Incluso quien parece que no sabe puede marcar la diferencia en tu vida. Una inspiradora reflexión de Claudio de Castro
“Cristo, que subió a la Cruz con los brazos abiertos de par en par, con gesto de Sacerdote Eterno, quiere contar con nosotros —¡que no somos nada!—, para llevar a «todos» los hombres los frutos de su Redención”.
Los sacerdotes, San Josemaría Escrivá
Creo que te lo he contado en alguna ocasión, le tengo un gran aprecio a los sacerdotes. Veo sus sacrificios, su bondad, cómo desgastan sus vidas por servir y salvar almas.
Me encanta escuchar las homilías de los sacerdotes. Tienen enseñanzas increíbles, y te las comparten con la sabiduría que dan los años.
Lo que pasa cuando te fías de Jesús
Esta tarde en la misa de 6:00 p.m. escuchaba al Padre Antonio como de costumbre, leyendo el Evangelio….
Pon atención a lo que va a ocurrir en la historia.
«Estaba él a la orilla del lago Genesaret y la gente se agolpaba sobre él para oír la Palabra de Dios, cuando vio dos barcas que estaban a la orilla del lago. Los pescadores habían bajado de ellas, y lavaban las redes. Subiendo a una de las barcas, que era de Simón, le rogó que se alejara un poco de tierra; y, sentándose, enseñaba desde la barca a la muchedumbre. Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: «Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar.» Simón le respondió: «Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos pescado nada; pero, en tu palabra, echaré las redes».
—¿Se dieron cuenta de lo que pasó?—preguntó.
Yo, despistado, no lo capté hasta que lo explicó. En ese momento esa historia pareció cobrar vida. Me vi entre los espectadores que escuchaban a Jesús enseñando, sentado en la barca de san Pedro.
Él, un experto pescador seguro se asombró de que Jesús, un carpintero, le diera instrucciones en una materia que no conocía bien. ¿Echar las redes de nuevo? Después de todo, el oficio de Pedro era de pescador.
Algo ocurrió. Pedro, el testarudo e impulsivo, mira a Jesús y le dice:
“No hay peces, hemos tenido una noche entera tratando de pescar y ha sido inútil. Mira, soy un pescador y conozco mi oficio. Pero me fiaré de tu palabra”.
Tuvo fe. Se fío de Jesús. Este gesto de confianza pudo hacer la diferencia, y presenciaron el milagro inesperado.
Pedro y tú
La historia continúa y es sorprendente.Lee con cuidado.
Y, haciéndolo así, pescaron gran cantidad de peces, de modo que las redes amenazaban romperse. Hicieron señas a los compañeros de la otra barca para que vinieran en su ayuda. Vinieron, pues, y llenaron tanto las dos barcas que casi se hundían. Al verlo Simón Pedro, cayó a las rodillas de Jesús, diciendo: «Aléjate de mí, Señor, que soy un hombre pecador.»
Hay grandes enseñanzas en esta corta historia. Leí en una ocasión que “Jesús prefirió la barca de Pedro, simbolizando que guiaría la Iglesia a través de su Apóstol”.
Imagina lo que habrá sentido Pedro.
Estaba cansado por haber trabajado toda la noche. Llega Jesús y le pide que le preste su barca para enseñar al pueblo. Y luego que remara mar adentro.
Él sabía bien que no había peces, y la tarea sería inútil, una pérdida de tiempo, y aun así decidió confiar en la Palabra de Jesús.
Es momento de preguntarte: ¿Y tú amable lector? ¿Te fías de la Palabra de Jesús?
«En verdad, en verdad os digo: el que crea en mí, hará él también las obras que yo hago, y hará mayores aún, porque yo voy al Padre. Y todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré.»
Juan 14, 13-14
En una situación difícil, cree
¿Lo crees? Qué diferentes serían nuestras vidas de tener esa certeza. Es la fe que yo quisiera tener. Por eso a diario le pido a Jesús: “Auméntame la fe”.
Te comparto un “Mensaje al Corazón” con una bendición de monseñor Rómulo Emiliani que me gustó mucho para ayudarte en esta difícil situación que podrías estar viviendo.
Jesús nunca te va a defraudar. Haz la prueba y verás.
Todo saldrá bien. No te preocupes. Tú confía y ora, persevera en la oración.
¿Te gustaría compartir tus vivencias con Jesús? Te dejo mi email personal. Escríbeme.
Claudio de Castro, Aleteia
cv2decastro@hotmail.com
¡Dios te bendiga!
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