sábado, 29 de marzo de 2025

Sacerdotes hermanos cuidan de su madre que sufre de demencia

 

Los tres hijos celebrando la Santa Misa por su mamá

Doña Inés, madre de tres sacerdotes – el padre Silvo, el padre Sérgio y el padre Silvano –, padece demencia, pero no enfrenta su enfermedad sola. Sus hijos la acompañan en estos momentos de dificultad y un video donde celebran Misa para ella se ha vuelto viral en las redes sociales.

Por medio de su cuenta de Tik Tok, el Padre Adriano Brito, de la Congregación Sacerdotes del Sagrado Corazón de Jesús (Dehonians), comparte emotivos videos que muestran este testimonio de amor.

En uno de ellos, se puede ver cómo los tres sacerdotes: Padre Sildo César da Costa, del Padre Sérgio Luís da Costa y del Padre Silvano João da Costa, celebran Misa por el cumpleaños de su madre, que vive en el noviciado de Nuestra Señora de Fátima (Brasil).

“Hoy, doña Inés tiene 87 años, padece demencia y ha perdido por completo la conciencia. Son sus hijos sacerdotes quienes la cuidan con tanto amor, dedicación y cariño, rezando con ella todos los días, retribuyendo así el amor y cuidado que ella tuvo por la vocación de cada uno”.

El P. Brito indica que este testimonio es hermoso y conmovedor, un ejemplo “de amor filial y de entrega sacerdotal”.

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Doña Inés: un signo de Dios en la vida de sus hijos

En 2023, al celebrar el cumpleaños número 85 de su madre, el Padre Silvano compartió en sus redes sociales un video donde, junto a sus hermanos, agradecen el ejemplo de vida y fe de doña Inés.

“Nuestra familia está llena de alegría porque nuestra mamá Inés celebra hoy 85 años de vida. Es un día para agradecer, celebrar y suplicar.

Dios, muchas gracias por concederle el don de la vida a nuestra madre. Gracias a nuestro abuelo Juan Gasaniga y a nuestra abuela Regina Vec por decir sí a la vida de aquella a quien eligieron llamar Inés, que significa ‘pura’, educándola en la fe, el amor y la rectitud. También expresamos nuestra gratitud a nuestro padre Cristóbal, en memoria, por haber sido compañero de camino de nuestra madre y por haber formado nuestra familia.

Gracias, mamá, por haber dicho sí a nuestra vida. Agradecemos, además, a todos los que, de una forma u otra, han hecho posible la vida de nuestra madre. Hoy celebramos su presencia en nuestras vidas. Aunque, como se ha dicho algunas veces, ella ya no nos reconoce como hijos, nosotros sí la reconocemos como nuestra madre. Sabemos que ella tiene una misión, incluso en medio de sus fragilidades, que se puede resumir en una frase: ser un signo del amor de Dios en nuestra vida.

Sí, mamá, eres un signo visible del amor de Dios. Nos haces comprender la fragilidad de la vida, pero también la fuerza de querer vivir. Hoy celebramos una vida que trasciende la conciencia de la existencia y se hace realidad en el amor transmitido a través de su mirada, de sus manos que sostienen las nuestras, de los besos llenos de gratitud y de sus labios que pronuncian la frase: ‘Quédate conmigo’.

Al celebrar el don de la vida de nuestra madre, queremos compartir este momento de júbilo con todas las personas que oran, preguntan por ella y nos ayudan en su cuidado. Pero hoy también es un día para elevar una súplica:

Dios, cuida de nuestra madre. Concédele serenidad, fe y fuerza para vivir su vida siendo un signo de tu amor en medio de nosotros.

Gracias, mamá Inés. ¡Felicidades, mamá Inés! Dios te proteja, mamá Inés. Tu bendición, mamá”.

Harumi Suzuki, ChurchPOP

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Sebastien, próximo a bautizarse: “Me di cuenta de que el perdón era la base de la vida”

SEBASTIEN


"Yo te bautizo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo". Miles de catecúmenos de todo el mundo se preparan para escuchar estas palabras la noche de Pascua, cuando reciban el bautismo. A lo largo de la Cuaresma, Aleteia cuenta las historias de estos hombres y mujeres felices de convertirse en hijos de Dios. Hoy, Sebastien, de 51 años, quiere vivir plenamente su fe en la sencillez de la vida cotidiana

Nacido en una familia ferozmente anticlerical, nada predestinaba a Sebastien a llamar a la puerta de la Iglesia. Sin embargo, a sus 51 años, las aguas del bautismo pronto correrán sobre su frente durante la vigilia pascual. "De niño había sentido algo muy fuerte, la sensación de una presencia benévola. Lo enterré dentro de mí porque no sabía cómo explicarlo", cuenta.

Este padre de tres hijos ha mantenido enterrada en lo más profundo de su corazón la certeza de que Dios existe. "Jesús llamaba paciente y regularmente a la puerta, pero yo nunca le abría". Un día, a los 48 años, se decidió. "Estaba paseando y entré en una pequeña iglesia cerca de mi casa", cuenta Sebastien. "Ese día tomé la decisión de abrir la puerta, dar el paso y bautizarme".

Esa misma noche, dio la noticia a su mujer y a sus hijos. Aunque acogieron con satisfacción la noticia, los padres de Sebastien reaccionaron mal ante su decisión. Pero no importaba, él estaba seguro de sí mismo. Tras ocultar la llamada del Señor durante años, ahora quiere responder a ella. "No lo hablé con nadie, pero acabé bajando los brazos. Dije sí a Jesús, como fuera. A mi edad, ¿a quién le importa lo que piense la gente?"

Al iniciar su camino de catecumenado, Sebastien experimentó una profunda conmoción que le llevó a volverse hacia los demás. "Desde el momento en que empecé a leer la Biblia, me dije que tenía que ser menos egoísta", explica. El padre de familia se hizo voluntario en un proyecto cristiano y participó en campañas callejeras.

"Mi primera patrulla callejera fue extraordinaria: mi visión de la gente cambió, pude ver sus experiencias, sus debilidades, pero también sus fortalezas, su humanidad". Sebastien insiste en que su decisión no cambió fundamentalmente su vida, sino su forma de ver las cosas. "Comprendí que el perdón era la base. Hubo un antes y un después, el cambio es interno, es muy profundo". Su propia forma de vivir el Evangelio es vivir como cristiano en las pequeñas cosas del día a día, con sencillez. "No es más creyente el que más grita. Para mí, dar testimonio significa dar ejemplo", afirma este hombre de 50 años.

En el seno de la familia, Sebastien vive otra gran alegría. Su hija, "la más pequeña", también ha solicitado el bautismo, que recibió en 2024. "Lo hablamos juntos, fue casualidad, pero al final no fue tanto… Me lo dijo de una forma tan natural, tan bonita", cuenta.

Durante su catecumenado, Sebastien se sumergió en la lectura de la Biblia, e incluso planeó organizar un grupo de estudio bíblico después de su bautismo. También descubrió la historia de san Pablo, que le impactó especialmente:

"San Pablo me habló. Maltrataba a los cristianos, se convirtió tarde y acabó dando su vida. Me habló. Su ejemplo me tranquilizó. Te aceptan tal como eres, con todos tus defectos".

A pocas semanas de su bautismo, que tendrá lugar en la catedral de Quimper (Francia), Sebastien sigue haciendo progresos. "Estoy impaciente. Antes pensaba en el bautismo en términos administrativos, pero durante la Misa con la llamada decisiva, cuando recibes el pañuelo morado, me emocioné y me conmoví", prosigue. "No es algo trivial, no saldré de él como entré".

Mientras tanto, sigue viviendo plenamente su fe, con "confianza absoluta". "Hay que abandonarse, como Cristo se abandonó a la voluntad del Padre". Sebastien sonríe: "A los que dudan, les digo: 'Todo es para bien'. Todo va a salir bien, es un final feliz".

Anne-Sophie Retailleau, Aleteia

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viernes, 28 de marzo de 2025

Julia, próxima a recibir el bautismo: “Me di cuenta de que alguien me amaba”

Mujer joven de espaldas

"Yo te bautizo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo". Miles de catecúmenos de todo el mundo se preparan para escuchar estas palabras la noche de Pascua, cuando reciban el bautismo. A lo largo de la Cuaresma, Aleteia cuenta las historias de estos hombres y mujeres felices de convertirse en hijos de Dios. Julia, una joven española, recibirá el bautismo próximamente, después de una larga travesía que cuenta para Aleteia

“Me criaron completamente ajena a cualquier hecho religioso; más bien, siendo contrario a ello, con especial tirria a la Iglesia Católica”, confiesa Julia, una joven española que ha recorrido un largo camino hacia la fe y el bautismo. Desde pequeña se sintió emocionada por las procesiones de Semana Santa, a pesar de no entenderlas. Sin embargo, durante una etapa de su vida estuvo completamente cerrada al catolicismo.

“Yo misma fui radicalmente anti católica, pero después de complicados episodios de mi vida me di cuenta de que Alguien (aún no sabía quién) me quería y me quería viva”. 

Ahora, a sus 21 años, Julia Álvarez se bautizará durante la Vigilia de Pascual, en España. 

A Jesús por María

“No fue un camino nada fácil, ya que las inquietudes con la posible existencia de Dios no me llevaron directamente a la Iglesia Católica, sino que fueron varios años de tantear, estudiar, experimentar con las diferentes espiritualidades y religiones hasta llegar al cristianismo; y tras ello, (vino) un camino no corto y no fácil hasta llegar a aceptar la denominación católica. No fue algo fácil e incluso perdí amigos por venir de los círculos de los que vengo, pero no podía seguir negando la Verdad”, explica la joven, estudiante de Derecho.

Pero, sin duda, asegura que la mayor ayuda en este proceso de conversión vino de María Santísima.

“Ella es la que me llevó a Jesús tanto por primera vez como las veces que tuve dudas, de su mano siempre encuentro a Jesús incluso en los momentos en los que yo no lo busco”. 

La joven española comparte que la catequesis que recibió para prepararse ha sido mucho más profunda que la que reciben los niños. 

“Fue de la mano del diácono de mi parroquia, quien tiene una formación excelente y es encantador. Además de eso, hice grupo con más gente de mi edad en mi parroquia, así que participo activamente en las celebraciones; también hacemos adoraciones todos los jueves y suelo ir con los chicos de Hakuna a la hora santa”. 

Hoy por gracia De Dios, Julia pasó de aborrecer la Iglesia Católica a inspirar su vida en los santos; incluso confiesa tener una santa patrona:

“Hay varios que me inspiran: santa Catalina de Siena, a quien tomé por patrona por ser tan inteligente y con tanta fe; santa Juana de Arco, por su valentía siguiendo la voluntad de Dios a pesar de ser algo que distaba mucho de lo que se esperaría de ella en su época; san Agustín y san Pablo, por haber sido grandísimos pecadores convertidos en grandísimos santos; Carlo Acutis, por ser ejemplo de la santidad en nuestra era”. 

Julia, convencida, invita a otras personas que podrían estar considerando bautizarse con una sencilla frase: ven a casa. “No hay mejor exhortación que esa: ven a casa, al cuerpo de Cristo”.

“Yo me quité los prejuicios sobre el catolicismo gracias a otras personas, en especial dos, que jamás me dirigieron una mala palabra por mis antiguas posiciones y me recibieron con las manos abiertas. El Señor obró a través de ellos para guiarme, estoy segura”.

Ingrid Basaldúa Guzmán, Aleteia

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