se pueda".

La oración familiar: un momento sagrado, aunque caótico

En casa de los Luor, la oración familiar es diaria... pero no impecable. Se realiza en el momento de dar las gracias [antes de comer, en la mesa], porque "¡al menos entonces están todos presentes!", bromea Elodie Luor. De hecho, nada como la anticipación: "No estamos a salvo de que un niño se levante de la mesa dando un portazo", ironiza la madre de familia.

La oración no se prolonga necesariamente, ya que el hambre se hace sentir. Pero "el Buen Dios nos ve y sabe que hacemos lo mejor que podemos", añade con confianza. 

Sin embargo, el ideal de piedad choca regularmente con la realidad. La oración familiar es "a menudo ruidosa, por no decir agotadora", mientras que "nosotros soñamos con recogimiento", suspira Elodie Luor.

Portada de Cinq gars, cinq filles, donde Élodie Luor cuenta sus retos de familia grande, tamaño XXL

Portada de Cinq gars, cinq filles, donde Élodie Luor cuenta sus retos de familia grande, tamaño XXL

"Exigencia y benevolencia"

"¡Una madre que hace lo que puede!", así es como Elodie Luor resume su maternidad, evitando cuestionamientos estériles. "Como todos los padres, a veces tenemos la impresión de estar fallando en algunas cosas", confiesa. "Pero evito darle demasiadas vueltas y hago lo que tengo que hacer, ¡y al final me doy cuenta de que no está tan mal!".

Su educación se resume en dos palabras: "Exigencia y benevolencia"

Cada noche, se esfuerza por dedicar un rato a hablar con cada uno de sus hijos. "La maternidad me ha enseñado la desmesura del amor", confiesa. Como decía San Bernardo de Claraval, "la medida del amor es amar sin medida".

Para ella, este amor es un misterio que la trasciende. "Entiendo que Jesús pueda mover montañas con ese poder", sonríe. Sin embargo, la madre admite sin reparos que el amor se nutre de una gran exigencia: "Implica tomarse el tiempo para detenerse y poder afrontar el día a día". Antes de terminar con una nota llena de esperanza: "Tenemos pruebas como todo el mundo, ¡pero qué alegrías en el día a día!".

Una pareja anclada en la fe

Aunque se desviven por sus hijos, Elodie y Guillaume Luor no descuidan su relación. "Nuestra pareja sigue siendo nuestra prioridad", insiste la esposa. Se esfuerzan por dedicarse tiempo cada día, siempre que lo desean o lo necesitan. 

"Aunque sea para ir al McDonald's, ¡es importante que nos cuidemos!". Una vez al mes, se regalan un momento solo para ellos dos, preparando por turnos una sorpresa para el otro. "Una noche de bolos, al cine, una búsqueda del tesoro en casa... ¡Combinamos fantasía y amor!", comparte ella.

Su fe es el cemento de su unión. "Rezamos juntos todas las noches, aunque estemos agotados", revela. "Y cuando Guillaume está de viaje, nos llamamos para rezar un Ave María". En febrero de 2026, los esposos publicarán en Artège 100 jeux complices pour les couples, un libro para cultivar el amor a través del juego. ¿Qué incluye? Retos, ejercicios y manualidades para reforzar la complicidad. Hay un capítulo dedicado a parejas santas, como los Martin o los Ozanam, para intentar seguir siempre sus pasos.

ReL

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5 pensamientos de santa Teresita para vivir el Adviento

 Pensamientos, Adviento, Santa Teresita de Jesús, Lisieux

Santa Teresa de Lisieux, llamada popularmente “Pequeña Flor”, es famosa
por su vida sencilla y hermosa como monja carmelita. En particular, su
profunda autobiografía, Historia de un alma, sigue cautivando
los corazones de quienes la leen.

En la raíz de su espiritualidad encontramos una fuerte devoción al
 Niño Jesús,de donde recibe su “título” principal en la vida religiosa,
Santa Teresa del Niño Jesús, y que configuraba todo lo que la santa
hacía.

A continuación se recogen unos pocos fragmentos seleccionados de
sus escritos para ayudarnos en nuestra preparación espiritual
individual para la Navidad, reconociendo nuestra pequeñez y
nuestra constante necesidad de la amable misericordia de Jesús.

1Flores para Jesús

"Los días de mi primera comunión han quedado grabados en mi
corazón como un recuerdo sin nubes (…) ¿Te acuerdas, Madre
querida, del precioso librito que hiciste para mí tres meses antes
 de mi primera comunión...? Aquel librito me ayudó a preparar
metódica y rápidamente mi corazón; pues aunque
ya lo venía preparando desde hacía mucho tiempo, era necesario
darle un nuevo impulso, llenarlo de flores nuevas para que Jesús
 pudiese descansar a gusto en él".

2El juguetito del Niño Jesús

"Desde hacía algún tiempo, me había ofrecido al Niño Jesús para
ser su juguetito. Le había dicho que no me utilizase como uno de
esos juguetes caros que los niños se contentan con mirar sin atreverse
a tocarlos, sino como una pelotita sin valor que pudiera tirar al suelo,
o pegar con el pie, o abrirla, o dejarla en un rincón, o bien, si le
 apetecía,estrecharla contra su corazón. En una palabra, quería
divertiral Niño Jesús, agradarle, entregarme a sus caprichos
infantiles".

3Pequeños sacrificios

"Yo soy un alma muy pequeña que no puede ofrecer a Dios más
que cosas muy pequeñas. Es más, con frecuencia me ocurre que
dejo escapar algunos de esos pequeños sacrificios que dan al
alma tanta paz. Pero eso no me desanima: me resigno a tener un
poco menos de paz, y procuro poner máscuidado la próxima vez".

4Imitar a María Mgdalena

"Sobre todo, imito la conducta de [María] la Magdalena. Su asombrosa, o, mejor dicho, su amorosa audacia, que cautiva el corazón de Jesús, seduce al mío. Sí, estoy segura de que, aunque tuviera sobre la conciencia todos los pecados que pueden cometerse, iría, con el corazón roto de arrepentimiento, a echarme en brazos de Jesús, pues sé cómo ama al hijo pródigo que vuelve a él".

5Ascensor al cielo

"¡El ascensor que ha de elevarme hasta el cielo son tus brazos, Jesús! Y para eso, no necesito crecer; al contrario, tengo que seguir siendo pequeña, tengo que empequeñecerme más y más".

Philip Koloski, Aleteia

miércoles, 10 de diciembre de 2025

Cuando la cultura busca al Creador: el inesperado despertar espiritual de una generación

 

mark walberg, fátima bosch, rosalia
Tras años de flexibilidad sin sentido, y en tiempos de crisis profundas, las figuras mediáticas y del entretenimiento muestran cada vez más su fe

Vivimos una época que el sociólogo Zygmunt Bauman definió como “líquida”, como un mundo donde “la mayor preocupación de nuestra vida social e individual es cómo prevenir que las cosas se queden fijas.... No creemos que haya soluciones definitivas y no solo eso: no nos gustan”.

Cuando la sociedad pide a la gente que sea flexible, eso significa que quiere “que no estés comprometido con nada para siempre, sino listo para cambiar la sintonía, la mente, en cualquier momento en el que sea requerido. Esto crea una situación líquida. Como un líquido en un vaso, en el que el más ligero empujón cambia la forma del agua. Y esto está por todas partes” (Entrevista de Justo Barranco en La Vanguardia, 2017).

Mucho tiempo vimos esto en la modernidad y, realmente, nos acostumbramos a verlo como algo normal: ser flexible, nada es para siempre; incluyendo la fe, el matrimonio, la familia. Valores perdurables repentinamente se vieron menoscabados por la “flexibilidad” de nuestro tiempo.

Sin embargo, algo nuevo está pasando. Los jóvenes de hoy, hartos tal vez de esa “liquidez”, esa flexibilidad sin sentido, buscan bienes concretos, sostenibles, eternos… empiezan a cansarse del vacío y buscan lo que da sentido: comunidad, silencio, profundidad, trascendencia. Y lo hacen visible en lo más público: la música, las redes, el arte.

El nuevo álbum de la artista catalana Rosalía es uno de los más recientes ejemplos de este “regreso a lo sagrado”, un disco que mezcla flamenco, ópera, electrónica, coros, 13 idiomas y una inspiración clara en la “mística femenina” de mujeres santas de la tradición cristiana.

¿Por qué resuena en esta generación?

Estos tiempos son de crisis profundas: crisis económicas, guerras, crisis ecológica, desigualdad… y más en lo particular, heridas profundas de familia, sin sentido de la vida; la lógica de redes, fotografías, aplausos. Frente a esto, muchos jóvenes ya no encuentran sentido en el éxito, la moda o la viralidad y Lux, aparece en ese vacío como una oferta artística que deja de tematizar lo banal y vuelve a lo eterno y duradero.

En un mundo post-dogmático y multicultural, la relevancia y papel de la mística femenina (que ya no el feminismo de choque) vuelve a tener peso como una brújula entre melodías, canciones y arte.

No es un caso aislado: un giro cultural global hacia la fe

En los últimos años, varios referentes culturales han puesto públicamente su fe sobre la mesa: actores como Chris Pratt o Mark Wahlberg, músicos como Daddy Yankee, influencers creyentes como Pablo García (“Pablo Garna”), Natchet y hasta la más reciente reina de belleza Fátima Bosch. Ahora, con un impacto masivo, el lanzamiento y gira mundial de LUX, el álbum de Rosalía inspirado en la tradición mística católica.

No es casualidad que varios de ellos hayan motivado encuentros personales con los pontífices. En una de estas audiencias recientes, León XIV recordó que “el arte no es un lujo, sino una necesidad del espíritu" y los ha animado a no temer confrontar las heridas del mundo, sino acompañarlas para ser "testigos de esperanza, de belleza, de verdad".

La Iglesia no está instando a “usar” la fe como etiqueta, sino a redescubrirla como raíz. Como orientación. Como luz.

En busca de sentido

Hasta hace unos años, que un artista revelara abiertamente su fe era algo raro, inusual y, no pocas veces, conllevaba la cancelación o un riesgo a su carrera.

Hoy, al ser cada vez más los jóvenes y artistas que comparten abiertamente su fe, se está volviendo más común. Sí, se puede hablar de un despertar de la fe porque la vida líquida, sin certezas, sin compromisos, no funciona para el alma humana que siempre busca trascendencia.

Y, todavía más inesperado: el eco de ese despertar se está escuchando en lugares donde antes solo había fama, luces y performance: Artistas, actores, streamers, cantantes, creadores digitales: gente que mueve imaginarios, que marca tendencias, que define estéticas. Muchos están empezando a hablar sin miedo de fe, oración, comunidad, Cristo, Eucaristía. No como marketing, sino como necesidad vital.

El Papa Francisco lo advirtió en Christus Vivit:

“Los jóvenes buscan una vida que valga la pena ser vivida”.

Y León XIV lo retomó recientemente al dirigirse a jóvenes creadores:

“Tenemos el deber de trabajar juntos para desarrollar una forma de pensar y un lenguaje de nuestro tiempo que dé voz al Amor”.

Hay sed de algo más. Hay hambre de verdad. Y hay —por fin— valentía para decirlo en voz alta.

Mónica Alcalá, Aleteia

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Moderna y Antigua