El obispo de Matagalpa lleva desde el 19 de agosto retenido por la Policía,
sin que se hayan presentado cargos contra él.
"Estoy cada día más preocupado por mi hermano obispo, monseñor Rolando José Álvarez", ha escrito recientemente, en la red social Twitter, el también obispo Silvio Báez, auxiliar de la archidiócesis de Managua (Nicaragua). Álvarez permanece en arresto domiciliario por el régimen sandinista de Daniel Ortega desde el pasado 19 de agosto, sin que, hasta ahora, se hayan presentado cargos contra él.
El obispo Báez, compañero en el episcopado del secuestrado Álvarez, se encuentra, a su vez, fuera de Nicaragua, desde hace 41 meses, por decisión del papa Francisco, debido a que corría peligro su vida. "Me uno al pueblo de Dios, exigiendo ver a monseñor Rolando, saber dónde y cómo está, y que la dictadura lo ponga en libertad", exigió el obispo. "¡Ruego a la Iglesia en el mundo entero unirse a esta exigencia!", añadió.
Detenido de madrugada
El valeroso Álvarez, de 55 años, obispo de la diócesis de Matagalpa y administrador apostólico de la diócesis de Estelí, ambas en el norte de Nicaragua, fue detenido de madrugada en el Palacio Apostólico, el pasado 19 de agosto, por miembros de la Policía, junto con cuatro sacerdotes (dos seminaristas y un cámara), después de haber estado, previamente, 15 días en arresto domiciliario.
Al obispo se le acusa informalmente de "atacar a las autoridades constitucionales".
La principal acusación que le hace la Policía es haber intentado "organizar grupos violentos, con el propósito de desestabilizar al Estado de Nicaragua y atacar a las autoridades constitucionales". Sin aportar ninguna prueba de todo ello hasta el momento.
Aunque el prelado lleva más de 20 días retenido, ni la Fiscalía ni la Policía del país han presentado públicamente una acusación formal contra él. Se trata del primer obispo arrestado desde que Ortega volviera al poder en 2007.
"Sigan rezando por mí"
Por su parte, la oposición al régimen ha exigido la inmediata liberación del obispo Álvarez y el respeto a su integridad física y psicológica. El cardenal de Nicaragua, Leopoldo Brenes, ofreció unas declaraciones a la Agencia EFE en las que asegura que Álvarez se encuentra bien de salud.
"He estado hablando con él. De salud me dijo que está bien. Lo encontré de mejor ánimo. Nos pide que sigamos orando por él y que, ojalá, el Espíritu Santo nos ilumine para que pronto solucionemos este conflicto", comentó.
La situación actual de Nicaragua, en lo referido al ejercicio de las libertades civiles y religiosas, atraviesa por un año aciago. El arresto del obispo Álvarez y otros siete sacerdotes es un capítulo más en la abultada lista de tropelías.
Este año, los sandinistas han expulsado al nuncio apostólico Waldemar Stanislaw Sommertag y a 18 monjas de la orden Misioneras de la Caridad. El régimen busca acobardar así a los católicos del país, que representan un 58,5 % de los 6,6 millones de habitantes.
Los sandinistas, además, han cerrado nueve estaciones de radio católicas, y eliminado de la programación de la televisión a tres canales católicos. La Policía del régimen ha allanado una parroquia, impedido a los feligreses recibir la eucaristía, y sitiado a otros sacerdotes en sus iglesias.
J.C. ReL
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