
Cuando se trata de llevar un mejor orden, tendemos a buscar herramientas cada vez más eficaces, y ciertamente, en esta época de carrera por la productividad son cada vez más variadas. Sin embargo, antes de hablar de "herramientas, sistemas de organización o listas de tareas", es importante dar sentido a nuestra organización, volviendo a conectar con estos pasos el objetivo último de nuestra vida como bautizados.
1CONOCER TU RAZÓN DE SER
El propósito de nuestras vidas no es nuestro ego. Tampoco es ser productivos o realizar multitud de tareas. La productividad no nos dará un propósito en la vida. Si vivimos para nuestra gloria, nuestra fama, nuestra comodidad, seguramente nos perderemos la razón de ser de nuestra existencia.
Al comienzo de sus Ejercicios Espirituales, san Ignacio de Loyola expone el "principio y fundamento" de los mismos: "El hombre ha sido creado para alabar, respetar y servir a Dios nuestro Señor, y así salvar su alma, y las demás cosas que hay sobre la faz de la tierra han sido creadas para el hombre, y para ayudarle en la consecución del fin para el que ha sido creado".
2DESARROLLA TU MAGNANIMIDAD

"La magnanimidad es la virtud de quien se considera digno de grandes cosas, de quien es consciente de su dignidad y de su grandeza, y afirma esta dignidad y esta grandeza en la acción" (Coaching con Juana de Arco, Ediciones Le Laurier, 2020). A lo largo de nuestra educación cristiana, hemos aprendido la importancia y el valor de la humildad, es decir, de ser fieles a nosotros mismos.
El escritor Alexandre Dianine-Havard, creador del "Sistema de Liderazgo Virtuoso", le ha devuelto el lugar que le corresponde. Es esencial si queremos comprender la grandeza de nuestras almas y la elevada misión a la que cada uno de nosotros está llamado.
La magnanimidad del cristiano se basa en su dignidad de "hijo" o "hija" de Dios. No hay mayor dignidad que esta.
3HONRAR EL DESCANSO DOMINICAL
Una vida ordenada implica discernir las propias prioridades. Afortunadamente, la Biblia arroja luz sobre este tema gracias al mandamiento del shabbat establecido en los libros del Deuteronomio (5, 12-15) y del Éxodo (20, 8-11).
Como cristianos, estamos llamados a cesar nuestras actividades los domingos y dedicar este día a "descansar en Dios". Es cierto que ya no tenemos que seguir al pie de la letra el ejemplo judío de cesar todo trabajo (los 39 trabajos enumerados en la Mishná judía).
Sin embargo, para santificar el domingo, vamos a misa; también podemos dedicar tiempo a estudiar la Biblia, rezar, alabar a Dios, recordar sus obras, incluida su Creación, y a nuestra familia, y abstenernos de ir de compras o trabajar.
4DEFINIR los PRINCIPALES ÁMBITOS DE RESPONSABILIDAD

Solo disponemos de 168 horas a la semana. Nuestro tiempo es limitado y, por tanto, precioso. Para evitar sobrecargarnos con tareas inútiles puede ser saludable definir nuestras principales áreas de responsabilidad. Es lo que nos aconseja Tim Challies en su libro Hacer menos. Mejor (Ediciones Blf, 2022).
La parábola de los talentos, explica, nos enseña una lección: Dios recompensa a quienes administran fielmente los bienes que se les confían (Mt, 25, 14-30). Así que podríamos preguntarnos: ¿qué bienes me ha confiado Dios? ¿Qué responsabilidades me ha dado?
El autor nos propone un pequeño ejercicio para responder a estas preguntas y organizar nuestras prioridades. Se trata de enumerar nuestras principales áreas de responsabilidad, por ejemplo:
- Personal (cuidar de mi cuerpo, mi alma, mi crecimiento espiritual)
- Familia (mis responsabilidades familiares, la gestión del hogar, las finanzas y la educación de mis hijos)
- Trabajo (mis responsabilidades en el trabajo, los proyectos que quiero desarrollar)
- Trabajo para la Iglesia y evangelización (difundir la Buena Nueva, servir a la Iglesia, participar en una obra de caridad)
- Amigos y entorno (cuidar de mis amigos y de los que me rodean)
5SELECCIONAR LAS HERRAMIENTAS DE ORGANIZACIÓN
Una vez establecido este marco, las herramientas son útiles para estructurar nuestros rituales diarios, nuestra disciplina de rutinas y domar así nuestra tendencia a la pereza o la procrastinación.
Existen multitud de herramientas que nos ayudan a gestionar mejor nuestras tareas, planificarlas en una agenda y clasificar la información que necesitamos en nuestro trabajo o vida personal. Entre ellas están Todoist.com, Google Calendar, Evernote y Obsidian. Lo importante es encontrar tus propias herramientas, unas que disfrutes utilizando de forma habitual.
Aliénor Strentz, Aleteia
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