martes, 16 de diciembre de 2025

Sacerdote recomienda 3 costumbres de Adviento para preparar el corazón para Navidad en familia


Tres costumbres de Adviento especialmente significativas para vivir en familia y prepararse para la llegada de la Navidad.


En medio del ruido que suele marcar diciembre, el Padre Ignacio Amorós propone tres costumbres sencillas de Adviento para vivir en familia como caminos concretos para preparar el corazón para la llegada de Jesús.

En un reciente episodio del podcast Mantita y Fe, una iniciativa de la Fundación Gospa Arts, el sacerdote del proyecto “Se Buscan Rebeldes” invitó a vivir este tiempo de Adviento con sentido, esperanza y una renovada apertura interior.

El Padre Amorós indicó que en un tiempo donde la Navidad se suele vivir entre el ruido y las compras, es necesario una pausa para regresar al silencio, la oración y la espera activa, para preparar el corazón para el misterio de la venida de Dios.

En la conversación, el sacerdote resaltó tres costumbres de Adviento especialmente significativas para vivir en familia y prepararse para la llegada de la Navidad.

1) El Belén: contemplar la humildad de Dios

La primera costumbre que recomienda el sacerdote es tener un Belén o pesebre en casa, aunque sea en un espacio pequeño. Esta tradición, que se remonta a San Francisco de Asís, permite representar “el día que cambió el mundo, en esa humildad de una cueva de Belén”.

“A mí me parece que es una costumbre preciosa. Hay muchos niños, con las familias, que vais a comprar pastorcitos, ovejas, ‘cada año pongo una más’,me encanta. Yo creo que es una costumbre preciosa y que ayuda mucho a recordar que tenemos que contemplar ese misterio que nos sobrecoge de la humildad de Dios en Belén”.

2) La corona de Adviento: esperar a la Luz del mundo

La segunda costumbre es la corona de Adviento, un signo sencillo pero profundamente cristiano. Está formada por cuatro velas que se encienden, una cada domingo, y recuerdan que Jesús es la luz del mundo.

“Es que se acerca la luz del mundo, el que ilumina nuestra vida. Por eso, es muy bonito, con la corona de Adviento, ir encendiendo las velas”.

3) El árbol de Navidad: el regalo del amor de Dios

Finalmente, el Padre Amorós recuerda el significado cristiano del árbol de Navidad. Lejos de ser solo un elemento decorativo, el árbol remite a Jesucristo como el árbol de la vida, aquel que nos trae el gran regalo del amor de Dios.

“Nos recuerda que Jesucristo es el árbol de la vida, el que también nos da el gran regalo del amor de Dios. Por eso ponemos bolas o presentes, que nos recuerdan el gran regalo de Dios al mundo, que es Jesús”.

Preparar el corazón para la Navidad

Durante el podcast, el sacerdote también resaltó que el Adviento es un camino interior, un período para ordenar la vida y reencontrarse con la fe. Además, resaltó la importancia del silencio y la oración para dejar espacio a lo esencial.

El Padre Amorós invitó a vivir la Navidad con autenticidad, más allá de la carga social y el consumismo, y recordó pequeños gestos concretos para transformar el hogar y el corazón durante este tiempo litúrgico.

Harumi Suzuki, churchpop

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lunes, 15 de diciembre de 2025

Bernarda Brunović, ciega de nacimiento, triunfa en La Voz: «Estoy aquí porque mis padres decidieron tenerme»

Nació ciega y a sus padres les aconsejaron abortar. Ellos dijeron sí a la vida. Hoy se ha convertido en una figura emblemática de The Voice of Germany.

Bernarda Brunovic finalmente alcanzó la cuarta posición en la final de La Voz en Alemania.

Bernarda Brunovic finalmente alcanzó la cuarta posición en la final de La Voz en Alemania.

A pesar de todas las advertencias de los médicos, mis padres decidieron tenerme, y les estaré agradecida toda mi vida por ello”. Con estas palabras, Bernarda Brunović no sólo resume su historia personal, sino que ofrece una clave profundamente cristiana para comprender su vida, su música y su testimonio público. La cantante suizo-croata, de 32 años, es una de las voces más impactantes de la 15ª temporada del concurso televisivo “The Voice of Germany”, cuya final se celebró el 12 de diciembre.

En esa final, cuyo resultado fue decidido exclusivamente por el voto del público, Bernarda alcanzó una notable cuarta posición. El triunfo fue para Anne Mosters, pero la relevancia de Brunović va mucho más allá de cualquier clasificación televisiva. Su presencia en el escenario ha sido, para muchos espectadores, un recordatorio de que el talento, la fe y la dignidad humana no dependen de la perfección física ni del éxito inmediato.

Bernarda nació ciega. Durante el embarazo, a sus padres se les aconsejó abortar debido a la discapacidad diagnosticada. Contra toda presión social y médica, dijeron sí a la vida. Ese sí ha marcado de manera decisiva el camino de su hija. “Estoy aquí porque mis padres decidieron tenerme. Esa experiencia me ha marcado para siempre”, afirma. A lo largo de su vida se ha sometido a 33 operaciones, ninguna de las cuales logró darle la vista. Sin embargo, lejos de la queja o el resentimiento, su mirada sobre la realidad es profundamente luminosa. “No sé lo que es ver, pero sé lo que es ser amada”, explica. Por eso insiste en que su ceguera no la define: “Mi ceguera es solo una de mis características, no dice quién soy”.

Lo que verdaderamente la define se manifiesta en el escenario. Su voz, poderosa y a la vez delicada, hunde sus raíces en el soul y el gospel, géneros estrechamente vinculados a la experiencia espiritual. No es casualidad que su música conmueva de forma especial: nace de su vida interior y de una fe asumida sin complejos. Ya en 2018 llegó a las semifinales de este concurso, entonces en el equipo de Michael Patrick Kelly. Desde entonces, su presencia en la escena musical no ha dejado de crecer, consolidándose como una artista con identidad propia.

Brunović no oculta su fe cristiana. Al contrario, la vive con naturalidad, también en un contexto mediático poco propicio. En la semifinal agradeció públicamente a Dios, un gesto que no pasó inadvertido. “La gente reacciona de maneras muy diferentes”, explica cuando le preguntan por ello en una entrevista concedida a Die Tagespost. “Pero yo solo puedo mostrarme tal y como soy. Para mí, la fe y la música encajan a la perfección. No se puede complacer a todo el mundo, ¿pero quién puede hacerlo?”

Para ella, no se trata de una evangelización forzada, sino de coherencia vital. “La fe es mi vida. Creo que, como Iglesia, debemos ser conscientes una y otra vez de lo hermosa que es nuestra fe. El Evangelio es una buena noticia. ¿Por qué no compartir esta alegría?”, afirma en dicha entrevista. Y añade que, en medio de la presión mediática, su confianza está bien anclada: “Dios es Dios, yo no lo soy. Por eso la presión externa no me asusta. La fe me da luz y fuerza”.

Su universo musical se mueve entre el gospel, el blues, el funk, el R&B y el jazz. En enero de 2025 publicó el sencillo “My Own Kind of Woman”, una afirmación de identidad y dignidad personal. Paralelamente, Bernarda Brunović ha completado un máster en Filosofía y Teología, convencida de que la fe también debe pensarse. Su espiritualidad no es un adorno, sino el centro de su vida. “Dios es quien dirige mi vida”, afirma con sencillez. El versículo evangélico “Bienaventurados los que no ven y, sin embargo, creen” la acompaña desde joven y se ha convertido en una auténtica brújula interior.

Su biografía la ha convertido también en una voz clara en defensa de la vida. Su canción “Welcome on Earth” está considerada por muchos como un himno provida: una invitación a acoger cada vida humana como un don, incluso cuando llega acompañada de fragilidad. En un tiempo que mide el valor de las personas por su funcionalidad, Brunović recuerda, con su sola existencia, que toda vida merece ser vivida y celebrada. Ella expresa un deseo que resume su visión cristiana del mundo: “Sueño con una sociedad que pueda aceptar y amar a todas las personas, quizá no siempre desde el sentimiento, pero sí desde una actitud benevolente”.

Para ella, la música es testimonio y misión. En su página web escribe: “El amor por la diversidad me permite cantar y escribir canciones sobre el amor, la vida y todo lo que hay entre medias. La música no es solo una parte de mi vida, es mi elixir vital”. Más allá del resultado final del concurso, Bernarda Brunović ya ha ganado algo más importante: ser una voz creíble que canta la vida, la fe y la esperanza en medio del mundo.

José M. García Pelegrín, ReL

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Tomar la cruz: la actitud del cristiano para todo el año

 

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Nos quejamos con frecuencia de las dificultades de la vida, y cuando las comparamos con la cruz de otro cristiano, nos damos cuenta de que Dios sabe lo que hace

Estamos avanzando hacia el final del año civil. Inevitablemente volteamos hacia atrás en el tiempo que hemos vivido y recordamos lo bueno y lo malo. Sobre todo esto último. La tentación de la queja aflora cuando viene a la mente "la cruz que nos ha tocado vivir", pero cuando conocemos la de otro cristiano - o no cristiano -, entendemos que Dios no se equivoca.

Una actitud para todo el año

Y es que cuando se acerca el fin del año civil, entramos en la dinámica de los propósitos para los siguientes doce meses. Por supuesto, nadie piensa en que vendrán dificultades - ¿quién no las tiene? - sino que planeamos con optimismo las metas a lograr.

Entonces, cuando llegan los inesperados problemas inmediatamente nos rebelamos porque los proyectos no han salido como queremos. Obviamente, estas situaciones no están anunciadas en ningún calendario. Simplemente ocurren.

Es en ese momento en el que tendremos que recordar que cada quien tiene una cruz "a la medida" y adoptar una actitud de confianza en la providencia divina, no solamente en Adviento, Navidad o Cuaresma, sino todo el año.

Perder para ganar

Durante la catequesis del Ángelus del 19 de junio de 2016 , el Papa Francisco explicaba:

"Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame" (Mt 16, 24) . No se trata de una cruz ornamental, o de una cruz ideológica, sino que es la cruz del propio deber, la cruz del sacrificarse por los demás con amor —por los padres, los hijos, la familia, los amigos, también por los enemigos—, la cruz de la disponibilidad para ser solidarios con los pobres, para comprometerse por la justicia y la paz.

El Santo Padre destacó también que:

Asumiendo esta actitud, estas cruces, siempre se pierde algo. No debemos olvidar jamás que "quien perderá la propia vida [por Cristo], la salvará". Es un perder para ganar.

A cada quien su cruz

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Aunque a veces nos parezca que el peso de la cruz nos vence, bastaría con compararla con la de otros hermanos que cargan con enfermedades, pérdidas económicas, muertes de familiares, tragedias comunitarias... si pensamos en que nuestra realidad no está exenta de problemas, pero es distinta, comprenderemos que Dios no nos da más de lo que podemos sobrellevar.

Por eso, el Papa Francisco nos anima:

 "Jesús, mediante su Espíritu Santo, nos da la fuerza para ir hacia adelante en el camino de la fe y del testimonio: actuar de acuerdo con lo que creemos; no decir una cosa y hacer otra. Y en este camino la Virgen siempre está cerca nuestro y nos precede: dejémonos tomar de la mano por ella, cuando atravesamos los momentos más oscuros y difíciles".

Mónica Muñoz, Aleteia

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