martes, 11 de junio de 2024

¿Qué puede hacer la gente de a pie ante el vientre de alquiler? Formarse y ver que daña a la persona

ReL entrevista a Jennifer Lahl,
veterana divulgadora de los peligros de la gestación subrogada


Jennifer Lahl en una escena de Big Fertility, ella promueve la abolición del vientre de alquiler a nivel mundial
Jennifer Lahl en una escena de Big Fertility, ella promueve la abolición del vientre de alquiler a nivel mundial


Jennifer Lahl, norteamericana, es una de las más veteranas activistas contra el vientre de alquiler y buena divulgadora de los daños que causa esta práctica a niños y mujeres. Enfermera pediátrica durante años, es presidenta del Center for Bioethics & Culture Network y autora de varios documentales de denuncia, como Big Fertility o Breeders (subtitulados al español).

Ha participado en España en un acto en colaboración con la Asamblea de Asociaciones por la Vida, la Fundación +Vida y One of Us, llamando a abolir la práctica del vientre de alquiler en todo el mundo. La hemos entrevistado con detenimiento en la sede de ReligionEnLibertad en Madrid.

- ¿Qué hay de nuevo en el ámbito del vientre de alquiler?

- Lo nuevo es que crece y mueve más dinero que nunca. Ahora atrae al "big money", a grandes inversores, y es más internacional. Inversores internacionales compran parte de las agencias de subrogación. Incluso algunas invierten en intentar diseñar vientres artificiales. Y con todo ese dinero, por supuesto, llega la corrupción, los lobbies, el acceder a políticos...

- Si vemos un político defendiendo el vientre de alquiler, ¿es convicción o le han comprado?

- Pueden ser ambas cosas a la vez. Se mueve mucho dinero. En EEUU dan 10.000 dólares extra por gestar trillizos. Es un riesgo altísimo, pero se hace por dinero.

- ¿Quién controla a esta industria?

- Nadie. Ellos mismos, los mismos empresarios y agencias: sus médicos dicen que nunca pasa nada, sus abogados dicen que todo va bien, que todo el mundo es feliz...

- ¿Es adecuado comparar el vientre de alquiler al tráfico de esclavos? Un negocio internacional, que vende personas...

- En algunas cosas se parece. Yo distingo la situación de las mujeres muy pobres del Tercer Mundo, que no saben bien lo que hacen pero necesitan desesperadamente el dinero, con la de las mujeres de California, que están educadas y saben más lo que hacen, aunque les escondan información sobre riesgos, salud, consecuencias...

Más que a los esclavos, se parece a los indentured servants, esa gente que firmaba un contrato para trabajar casi como esclavos, sin salario, durante unos años en la época de colonización de América. Hoy, una mujer de California firma un contrato draconiano que le dice todo lo que puede y no puede hacer durante el embarazo, con gravísimas multas si lo incumple, controlada al milímetro por un "amo" vigilante.

- ¿Tiene sentido hacer una abolición parcial del vientre de alquiler, en unos países sí y otros no?

- No, la abolición ha de ser total. Los europeos van a Ucrania a por el bebé que han encargado, los chinos vienen mucho a California, y los españoles. Es inmoral pedir a una mujer que arriesgue su salud y geste un bebé y luego lo entregue por dinero, ha de prohibirse. También daña a los niños. A veces el niño queda abandonado, como vimos en la guerra de Ucrania: no lo quiere la gestante, no lo quieren los que lo encargaron... Lo mejor es la abolición a nivel mundial.

Documental Breeders (Criadoras, subtitulado en español); critica el supuesto "vientre de alquiler altruista", es también parte de un negocio, hay formas de presionar y engañar a la mujer para que acceda.

- Mientras llega esa prohibición mundial, ¿qué puede hacer un país?

- Puede hacer como ha hecho el gobierno de Melloni en Italia: prohibir el turismo de subrogación, multar a sus ciudadanos si van a otro país a comprar bebés. También lo limitó mucho la India, y cambió el mercado internacional. La India ahora solo permite el vientre de alquiler de parejas heterosexuales del país, con un diagnóstico de infertilidad, con una madre gestante que sea miembro de la familia y sin remuneración. Eso sigue sin ser éticamente correcto, pero es mucho mejor que lo que hay hoy. Las leyes que lo limitan país a país ya son una gran mejora.

- ¿Qué piensa de la Declaración de Casablanca, el documento firmado en 2023 por 100 expertos de 75 naciones que pide la abolición de esta práctica?

- Yo firmé cuando ya estaba escrito. La declaración en sí es clara, pide la abolición y no entra en otros temas. Viene, en principio, de un origen católico, aunque pronto atrajo a más grupos, pero hubo grupos feministas que no quisieron colaborar por ese origen. Lo cierto es que necesitamos mucha más gente en la lucha contra el vientre de alquiler, de orígenes muy variados.

»El grupo de Casablanca tomó a Olivia Maurel como portavoz, y es una buena portavoz: habla buen inglés y francés, es atea, incluso 'prochoice', no pueden decir de ella "claro, es cristiana". Estaría bien tener una portavoz similar en EEUU, pero con otra historia, porque la técnica con la que nació es distinta a las que se dan en EEUU, aún peores. 

- ¿Por qué la declaración insiste en que "no se homologuen automáticamente las partidas de nacimiento expedidas en otro país"?

- El niño tiene derecho a un verdadero certificado, uno que que cuente la verdad de su nacimiento exacto, no una ficción legal, algo que diga quien fue su padre, su madre, como llegó adonde llegó. Eso dificulta el negocio a las empresas de vientre de alquiler.

- ¿Cómo afectó la guerra de Ucrania a este negocio?

- Ucrania es un país donde había muchas mujeres pobres dispuestas a ofrecerse para esta práctica. Estaba bien conectada con Europa. El Estado no prestaba apenas atención a los niños que se engendraban así. Al principio, la guerra frenó algo el negocio, hubo bebés que se amontonaban en las agencias sin que vinieran a recogerlos. Pero las empresas pronto lo reencauzaron. Hoy dicen a sus clientes: "vengan aquí, no estamos cerca del frente, el negocio sigue". Antes lo más barato era la India. Como ahora ya no puedes ir a la India, Ucrania es la nueva opción asequible. [Más mujeres pobres y desesperadas, más lucro para el vientre de alquiler, avisaba el diario Avvenire desde Ucrania].

- ¿Qué decir de la prensa del corazón que nos muestra famosos con sus bebés adquiridos en vientre de alquiler?

- La gente se siente cercana a las celebridades, y en cambio nadie se para a pensar en la verdadera madre explotada que está detrás. Tampoco se paran a pensar mucho en el bebé, piensan que en un hogar de ricos será feliz. Y en algunos ambientes de ricos y famosos ya hasta presumen, se ha generalizado, se ha hecho aceptable. Cuando contamos casos terribles nos dicen "eso serán excepciones, mira todos estos ricos y famosos qué felices están".

- ¿Este negocio hace invisible a la mujer que sufre?

- Sí, claro. Las parejas gays compran un bebé que gesta una mujer, y esa mujer es invisible[Véase el caso de Miguel Bosé]. No existe la mujer, solo su vientre, o sus óvulos, la mujer es borrada. Mi experiencia en Kentucky es que la mujer pobre no sabe que está gestando para tal o cual famoso, no sabe quién se va a llevar el bebé. Le han dicho: "no puedes saber con quien irá". Si se arrepiente y quiere localizar a su hijo, no sabe ni por dónde empezar.

Kelly Martinez cuenta su caso en el documental Big Fertility: tenía cultura, ya fue vientre de alquiler antes, pero se encontró atrapada en un contrato draconiano, una pareja española le pedía abortar los bebés... 

Kelly Martinez cuenta su caso en el documental Big Fertility

- Una mujer así puede imaginar cosas terribles sobre el bebé...

- Claro, le dicen que el bebé está muy bien en una casa genial, pero ¡eso nadie lo comprueba! Una mujer de California fue contratada para gestar un bebé a un hombre soltero de China, que ni siquiera acudió a California, sino que envió a un emisario a recogerlo. ¿Y si el comprador es un traficante de niños, o un violador o cualquier otra cosa? ¡No hay forma de saberlo! No se sabe lo que ese hombre ha hecho con el bebé. Y una madre puede preguntárselo, y repetirse esas preguntas, esa incertidumbre, toda su vida.

- Olivia Maurel, otra portavoz contra el vientre de alquiler, se reunió en abril con el Papa, hablaron a la prensa... ¿Cuán efectivo es eso?

- Para el público de EEUU no es muy efectivo, la mayoría ni se enteró ni le dio importancia. Para el público católico sí puede ser educativo. Incluso si el Papa hace declaraciones fuertes, mucha gente no se entera. Quizá fue más eficaz para el público italiano. ¿Sabe qué hizo pensar a muchas personas? Cuando Khloé Kardashian, la famosa, empezó a contar que le costaba conectar con el bebé que adquirió por vientre de alquiler, que lloraba, que algo no iba bien... ¡eso llegó a muchos y les hizo ver que no es algo natural ni bueno!

- De todas formas, en el nuevo documento vaticano Dignitas Infinita hay tres párrafos contundentes contra el vientre de alquiler...

- Sí, me gusta que diga que el niño se convierte en "un objeto de tráfico", y que hable de "la llamada maternidad subrogada", cuestionando el vocabulario que usan en el negocio. Dice que es "una grave violación de la dignidad de la mujer y el niño", que es la clave. También me gusta cuando señala que "el legítimo deseo de tener un hijo no puede convertirse en un 'derecho a un hijo'". Un hijo no es un derecho, es un don, no es reclamable. También dice que daña la dignidad de la mujer, y que se separa a la mujer del niño que crece en ella y la convierte en un mero medio al servicio "de la ganancia arbitraria o el deseo de otros". Son buenas frases.

"Eggsploitation" es el documental sobre los daños que causa el comercio de óvulos, la hiperestimulación de las mujeres, la extracción, etc... [Versión de 44 minutos con subtítulos en español].

- ¿Qué pueden hacer los políticos en España, Europa o países hispánicos para combatir el vientre de alquiler?

- Primero, dejar claro que es ilegal en el país, y luego impedir que los nacionales vayan a otro país a adquirir bebés así. Y a nivel regional y local pueden hacer mucha educación sobre los riesgos de la práctica para la embarazada y el bebé. Las mismas instituciones de una región o ciudad que trabajan los temas de promoción de la mujer deberían educar sobre esto.

- ¿Y qué pueden hacer los lectores de ReL, ciudadanos de a pie, maestros, padres de familia...?

- Lo primero es formarse. Por ejemplo, pueden ver nuestros vídeos, que están subtitulados al español, usarlos en grupos, en clases... Lo primero que nos dicen muchos tras ver los vídeos es "nadie me dijo antes que esta práctica es peligrosa para la salud". Lo sabemos por sondeos: la gente no sabe de estos riesgos.

»La ciencia hace mucho que ha mostrado con estudios que el vientre de alquiler, que no es un embarazo natural, tiene riesgos añadidos para la salud de la embarazada y el bebé. Son víctimas las mujeres que venden sus óvulos, las madres que gestan y los bebés que son separados de su madre y entregados a otros que pagan por ello.

[Explicación de los peligros para la salud del vientre de alquiler].

- ¿Hay algún documental que recomiende especialmente?

- En Big Fertility empezamos hablando de un caso que afecta a España. Kelly Martínez era una mujer de EEUU a la que unos españoles contrataron para gestar gemelos, pro luego se desentendieron y no los querían. No sólo eso: ni le pagaron los 11.000 dólares de gastos médicos del parto, cuidados, hospitalización. El hospital lo reclamaba y ella no tenía ese dinero.

»Cuando nuestra asociación trajo a Kelly a Madrid, y ella dijo "me voy a Madrid a hablar con políticos españoles y periodistas", los clientes rápidamente pagaron esos 11.000 dólares, cuando antes ni respondían e-mails ni nos atendía el abogado. Tenían el dinero, pero no les importaba nada una mujer en apuros en otro país. Abrimos el video con esa historia, cuando Kelly nos contactó diciendo: "Nadie me ayuda. ¿Pueden ayudarme?"

Big Fertility: versión de 45 minutos con subtítulos en español.

Pablo J. Ginés, ReL

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