En un reciente artículo, publicado en la revista Angelus de la arquidiócesis de Los Ángeles, Charles C. Camosy, profesor asociado de Teología y Ética Social en la Universidad de Fordham, da una pista, apoyándose en el primer libro y en la trilogía de El Señor de los Anillos de J. R. R. Tolkien sobre cómo los católicos de todo el mundo podemos derrotar al aborto.
El artículo de Camosy, quien es autor de ocho libros entre los que destaca *Resistiendo la cultura del descarte: cómo una ética de vida coherente puede unir a un país fracturado, *lo tituló “El aborto debe ser derrotado con misericordia” y tiene como punto de referencia el intenso debate –tanto en las redes como en las familias– que provocó la decisión del Tribunal Supremo de Estados Unidos sobre el aborto.
Muchos católicos no saben cómo responder a las puyas, a las agresiones y a las críticas feroces en contra de la Iglesia, no solo en Estados Unidos, sino en el resto del mundo, sobre la defensa de la vida, la oposición al aborto legal y la necesidad que –desde la doctrina—se den razones de la fe contra una corriente de pensamiento cada vez más extendida que considera a la fe “anacrónica”.
El tema de Tolkien
Para ilustrar el cómo de la derrota al aborto, Camosy se basa en el primer libro de la célebre trilogía de El Señor de los Anillos: “La comunidad del Anillo”. Concretamente en el pasaje en el que Gandalf habla con Frodo –el pequeño hobbit—sobre el tema de Gollum, la criatura que está causando un mal brutal a la hermandad. En opinión de Frodo, Gollum debería haber muerto y Bilbo no debería haberle tenido lástima.
“¿Lástima? Fue la piedad lo que detuvo su mano. Piedad, y misericordia: no golpear sin necesidad. Y ha sido bien recompensado, Frodo. Ten la certeza de que recibió tan poco daño del mal, y escapó al final, porque comenzó su posesión del Anillo así. Con Piedad», le responde Gandalf a Frodo. Y luego agrega: «La piedad de Bilbo puede regir el destino de muchos».
“Estas diez palabras pueden resumir el tema central de toda la trilogía de Tolkien: es la única declaración que pone en los tres libros … Para los que saben cómo termina la historia, es la piedad y la misericordia mostradas a Gollum lo que permite que su búsqueda tenga éxito. Sin esa respuesta misericordiosa, el mal habría triunfado”, señala Camosy en su artículo publicado en Angelus.
Tolkien, un ferviente católico –su hijo mayor, John, fue sacerdote—realizó esta trilogía (maravillosa) para mostrar cómo la misericordia y la bondad son las únicas fuerzas que vencen al mal y que “cada uno de nosotros se salva por la respuesta misericordiosa de Cristo al mundo”. Matar a Gollum para tener (Bilbo) el Anillo hubiese sido lo que una razón práctica determinaría. Pero la misericordia, “está tan por encima de la razón, que a muchos les puede parecer una tontería”.
Camosy añade a este apartado la opinión de Graham Greene, otro católico novelista y dramaturgo que expresó esta “locura de la misericordia”, la “locura” que detuvo la mano de Bilbo. Greene lo hace en su novela Brighton, parque de atracciones: «No puedes concebir, ni yo tampoco, la espantosa extrañeza de la misericordia de Dios».
Una respuesta católica
A partir de la decisión del Tribunal Supremo de Estados Unidos –poniendo fin a Roe vs. Wade—en todo el mundo occidental se ha desatado “una increíble ira y enojo”, Y es que, según Camosy, esta decisión «ha roto un dique que retenía una profunda reserva de dolor y su contenido está estallando en todas las direcciones». Y los católicos tienen la misión de responder al dolor de millones de mujeres que han abortado, siguiendo el ejemplo de Cristo.
“En este contexto estamos llamados a llevar la misericordia y la compasión de Dios a los heridos por el aborto. Esto no significa que debamos decir que lo que estas mujeres y hombres hicieron fue correcto (…) Por el contrario, es la grave maldad del aborto lo que puede hacer que la misericordia de Dios sea tan terriblemente extraña”, dice Camsoy. Y al conectar con el caso de Bilbo afirma que “nuestra capacidad de mostrar misericordia puede regir el destino de muchos, especialmente cuando se trata del aborto”.
En gran cantidad de lugares de nuestro planeta, incluyendo en países “católicos” como México, Colombia o Brasil, la opción pro-vida parecería cada vez más difícil. Pero, volviendo a la trilogía de Tolkien, Camosy dice que “podemos parecer pequeños y patéticos hobbits que intentan llevar el Anillo Único a Mordor para destruirlo en los fuegos del Monte del Destino.
Aceptando la maldad del aborto, pero no haciéndola como única bandera, lo que propone el autor, con la historia de Frodo, Bilbo, Gandalf y todos los entrañables personajes de la trilogía, la búsqueda pro-vida puede tener éxito sólo si mostramos misericordia y amor, haciendo espacio para que la sabiduría y la paz de Dios prevalezcan.
Responder con ira a los ataques contra la vida es inútil. Y, últimamente, también resulta complejo que se escuchen argumentos. “La alternativa cristiana, como entendió Tolkien, es morir al propio ego y dejarse gobernar por la espantosa extrañeza de la misericordia de Cristo. Nuestros propios méritos no son suficientes para que la búsqueda tenga éxito”, termina diciendo Camosy.
Jaime Septién, Aleteia
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