Queremos llevar el amor del Hijo de Dios a todos los hombres. Ha permitido que le abran el Corazón con una lanza para que esté abierto para todos. Que el Corazón de Jesús nos ayude a ser sus testigos. Para ello invocamos la ayuda de la Madre de Dios, Nuestra Señora del Sagrado Corazón de Jesús.
Un testimonio que revela cómo la vida matrimonial, vivida con fe y propósito, puede transformar el corazón y convertirse en camino de plenitud
El matrimonio, lejos de ser solo compañía, se convierte en una vocación que pule, transforma y revela el propósito de nuestro Creador. Cuando el matrimonio se vive con Dios al centro, deja de ser un reto y se convierte en propósito.
Una mezcla de factores lleva a los cristianos a ser perseguidos y a vivir en un infierno
Un informe señala que 7.000 cristianos fueron masacrados en los primeros 220 días de 2025.
El 2025 llega a su fin y la difícil situación de los cristianos que viven en Nigeria sigue siendo muy grave. El año ha puesto de manifiesto lo frágil que es vivir en este país siendo cristiano, incluso cuando los fieles se esfuerzan por sobrevivir con valentía, esperanza y comunidad.
De hecho, en ningún lugar es más visible la crisis de la persecución a los cristianos que en Nigeria, donde grupos islamistas militantes y milicias extremistas de pastores siguen devastando aldeas cristianas, secuestrando a sacerdotes y laicos y destruyendo hogares e iglesias. Pero no es el único factor.
Secuestros masivos contra niños
En una de las últimas muestras de la tragedia, el padre Emmanuel Ezema fue secuestrado el pasado 2 de diciembre en su residencia de la iglesia de San Pedro en Rumi, en el estado de Kaduna, según informó la diócesis de Zaria el 3 de diciembre.
El 21 de noviembre, en uno de los peores casos de secuestros de la historia reciente del país más poblado de África, más de 300 niños fueron secuestrados a punta de pistola, junto con sus profesores, de la escuela católica St. Mary's en Papiri, en el centro de Nigeria.
Cincuenta lograron escapar y se reunieron con sus familias, y Nigeria consiguió la liberación de otros 100, según informó Reuters el 8 de diciembre.
Sunday Gbazali, padre de 12 hijos, cuyo hijo de 14 años se encontraba entre los secuestrados, declaró a Reuters dos semanas después del secuestro que apenas dormía y que su esposa lloraba constantemente pensando en su hijo.
Funeral de sacerdote en Nigeria.archivo.
En el noreste, especialmente en diócesis como la de Maiduguri, los cristianos viven bajo la amenaza constante de los militantes y los pastores violentos. Como dijo el obispo John Bogna Bakeni de Maiduguri: "Cada día es una gracia... porque nunca sabemos lo que va a pasar en la próxima hora".
"Mientras bandas asesinas continúan sembrando el terror entre ciudadanos indefensos, condenamos firmemente estas atrocidades que han causado una angustia indescriptible. Es motivo de profunda preocupación que varias comunidades predominantemente cristianas, especialmente en las regiones del norte y centro del país, hayan sido objeto de repetidos y brutales ataques, con graves pérdidas", denunció la Conferencia Episcopal.
Los obispos están convencidos de que el aumento de la criminalidad es signo de una profunda crisis institucional y que el Gobierno debe hacer todo lo posible para aumentar la seguridad ciudadana y llevar ante la Justicia a los responsables de crímenes horrendos que corren el riesgo de socavar la cohesión nacional.
Pero también llaman la atención sobre "las persistentes violaciones de los derechos y libertades de las minorías cristianas en varios estados del norte. La negación de terrenos para la construcción de iglesias, en particular, dentro de las instituciones federales, y la destrucción de lugares de culto cristianos, especialmente en el punto álgido de la insurgencia de Boko Haram: son cuestiones que requieren una acción gubernamental urgente y decisiva".
Bulus Dauwa Yohanna, obispo de Kontagora, la diócesis de la Escuela Santa María atacada por bandidos, comentó: "Creo que los bandidos buscan blancos fáciles. Por ejemplo, en el estado de Kebbi, casi todos los musulmanes fueron secuestrados. Por lo tanto, creo que algunos de estos movimientos están compuestos por verdaderos delincuentes que simplemente buscan lucrarse".
Cifras alarmantes
El 31 de octubre, el presidente Donald Trump anunció que Estados Unidos volvería a designar a Nigeria como "país de especial preocupación" en materia de libertad religiosa y amenazó con suspender la ayuda no humanitaria y tomar "medidas" si el Gobierno nigeriano no actuaba con rapidez para proteger a los cristianos de la violencia extremista.
El último informe del grupo de defensa Intersociety reveló que cada día mueren una media de 32 cristianos en Nigeria. El informe, publicado en agosto, indica que hasta 7.000 cristianos fueron masacrados en todo el país en los primeros 220 días de 2025.
En mayo de 2025, el director para África de Open Doors, Joshua Williams, lo explicaba así en un encuentro de líderes cristianos en Nairobi: en los últimos 15 o 20 años, 19.000 iglesias o capillas han sido atacadas y dañadas en África, y de esas, 15.000 estaban en Nigeria.
Solo el año pasado, más de 3000 cristianos fueron asesinados por su fe y casi la misma cantidad fueron secuestrados.
Sacerdotes son secuestrados y ejecutados con una frecuencia escalofriante. Aldeas enteras han sido vaciadas. Las iglesias siguen siendo cáscaras quemadas.
En un artículo reciente, Thomas Edwards destacó el caso de Deborah Samuel. Tenía diecinueve años cuando pidió a sus compañeros de clase que dejaran de convertir un grupo de WhatsApp en un foro de propaganda religiosa. La sacaron a rastras de la custodia policial, la apedrearon y la quemaron viva. Solo dos personas fueron acusadas, y el caso fue desestimado. Un policía incluso se filmó celebrando su asesinato. El caso incluso se comentó en el Europarlamento, sin que llegara a aprobarse una condena explícita.
El padre Sylvester Okechukwu fue atado y recibió un disparo en la cabeza a quemarropa. Dos años antes, el padre John Mark Cheitnum, conocido por su amabilidad, fue ejecutado simplemente porque sus captores temían que caminara demasiado despacio.
El clero no es el único objetivo. En Kano, una abuela de setenta y cuatro años llamada Bridget Agbahime fue asesinada a golpes por una turba por oponerse al lavado ritual frente a su tienda. Se arrodilló para rezar mientras la mataban.
El conflicto en Nigeria es multifacético pero detrás de esa complejidad también se esconde la persecución religiosa. Sin embargo, en el noroeste, el bandidaje y la criminalidad alimentan una violencia que no siempre es explícitamente religiosa.
Boko Haram, por ejemplo, nunca ha ocultado su intención de expulsar a los cristianos de la región. Y en partes del Cinturón Medio, el patrón de ataques es lo suficientemente sistemático como para convencer a los líderes cristianos de que las comunidades cristianas están siendo desestabilizadas deliberadamente y, en algunos casos, expulsadas de sus tierras.
Las propuestas del responsable de la Unidad Móvil de Atención en Crisis del Centro de Humanización de la Salud San Camilo
Es posible evitar un suicidio. Lo saben los que cada mañana agradecen con fuerza poder dar los buenos días a un familiar al que apoyaron cuando pasaba un mal momento. Y tantos profesionales dedicados a acompañar a personas que se autolesionan o tratan de quitarse la vida.
¿Pero cómo detener a una persona que ha determinado matarse?
Seguramente cada caso es un mundo, pero algunas cosas le han funcionado al responsable de la Unidad Móvil de Atención en Crisis del Centro de Humanización de la Salud San Camilo de Madrid, Valentín Rodil.
Él compartió su experiencia en el taller “El suicidio, de la rendición a la lucha por la vida”, el pasado mes de noviembre en el arzobispado de Madrid.
Para Rodil, el elemento central para prevenir un suicidio, tanto en jóvenes como en mayores, es el vínculo afectivo. La conversación, la escucha, el respeto, la cercanía y la comunidad ayudan a evitar una muerte así.
Cercanía
Ante la posibilidad de un suicidio, Rodil invita a responder con cercanía, expresada en “una palabra, un gesto, la disponibilidad de alguien para escuchar sin juzgar”.
Es importante “aprender el idioma” de quien piensa en el suicidio para poder ayudarle a tomar conciencia de su situación y de las cosas buenas de su vida.
Si la persona que desea morir no quiere ser ayudada, “no nos olvidamos del tema; lo respetamos y, además, se lo decimos”, propone, para “mantener la comunicación abierta”.
En su opinión, la ayuda a alguien para que desista de suicidarse “no se puede afrontar solo: es demasiada carga y además te puede fallar el juicio”.
“Algo me mata por dentro”
Rodil, que es psicólogo y teólogo, compartió en el taller un audio de una chica de 20 años que explicaba su experiencia:
“Soy invisible, necesito ayuda, algo me mata por dentro…; pensé 'o salgo ahora mismo de clase, o reviento y no vuelvo a casa'; fui a Orientación y la chica de repente me abrazó y me estuvo escuchando como dos horas, fue como si llevara una mochila llena de piedras y alguien me la sujetara por un ratito”.
La escalera de la conducta suicida
Rodil también habló de una “escalera de la conducta suicida” con varios escalones:
1. La representación suicida: “No estoy bien, yo ya para qué estoy aquí”
2. La idea suicida: “Y si yo…”, es decir, alojar esa representación que va cristalizando poco a poco
3. La elaboración del plan: cómo, cuándo,…
4. La afirmación verbal: la amenaza suicida
5. El ensayo suicida
6. La ejecución, que a veces se logra y otras no
Una conversación difícil
Para detener la subida de esa escalera, Rodil propone una conversación en la que inicialmente la persona pueda valorarse y confesar las “zonas oscuras”.
Después anima a preguntar sobre las señales –“¿qué te ha pasado?”- o directamente “si está queriendo suicidarse”, y a avanzar según aumenta la confianza.
Al hablar, el experto invita a sembrar ambivalencias, con preguntas como “¿qué hace que no lo hayas hecho ya” y “¿qué anclajes tienes a la vida?”, porque “la persona, en esa misma oscuridad, vive miedo y atracción al mismo tiempo”.
Según Rodil, conversar con empatía, respeto y corazón, con un tono positivo y no acusatorio, puede ayudar a la persona a encontrar la mejor forma de solucionar sus problemas.