A los 24 años, Anase endrentó a la maternidad sin planearlo. "Este chico y yo nunca estuvimos juntos, pero teníamos una buena relación. Ocurrió una vez. Ninguno de los dos tenía intención de continuar la relación", cuenta.
La noticia la conmocionó. "No podía comprender lo que estaba pasando". Ana compartió con él la noticia en cuanto se enteró. "Él estaba a favor del aborto, habló con sus padres, que le apoyaron en su decisión. Yo también había pensado mucho en el aborto", admite.
La primera solución posible: el aborto
A pesar de que nunca sintió ninguna presión ni actitud grosera por parte del padre, era consciente de que, si se quedaba con el niño, tendría que ocuparse ella misma de él.
Recuerda sentirse poco preparada, inmadura y fuera de lugar para cuidar de otra persona. Antes había dado por sentado que mantendría a su hijo en una situación así. "Pero cuando estás en esa situación, no es tan fácil", dice.
"Sentí que sería extremadamente difícil para mí, no sé cómo podría seguir viviendo con eso y trabajando con mis niños al mismo tiempo. Si me hubieran preguntado hace cinco años, habría dicho que no quería tener hijos, y si los tuviera, los tendría con alguien con quien pudiera ser un ejemplo de amor auténtico. Me parecía que ni siquiera un niño sacaría nada bueno de esta situación".
La decisión de dar a luz se impuso
Tras barajar varios escenarios posibles, Ana tomó probablemente la decisión más valiente de su vida: seguir adelante y tener el bebé a pesar de la situación. Mantuvo abierta la opción de la adopción. "Si no hubiera tenido tanto apoyo, la adopción me habría parecido una opción más realista".
Recibió mucho apoyo de su familia, especialmente de su madre. La opinión de su padre también significó mucho para ella, a pesar de que está luchando contra la demencia debido a un traumatismo. Sus amigos y compañeros de equipo también la han apoyado.
Miedo a ser juzgada
Durante el bachillerato y los primeros años de universidad fue una una feligresa activa en Rakovnik. Cuenta que había estado alejada de la vida parroquial desde poco antes de su coronación, y que durante su embarazo le resultó extremadamente difícil volver.
"Antes era 'trabajadora', un ejemplo para los jóvenes, intentaba transmitir valores, luego estuve fuera una temporada y volví embarazada. Me sentí terriblemente avergonzada".
Y continúa: "Cuando le conté a mi amiga el (mal) ejemplo que estaba siendo, me animó diciéndome que yo podía ser un ejemplo manteniendo a mi hijo en esta situación. Quizá ese ejemplo sea aún más importante. Cuando los cristianos nos encontramos en un punto en el que claramente hemos hecho algo mal, cómo reaccionamos en esa situación es quizá aún más importante. Se mire como se mire, todos cometemos errores".
Convertirse en madre de una niña
En junio de 2022, Ana dio a luz a su hija Paulina. "No me sentí tan abrumada por las emociones cuando nació. Pero me pareció muy guapa desde el principio", dice sonriente y cariñosa. Al cabo de menos de un año, el padre de la niña quiso formar parte de la vida de su hija.
Cuidado de su hija, entrenamientos y estudios
Ana tuvo que dejar de entrenar durante el embarazo, pero recientemente ha vuelto a hacerlo. También está terminando sus estudios de fisioterapia y está adaptando todos sus compromisos al cuidado de su hija.
"Jugar está a la orden del día, montamos en bicicleta, vamos juntos a tomar un 'café' o un helado. A veces nos acompañan amigos a dar un paseo. Quiero inculcarle la sencillez, que disfrute de las pequeñas cosas y del momento".
"Tomé la decisión correcta"
A veces se pregunta cómo sería su vida hoy si no se hubiera quedado embarazada, pero puntualiza. "No me arrepiento de nada, tomé la decisión correcta (...) Estoy en un momento mucho mejor de mi vida, tengo más motivación para estudiar. Mi vida ha dado un vuelco, pero no para peor".
Junto a lo que ha vivido, su fe también se ha transformado. "He visto muchas veces cómo la fe me ha ayudado. Sé que algunas cosas que hice no fueron solo por mí, sino que alguien intervino en medio. En esta situación he aprendido que no puedo planificarlo y prepararlo todo de antemano. Ahora veo que todo tiene solución".
Le consuela pensar que Dios nunca la olvidará, pase lo que pase. "Aunque te equivoques de camino, Dios siempre está ahí para ayudarte, sea cual sea la situación".
"También quiero enseñar a Paulina a buscar a Jesús en las personas y que ella puede ser una señal para que alguien encuentre a Jesús. Y que puede ser como Jesús en su relación con el prójimo".
En cuanto a mi situación, sé que Jesús no me ha defraudado, sino que me ha echado una mano. Mi hija es mi propósito.
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