Silva, Domenech y Bronchalo revelan los engaños de los eutanasiadores
La vida está en manos de Dios”, aseguran con convicción Antonio Maria Domenech, Patxi Bronchalo y Jesús Silva, los tres sacerdotes de Red de Redes, el programa de formación cristiana de la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP).
En el último episodio, que ya se puede ver en su canal de YouTube, los clérigos abordan uno de los temas más polémicos del debate social: la eutanasia.
Antes de empezar, Bronchalo advierte: “Es un tema muy delicado, y vamos a tratar de iluminarlo, pero no para hacer daño a nadie, sino al revés, para tratar de entender por qué la Iglesia dice lo que dice sobre la eutanasia”. Estas son algunas de las principales reflexiones del episodio.
Motivaciones políticas: ahorrar eliminando enfermos
El padre Jesús Silva arranca con una pregunta: ¿por qué legitima la eutanasia un gobierno? “No es porque les interese que la gente no sufra, sino porque así se reducen los pensionistas y el gasto en Sanidad, y se consigue el voto fácil de aquellos a quienes ya les han comido la cabeza con que la eutanasia es buena”, elucubra, y dice que son “motivos egoístas e ideológicos”.
En esta línea, el sacerdote recuerda el caso reciente de Canadá, que permite el acceso a la eutanasia a las personas pobres: “No ofrecen ayudas sociales, vivienda ni comida, pero sí la oportunidad de que te eutanasies y no seas una carga para la sociedad”, lamenta.
De ahí, dice, la importancia de abogar por los cuidados paliativos, a pesar de que son muy costosos y de que requieren trabajadores cualificados y mucho tiempo. “Si la dignidad de la persona humana ya no es el cauce de la legislación, vale todo”, añade Domenech.
Tema profundo: cómo Dios transforma el sufrimiento
Centrándose en las personas que sufren, los tres curas entran a reflexionar sobre el sentido del sufrimiento, al que -apunta Domenech- “se le está negando el valor”. “Cuando el cristiano sufre une su padecimiento a la redención del Señor; está redimiendo almas, y purificando la suya”, añade, y recuerda que “Cristo vino a sufrir con nosotros”.
Bronchalo añade que la descristianización de la sociedad ha cambiado los criterios sobre la vida, pero que “el cristianismo da sentido al sufrimiento, y permite aceptarlo con serenidad, aunque duela”. Y concluye que, dado que la cultura actual no tiene respuesta al misterio del sufrimiento, “lo que nos dicen desde arriba es ‘Mira, lo mejor será que te mueras’”.
Propaganda emotiva para la eutanasia: Mar adentro o Million Dollar Baby
Bronchalo y Silva apuntan que la aceptación de la eutanasia viene por vía del emotivismo, el basar la reflexión ética solo en las emociones del corazón. “Lo vemos en películas como Mar adentro o Million Dollar Baby, que vienen a decir ‘pobrecito, cuánto sufre… hay que eutanasiar’”, señala Bronchalo.
¿Y el enemigo quién es?, se pregunta: “La Iglesia, claro, que quiere que sufras y lo pases mal”, ironiza el párroco.
“Se usa el eufemismo”, critica Bronchalo: en lugar de “suicidio asistido”, que es lo que es, se usa el término “muerte digna”. “Muerte indigna es morir solo, morir porque no se quiera invertir en paliativos o morir porque se considera que sobras”, añade Silva.
Tampoco es ético el encarnizamiento terapéutico
En otro plano, Domenech recuerda que “hemos considerado la salud como el valor supremo, pero a lo mejor es más importante amar y ser amado”, y cuenta que conoce “a muchos enfermos que son felices y muchos sanos que están amargados, que han hecho del culto al cuerpo lo más importante de su vida y ahora están solos”.
El sacerdote también recuerda, con todo, que no hay que aplicar de forma insistente todos los remedios posibles para mantener a una persona con vida artificialmente. “Eso se llama encarnizamiento terapéutico: cuando se desconecta a una persona que ha llegado de modo natural al final de su vida no se está haciendo una eutanasia, sino evitando que se prolongue la vida de manera innecesaria”, explica Silva.
La importancia del testamento vital
“Desde que se aprobó la ley de la eutanasia, hace un año, hay personas que me han dicho: ‘Tengo miedo de perder la conciencia y que me eutanasien’”, explica Bronchalo, y se pregunta ¿qué se puede hacer?
“Es importante hacer un testamento vital, y decir en él que no quieres que, llegado el caso, te apliquen la eutanasia, sobre todo si se tiene la sospecha de que los hijos o algún médico la van a aplicar sin consentimiento”, dice.
Defender la objeción de conciencia sanitaria
“Otro problema jurídico grave del redactado de la ley es que es difícil obtener la objeción de conciencia, que en España es un derecho constitucional”, apunta Domenech.
Y cita “lo que no explican nunca, los efectos secundarios en los profesionales que han aplicado eutanasias, porque han acompañado a la muerte a un paciente que conocían”.
Silva señala que aquí “hay que ponderar una cuestión moral muy importante”, y compara a quien pide la eutanasia con un suicida. “Cuando una persona se intenta suicidar, se le obliga a ingresar en un psiquiátrico, pero cuando dice que quiere la eutanasia, se obliga a alguien a practicársela… ¿Por qué? Si esa persona la pide por problemas psíquicos, emocionales, morales o económicos, lo que hay que hacer es ayudarla en esos campos para que no la quiera pedir”, señala.
El episodio termina con cuatro recomendaciones: dos libros -la encíclica Humanae Vitae del papa Pablo VI y la carta Samaritanus Bonus del papa Francisco-, una película -la italiana Padre Pío, que muestra al santo ofreciendo libremente su sufrimiento y ofreciendo alivio para el de los demás- y una santa, la madre Teresa de Calcuta, que comenzó su obra acompañando a los marginados a no morir solos.
ACdP, ReL
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