sábado, 5 de octubre de 2024

Dos herramientas para la catequesis juvenil: el nuevo YouCat y «Catequesis en diálogo»


Un grupo de estudio con varias versiones del YouCat,
en 2024 ha salido una nueva edición


No hay duda de que es un gran reto transmitir a los jóvenes la fe, 
tanto la experiencia como sus contenidos, en un entorno muy distinto al
que vivieron sus padres... y hasta sus catequistas.

El catecismo YouCat (catecismo para jóvenes) es una herramienta
ya probada
, que nació poco antes de la JMJ de Madrid en 2011 y tiene
ya trece años de experiencia. A partir del catecismo de Juan Pablo II de
1992 y con ampliaciones de temas y un estilo director, ejemplos, citas y
modelos de santos, este catecismo joven de bolsillo se ha colocado
en millones de bolsillos y mochilas
.

Ahora se publica una nueva edición del YouCat, con prólogo del 
Papa Francisco.
 Esta edición tiene 320 páginas, cuesta 13 euros en
papel y 10 euros en ebook. Es una herramienta para sistematizar la
formación de los adolescentes y adultos jóvenes, y darle contenido.

En el Prólogo, el Papa Francisco dice al lector: "Os recomiendo este
catecismo. Se trata de un instrumento realmente eficaz,
 a fin de
cuentas, para alcanzar el corazón de nuestra experiencia de fe y para
dejarnos iluminar por él. Me refiero a la noticia siempre sorprendente
de Cristo resucitado
, quien nos alcanza, más allá del tiempo y del
espacio,
y nos sumerge siempre en el amor del Padre y del Espíritu".

Y plantea una pregunta: "¿Qué haría Cristo en mi lugar? Esta es la
contraseña para una vida verdaderamente 'viva' y alegre". Añade el Papa:
 "Os invito a leer este libro con confianza. Es más, me atrevo a deciros:
amad este libro, porque es fruto de amor. Descubriréis que no busca otra
cosa que despertar o volver a despertar en vosotros un amor grande
por Jesús
".

Catequesis en Diálogo es un libro para catequistas de jóvenes, con una metodología

Catequesis en Diálogo es un libro para catequistas de jóvenes, con una metodología.

Catequesis en diálogo: para catequistas

Catequesis en diálogo es un manual de 100 páginas para catequistas
 y formadores de catequistas,
 y también para "mentores" 
(acompañantes de jóvenes de edad de catequesis, o jóvenes
catecúmenos adultos).

Además de ser un manual para catequistas de primer anuncio, permite
 también ofrecer contenidos y dinámicas de formación y crecimiento
 (va más allá del primer anuncio).

Este libro explica la metodología "Missio Joven" que es una propuesta
 para formar a catequistas en un año y medio, que puedan trabajar con
los jóvenes.

También incluye un curso de siete días de «Forma al formador»: es
una formación para sacerdotes, catequistas y guías espirituales que
quieran aprender cómo establecer un contacto más cercano con sus
grupos. El libro contiene además una serie de indicaciones para ejercicios
 prácticos. Muchos de sus materiales de trabajo se pueden descargar
 en español en la página web de Youcat: https://youcat.org/es/

Hay que tener en cuenta que este libro lo ha preparado un equipo de
catequistas de todo el mundo, de Asia, de Sudamérica, de Estados Unidos,
de Europa, de África... por eso requiere una adaptación siempre a la
realidad de cada país y cada parroquia.
 La versión original en alemán
se publicó en 2023.

La idea clave de este manual es que "el catequista en diálogo se
asegura de que el centro de atención no es él, sino Jesús"
, insisten.

Catequesis en diálogo tiene unas 100 páginas y vale 10 euros (o 9,6 en
compra online en la web de Encuentro), tanto en papel como en ebook.

Puede adquirir Catequesis en Diálogo aquí en Encuentro












La Divina Misericordia predicada por Santa Faustina Kowalska y sus visiones, una devoción que crece

El 5 de octubre es la fiesta de Santa Faustina


Procesión de devotos de la Divina Misericordia en Caracas, Venezuela...
por todo el mundo crece esta devoción

santa_faustina_kowalska

La devoción a la Divina Misericordia no es nueva, viene de antiguo. Sin embargo, en los últimos años ha arraigado en varios grupos de apostolado en España y en todo el mundo, siguiendo la herencia de Faustina Kowalska.

Este carisma se extiende rápidamente y en él ya han profundizado muchos fieles que quieren seguir los pasos de esta santa polaca, cuya fiesta (de la santa) celebra la Iglesia el 5 de octubre.

En 1922, Helena Kowalska, una joven polaca de 18 años, pidió permiso a sus padres para ingresar en un convento, porque se sentía llamada a la vida religiosa. Tras recibir su negativa, Helena fue poco a poco entregándose a una vida de frivolidades. 

Sin embargo, sus aficiones y vanidades no conseguían satisfacer su corazón. Un día de 1924, durante un baile, mientras todos se divertían, sintió una profunda tristeza. Tuvo entonces una de sus primeras visiones de Jesús crucificado que, con el cuerpo cubierto de llagas, le decía: “Helena, hija mía, ¿hasta cuándo me harás sufrir; hasta cuándo me negarás?”.

Al instante, la joven abandonó el baile y se dirigió a la iglesia más cercana, que resultó ser la catedral de San Estanislao de Kostka. Allí pidió al Señor ayuda para saber qué hacer, pidió perdón por sus pecados y escuchó cómo Jesús le decía: “Ve inmediatamente a Varsovia, allí entrarás en un convento”. Así fue como, en agosto de 1925, y no sin dificultades, Helena Kowalska pasó a ser sor Faustina. Posteriormente, describiría en su diario de casi seiscientas páginas, desde 1931 hasta 1938, diversas visiones místicas de Jesús en su Pasión.

Las dos versiones del Jesús en tí confío del cuadro de la Divina Misericordia
A la izquierda el Cristo de la Divina Misericordia y a la derecha la versión de Vilnius, realizada a petición del confesor de sor Faustina, el padre Sopocko

Vivió 13 años como religiosa y murió en 1938, a los 33 años, de tuberculosis. Su fama de santidad fue multiplicándose. En 1966, sus restos fueron trasladados a una capilla, sobre la cual, con el tiempo, se construiría el santuario de la Divina Misericordia de Cracovia.

Doce promesas de Jesús

Esta devoción y el eco de las promesas que Jesús hizo a santa Faustina se universalizaron cuando –siguiendo las indicaciones recogidas en esos escritos–  san Juan Pablo II instituyó la Fiesta de la Divina Misericordia cada primer domingo de Pascua tras el domingo de Resurrección. En 2016 cobró nueva fuerza después de que el Papa Francisco se apoyase en ella para convocar el Jubileo de la Misericordia.

La Iglesia ha reconocido la veracidad de las visiones místicas de santa Faustina, incluidas las doce promesas que Jesús le hizo para quien venerase su Divina Misericordia a través de su imagen y rezase la Coronilla en la Hora de la Misericordia (a las tres de la tarde).

Santa Faustina se confiesa con el padre Spocko en la película clásica de 1994

Santa Faustina se confiesa con el padre Spocko en la película clásica de 1994.

Entre esas doce promesas destaca la de que “por la propagación de la Divina Misericordia durante toda su vida, el alma será protegida por Cristo como una madre cariñosa protege a su hijo recién nacido y, a la hora de la muerte, no será para ella Juez, sino Salvador”.

Rezar y actuar

Ahora, las realidades eclesiales que han surgido en torno a esta devoción comienzan a unirse alrededor del Apostolado de la Divina Misericordia y el lema:  “Lo único que puede cambiar el mundo es la misericordia de Dios”.

Según cuenta a Misión el sacerdote Pedro Miret, presidente del Apostolado de la Misericordia en Valencia, en España estos grupos “comenzaron como una devoción de varios sacerdotes, a quienes se fueron uniendo otras personas para profundizar en el amor de Dios y rezar juntos”.


En su diario, santa Faustina relató sus experiencias más íntimas con Dios

En España, el Apostolado lleva pocos meses instituido como asociación pública de fieles, y busca unificar su identidad y objetivos. Para ello, en octubre de 2016 se celebró en Madrid el Congreso Nacional de la Divina Misericordia (www.divinamisericordia.es), al que asistieron varios obispos y más de cuatrocientos miembros de grupos de toda España.

Estos grupos aglutinan a sacerdotes, religiosos y seglares que desean vivir la misericordia en sus vidas, y que trabajan las enseñanzas de formación y oración que reciben desde Cracovia.

Además, rezan la Coronilla en la Hora de la Misericordia, se forman en las Escrituras, profundizan en los mensajes que el Señor dejó por medio de santa Faustina y realizan obras de misericordia espirituales y materiales para llevar el amor infinito de Dios a todos, y que la misericordia no sea un lema abstracto, sino un proyecto de vida concreto.

¿Por qué se reza la Coronilla?

Según afirma santa Faustina, en una de sus visiones místicas –aprobadas por la Iglesia– Jesús le animó a propagar el rezo de la Coronilla, y le explicó: “Deseo conceder gracias inimaginables a aquellos que confían en mi Misericordia”.

Quien la rece “recibirá gran misericordia a la hora de su muerte; los sacerdotes la recomendarán a los pecadores como su último refugio de salvación; y aun si el pecador más empedernido hubiese recitado esta Coronilla al menos una vez, recibirá la gracia de Mi infinita Misericordia”.

En otra ocasión, Jesús pidió escribir a santa Faustina que “cuando se rece esta Coronilla en presencia del moribundo, Yo me pondré entre mi Padre y él, no como Justo Juez, sino como Misericordioso Salvador”.

¿Cómo se reza?

Se utilizan las cuentas del rosario. Se inicia con un Padre nuestro, un Avemaría y un Credo. Al iniciar cada decena, en la cuenta del Padrenuestro, se reza: “Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de tu amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, para el perdón de nuestros pecados y los del mundo entero”.

En las cuentas del Avemaría, se reza: “Por su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero”. Al finalizar, se repite tres veces: “Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero”.

¿Cuál es la Hora de la Misericordia?

Según afirma santa Faustina Kowalska, en otra de sus visiones místicas de Jesús, fue Él mismo quien le dijo: “A la hora de las tres, implora mi misericordia, especialmente por los pecadores; y aunque sea por un brevísimo momento, sumérgete en mi Pasión, especialmente en mi desamparo en el momento de la agonía. Esta es la hora de mi gran misericordia para el mundo entero. Te permitiré entrar dentro de mi tristeza mortal. En esta hora, no le rehusaré nada al alma que me lo pida por los méritos de mi Pasión”.

(Artículo publicado originariamente en Revista Misión, www.revistamision.com, por Blanca Ruiz Antón en 2017)

Vea también   Cinco razones para rezar la Coronilla de la Divina Misericordia



























viernes, 4 de octubre de 2024

Las comidas en familia tienen cinco grandes frutos

 

family dinner

Las comidas suelen ser un momento de convivencia y cercanía, por eso hay que revivir su importancia y beneficios sociales y espirituales

La convivencia en familia, durante las comida, es fundamental para el bienestar y la cohesión de las relaciones interpersonales dentro del hogar. Compartir las comidas no solo proporciona una oportunidad para nutrir el cuerpo, sino también para fortalecer los lazos afectivos y fomentar una comunicación abierta y efectiva. 

Al vivir envueltos en la rutina diaria, con el trabajo, la escuela y las actividades cotidianas, las familias comen separadas: los niños comen en la escuela, los adultos comen en el trabajo y cada uno tiene horarios diferentes, por lo que muchos solo tienen el momento de la cena o los fines de semana para comer juntos.

Un espacio de valor, integridad y conocimiento

Family

Las comidas familiares pueden servir como un espacio para enseñar y aprender valores, tradiciones y hábitos saludables para cada integrante de la familia.

En un mundo cada vez más agitado y digitalizado, mantener estos rituales de convivencia es esencial para preservar la cercanía y el apoyo mutuo, que son cruciales para el desarrollo emocional y social de cada miembro de la familia.

Esta es una lista de razones por las cuales deben empezar a reservar tiempo para comer juntos cada vez que se pueda y convivir sin factores externos que dispersen a los miembros de la familia.

1Tiempo de calidad

Durante la comida pueden aprovechar para que cada uno comparta cómo le fue en su día, qué aprendieron en la escuela o en el trabajo. Inclusive, qué es lo que más destacan de su día. 

Así, cada uno tiene oportunidad de compartir sus experiencias, mientras conocen y escuchan la de los demás. Esta oportunidad es excelente para conocerse y no actuar cada uno por separado al grado de ni siquiera conocer su vida.

2Incrementa la unión con Dios

Al iniciar la comida, una vez que todos estén reunidos, es momento de orar y dar gracias por los alimentos y por todo lo que Dios provee en cada familia, incluso la convivencia. De esta forma hacen a Dios parte de su convivencia familiar y se desarrolla el don de la gratitud en chicos y grandes. 

3Modales y valores

La mesa es un momento clave para enseñar a los hijos sobre aquellos modales que nunca pasarán de moda, como lavarse las manos antes de comer, no hablar con comida en la boca, no masticar con la boca abierta y el uso correcto de los cubiertos y de la palabra. Finalmente, la puntualidad también puede aprenderse en la comida, puesto que todos sabrán la importancia de comer juntos y esperar a que todos estén en la mesa para iniciar. 

4Servicio a Dios y al prójimo

Este también es un momento de potenciar actitudes como el servicio y la caridad, puesto que cada uno puede ayudar de diferentes formas: algunos pueden cocinar, otros pondrán la mesa y, finalmente, alguien más se encargará de la limpieza una vez que termine la comida. 

5Un espacio libre y sano

Muchas familias dejan encendido el televisor, olvidándose de la convivencia con los demás. Durante las comidas puedes apagar el televisor, así como tener una caja o espacio donde cada uno coloque su celular y evitar distracciones, tanto en chicos como en adultos. 

No te olvides de que estos momentos juntos los mantendrán unidos como familia y los harán conectarse cada día o en cada oportunidad que haya de estar juntos, inclusive en la sobremesa. Después de comer pueden dedicar un tiempo para jugar un juego de mesa o seguir conversando juntos.

Karen Hutch, Aleteia

Vea también    Espiritualidad en Familia


















4 de octubre, San Francisco de Asís: predicó a mahometanos, creó el belén, tuvo los estigmas...


Elio Germano, interpretando a San Francisco de Asís
en la película L'Ami (François d'Assise et ses frères)

Francisco de Asís nació en Italia en 1181 ó 1182. Como hijo de un padre comerciante y una madre perteneciente a una familia noble, su situación económica siempre fue desahogada.

Bautizado como Juan, desde joven le apodaron Francesco por ser Francia uno de los focos de comercio de su padre. En su juventud acostumbraba a gastar mucho dinero, pero también mostró un acentuado interés en dar limosnas a los pobres.

Cuando rondaba los 20 años, Francisco fue hecho prisionero durante un año por los pleitos entre las ciudades de Perugia y Asís, lo que trató de sobrellevar con alegría. Al ser liberado, el santo cayó gravemente enfermo, fortaleciéndole y haciendo madurar su espíritu.

Al sanar, Francisco decidió formar parte del ejército, se compró una costosa armadura y un manto que regaló a un caballero mal vestido y pobre. Dejó de combatir y volvió a su antigua vida pero sin tomarla tan a la ligera. Se dedicó a la oración y después de un tiempo tuvo la inspiración de vender todos sus bienes y comprar la perla preciosa de la que habla el Evangelio.

Francisco comenzó a visitar y servir a los enfermos en los hospitales, regalándoles vestidos y dando frecuentes limosnas.

"Francisco, repara mi casa"

Un día, mientras rezaba en la iglesia de San Damián en las afueras de Asís, el crucificado le habló directamente:  "Francisco, repara mi casa, pues ya ves que está en ruinas".

Francisco decidió ir y vender su caballo y unas ropas de la tienda de su padre para tener dinero para arreglar la Iglesia de San Damián. Llegó ahí y le ofreció al padre su dinero y le pidió permiso para quedarse a vivir con él. El sacerdote le dijo que sí se podía quedar ahí, pero que no podía aceptar su dinero.

Al enterarse de lo sucedido, su padre fue a la Iglesia de San Damián pero su hijo se escondió, pasando días en oración y ayuno.

A su regreso, su padre lo llevó a su casa y lo golpeó, le puso grilletes en los pies y lo encerró en una habitación, teniendo él 25 años.

Su madre se encargó de ponerle en libertad y él se fue de nuevo a San Damián. Su padre fue de nuevo a por él, golpeándole y advirtiéndole de que si no regresaba a su casa, le desheredaría.

Francisco no tuvo problema en renunciar a la herencia y del dinero de los vestidos pero dijo que pertenecía a Dios y a los pobres. Su padre le obligó a ir con el obispo de Asís quien le sugirió devolver el dinero y tener confianza en Dios. San Francisco devolvió en ese momento la ropa que traía puesta para dársela a su padre. Acto seguido, el obispo regaló a San Francisco un viejo vestido de labrador que tenía al que San Francisco le puso una cruz con un trozo de tiza y se lo puso.

El joven partió buscando un lugar para establecerse. En un monasterio obtuvo limosna y trabajo como si fuera un mendigo, vistiéndose con una túnica, un cinturón y unas sandalias que le regalaron.

Luego regresó a San Damián y fue a Asís para pedir limosna para reparar la Iglesia, donde soportó las burlas y el desprecio. Una vez hechas las reparaciones de San Damián hizo lo mismo con la antigua Iglesia de San Pedro. Después se trasladó a una capilla benedictina llamada Porciúncula, en una llanura cerca de Asís.

Sus primeros seguidores

Allí, Francisco regaló sus sandalias, su báculo y su cinturón y se quedó solamente con su túnica sujetada con un cordón. Comenzó a hablar de la penitencia, tocando el corazón de quienes le escuchaban y al saludar siempre lo hacía con un "la paz del Señor sea contigo".

Francisco tuvo pronto numerosos seguidores y algunos querían hacerse discípulos suyos. El primer discípulo fue Bernardo de Quintavalle, un rico comerciante de Asís.

Juntos asistían a misa y estudiaban la Sagrada Escritura para conocer la voluntad de Dios. Bernardo vendió cuanto tenía y repartió lo ganado entre los pobres y después se incorporaron Pedro de Cattaneo y el hermano Gil.

En 1210, cuando el grupo contaba ya con 12 miembros, Francisco redactó una regla breve e informal que consistía principalmente en los consejos evangélicos para alcanzar la perfección. Con ella se fueron a Roma a presentarla para obtener la aprobación del Sumo Pontífice, lo que concedió Inocencio III.

Entre nieve y zarzas por mantener la gracia

Desde su conversión, Francisco mostró una elevada abnegación. Se cuenta que en su cambio de vida, cuando sufría tentaciones, no dudaba en revolcarse sobre la nieve para evitarlas o en disciplinarse e incluso adentrarse entre zarzas.

También es conocida la cercanía que Francisco mostraba con animales y naturaleza, especialmente cuando "reprendió" a un grupo de golondrinas en plena predicación: "Hermanas golondrinas: ahora me toca hablar a mí; vosotras ya habéis parloteado bastante".

Predicando a los mahometanos y haciendo el primer belén

Con la orden ya constituida, esta empezó a crecer y Francisco no dudó en ir a predicar ante el mismo sultán de Egipto Malek-al-Kamil, a quien no dudó en invitarle a abrazar la fe arriesgando su vida y diciéndole: "Si tú y tu pueblo estáis dispuestos a oír la palabra de Dios, con gusto me quedaré con vosotros. Y si todavía vaciláis entre Cristo y Mahoma, manda encender una hoguera; yo entraré en ella con vuestros sacerdotes y así veréis cuál es la verdadera fe".

Se dice que el sultán, impresionado, respondió: "Si todos los cristianos fueran como él, entonces valdría la pena ser cristiano".

La predicación no tuvo éxito. Su siguiente misión sería la de revisar la regla de la orden y mantener la pobreza y la humildad como rectoras de la misma, buscando suprimir la posesión de bienes materiales entre los frailes menores. La regla sería aprobada como tal, en la línea propuesta por su fundador, en 1223 por Honorio III. Sería también por esas fechas cuando Francisco llevó a cabo el primer belén navideño, aunque distinto a los que se realizan a día de hoy, cuando en una gruta de Greccio colocó el pesebre, una mula y un buen, tras afirmar su deseo de emular el nacimiento con estas palabras: "Deseo celebrar la memoria del niño que nació en Belén y quiero contemplar de alguna manera con mis ojos lo que sufrió en su invalidez de niño".

El milagro de los estigmas 

No pasó mucho tiempo, menos de un año, hasta que en 1224 se sucedió el milagro de los estigmas, retirado en el Monte Alvernia, imprimiéndose en su cuerpo las señales de la pasión y pasando a cubrir su manos con las mangas del hábito.

Enfermo, el santo enamorado de la pobreza y la abnegación, llegó a afirmar: "Nada me consuela tanto como la contemplación de la vida y Pasión del Señor. Aunque hubiese de vivir hasta el fin del mundo, con ese solo libro me bastaría".

También predicó abundantemente sobre la vigilancia espiritual y la vivencia de la gracia: "Cuidémonos mucho de la malicia y astucia de Satanás, el cual quiere que el hombre no tenga su mente y su corazón dirigidos a Dios. Y anda dando vueltas buscando adueñarse del corazón del hombre y, bajo la apariencia de alguna recompensa o ayuda, ahogar en su memoria la palabra y los preceptos del Señor, e intenta cegar el corazón del hombre mediante las actividades y preocupaciones mundanas, y fijar allí su morada".

Bienvenida, hermana Muerte

La salud de San Francisco se fue deteriorando desde entonces, quedando debilitado y prácticamente sin vista. En 1225, poco antes de morir, dictó un testamento en el que recomendaba a los hermanos observar la regla y trabajar manualmente para evitar la ociosidad y dar buen ejemplo.

Al enterarse que le quedaban pocas semanas de vida, dijo "¡Bienvenida, hermana Muerte!", pidiendo después que lo llevaran a Porciúncula. Murió el 3 de octubre de 1226 después de escuchar la pasión de Cristo según San Juan. Tenía 44 años de edad.

ReL

Vea también     Florecillas de San Francisco (docx)