El sufrimiento tiene un sentido. Descúbrelo a través de la Biblia y los santos, de la mano del escritor Claudio de Castro
Si cargas una cruz muy pesada, ofrécela a Dios. Hay tanta necesidad en el mundo de ofrecimientos y oraciones…»
«Entonces dijo Jesús a sus discípulos: «Si alguno quiere venir en pos de mí,
Mateo 16, 24
niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame »».
Amado Jesús:
Antes que nada quisiera decirte desde el fondo de mi alma: «Jesús, yo confío en ti«, a pesar de todo y contra todo: «Yo confío en ti».
Carga ligera
He cargado mi cruz, no es un cruz diferente a la de muchos que conozco. Y no tengo derecho a quejarme o lamentarme.
Me parece que fue santa Teresa de Jesús quien decía que la cruz se lleva con más suavidad cuando la aceptamos y abrazamos.
Soy un padre de familia con 4 hijos y sé lo que es pasar dificultades para sacar adelante a tu familia. A veces siento que cargo un mundo sobre mis hombros y que soy indigno de llevarlo y ofrecerlo por amor a ti.
Una petición inicial
Hoy quisiera hacer algo diferente, amado Jesús. Quiero escribirte a ti y que esta carta llena de gestos de amor, inquietudes, certezas y hasta dudas, sirva para edificar las almas y las lleve ante tu presencia amorosa.
Solo te hago una petición, es sencilla, nada imposible para quien todo es posible:
«Bendice grandemente a todos los que lean estas palabras, concédeles por el honor de tu nombre, sus anhelos, que tengan paz y prosperidad y puedan reconocer el camino de la santidad».
¿Por qué el sufrimiento?
A menudo me escriben lectores contándome sus temores, inquietudes, y me comentan las pesadas cruces que llevan sobre sus hombros.
—¿Qué puedo decirles, Señor?
—Diles que no están solos, que los amo.
—¿Por qué estas cruces, Señor?
—Querido Claudio, no entiendes, ¿verdad? Tus respuestas están en la Biblia. Primero lee 1 Pedro 5, 10:
«Dios, de quien procede toda gracia, los ha llamado en Cristo para que compartan su gloria eterna, y ahora deja que sufran por un tiempo con el fin de amoldarlos, afirmarlos, hacerlos fuertes y ponerlos en su lugar definitivo».
Ahora busca Romanos 5, 3-4. Dice:
«Más aún; nos gloriamos hasta en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación engendra la paciencia; la paciencia, virtud probada; la virtud probada, esperanza».
Confiar en Jesús
Una vez leí en un libro esta frase que me impactó, marcó mi vida me ayudó a seguir con la mirada en el cielo, con gratitud por tu amor y tus promesas:
«Es mejor estar en la cruz con Jesús que mirarlo dese abajo”.
¿Sabes? No entiendo la mitad de las cosas que me ocurren o que veo en el mundo: las guerras, el hambre, la codicia de algunos gobernantes… Los humanos somos tan limitados en nuestras conciencias, por eso te repito una vez más:
Jesús, yo confió en ti. Me abandono en tu amor
Hazme digno de ti.
«El que no toma su cruz y me sigue detrás no es digno de mí» (Mateo 10, 38)
Fuerza de Dios
Hace poco leí estas palabras de santa Teresa Benedicta de la Cruz:
La cruz es el camino que conduce de la tierra al cielo. Quien se abraza a ella con fe, amor y esperanza se siente transportado a lo alto, hasta el seno de la Trinidad.
Qué poco entendemos estos misterios celestiales…
Jesús, nos quejamos de la cruz y olvidamos ser agradecidos.
Tus santos fueron expertos en el tema de la cruz. Cargaron cruces muchas veces insoportables, en silencio, con alegría y una sonrisa en el rostro. Me gusta mucho este pensamiento de santa Teresa de Jesús.
«La medida del poder llevar una cruz grande o pequeña es la del amor».
Leo el pensamiento y comprendo lo pequeño que es mi amor.
«Pues la predicación de la cruz es una necedad para los que se pierden; más para los que se salvan – para nosotros – es fuerza de Dios».
1 Corintos 1, 18
Gracias Jesús por este tiempo que hemos pasado juntos. Gracias por amarnos y ayudarnos, a pesar de lo que somos y hacemos, gracias por ser compasivo y tierno.
Te quiero Jesús.
Por qué es necesaria la cruz
¿Te quejas aún de lo pesada que es tu cruz? Tal vez sea necesaria así por el bien de tu alma. San Luis María Grignion de Montfort escribió en 1714 una carta «sobre la necesidad y la práctica de la cruz«. Es de una actualidad impresionante. Está escrito con un lenguaje muy sencillo y edificante.
Quisiera invitarte a que tomes uno minutos y lo leas, medites y guardes en tu corazón.
Te explica que «nada tan necesario como cargar la cruz. La cruz es necesaria para nosotros pecadores: las cruces de esta vida nos ayudan a unirnos a Cristo.”
Hazme caso y dale una mirada.
Carta a los amigos de la Cruz - San Luís María Grignon de Montfort
¡Dios te bendiga!
Claudio de Castro, Aleteia
Vea también Oración a la cruz de Cristo - Papa Francisco
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