La Peregrinación Eucarística Nacional en Estados Unidos está en marcha, y los peregrinos han completado la primera semana de su viaje de dos meses. Esta peregrinación tan única parte desde cuatro rutas diferentes que forman una cruz sobre todo el país y concluyen en Indianápolis para el 10º Congreso Eucarístico Nacional el 16 de julio.
Pensé que había perdido a Jesús…
En un esfuerzo por compartir el progreso de los peregrinos eucarísticos, el Avivamiento Eucarístico Nacional está celebrando conferencias de prensa semanales con representantes de cada una de las cuatro rutas. En la primera de estas conferencias se compartieron dos hermosos testimonios de fe y asombro infantil:
Heidenreich -representante de la ruta Mariana- contó una anécdota del primer día de la peregrinación, cuando unas mil 700 personas salieron en procesión de una Misa. Había tanta gente que muchos no pudieron ver la custodia en la cabecera.
Más tarde, en una procesión más privada de capellanes y peregrinos, se cruzaron con una pareja de ciclistas, madre e hija. Dejaron reverentemente sus bicicletas y se arrodillaron mientras pasaba la procesión, pero cuando uno de los peregrinos se detuvo para preguntarles qué pensaban de encontrarse con Jesús en el camino, la hija rompió a llorar. Le explicaron que habían estado en la procesión más grande, pero que no habían podido ver la custodia. La niña se emocionó mucho porque sentía que había echado de menos a Jesús, y ahora Jesús había venido a ella.
Una de las mejores historias de los primeros días de la peregrinación vino de la Ruta Seton:
Garza -representante de ruta- explicó que los peregrinos acababan de llegar en barco a Bridgeport, Connecticut, cuando un niño en bicicleta los vio y empezó a seguirlos, arrodillándose cuando los peregrinos se arrodillaban, rezando cuando ellos rezaban y caminando con ellos por la ciudad.
Afortunadamente, el chico pudo ser escoltado de vuelta por agentes de policía, ¡aunque no hubo noticias sobre lo enfadados que estaban sus padres! La representante dijo que la historia le quedó grabada por la fe inocente del niño:
"Fue un hermoso momento de fe y asombro infantil, de ver algo hermoso, oír hablar de Jesús, dejarlo todo y seguirle. Así que es un gran momento y testimonio de fe en lo que deberíamos hacer cada día".
J.P.Mauro, Aleteia
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