En el segundo día de su "peregrinación de paz" a Kazajistán, el Papa Francisco anunció cuatro grandes retos a los líderes religiosos durante el encuentro con los principales representantes del islam, cristianismo, judaísmo,sintoísmo, budismo, hinduismo e incluso del Zoroastrismo. (En la imagen, con el presidente de Kazajistán, Kasim-Yomart Tokáyev).
En la mañana del segundo día de la "peregrinación de paz" del Papa Francisco a Kazajistán, el Palacio de la Independencia de la capital, Nur-Sultán, ha acogido el séptimo Congreso de Líderes de Religiones Mundiales y Tradicionales que se celebra desde hace casi dos décadas a iniciativa del expresidente Nursultán Nazarbáyev.
El inicio del congreso tuvo lugar tras un encuentro privado de oración en el Palacio de la Paz y la Reconciliación con los principales líderes religiosos. Entre ellos se encontraba el Gran Imán de Al-Azhar, Al-Tayyeb, anteriormente Gran Muftí de Egipto y máxima autoridad académica en la teología de tradición suní, con quien firmó en Abu Dabi hace dos años el Documento sobre la hermandad humana por la paz mundial y la convivencia común.
También estuvo presente un representante del Patriarca de la Iglesia Ortodoxa de Rusia, el Metropolitano Antonij de Volokolamsk -también presidente del Departamento de Relaciones Exteriores del Patriarcado de Moscú-, así como los grandes rabinos de Israel David Lau y Yitzhak Yosef y representantes del sintoísmo, del budismo, del hinduismo o el zoroastrismo.
Un llamado a dirigir "la mirada al cielo" y al "testimonio de fe"
Francisco pronunció una alocución dirigida a los "hermanos y hermanas" presentes con "palabras directas y familiares" y centrada en los "desafíos globales" que enfrentan los líderes religiosos mundiales de la "humanidad postpandémica".
Entre ellos, se refirió especialmente a la libertad religiosa, la necesidad de superar "el ateísmo de estado" y otros sobre los que ha establecido las bases de su pontificado como "el cuidado de la casa común", "la atención a los frágiles y la pobreza" o la promoción de la paz en unos días "marcados por el flagelo de la guerra".
Comenzó refiriéndose a los "grandes interrogantes" del hombre y especialmente a la "necesidad de la religión", recordando que "no existimos para satisfacer intereses terrenos" o "relaciones de naturaleza meramente económica", sino para "caminar juntos como peregrinos con la mirada dirigida al cielo".
En este sentido, afeó la imposición del "ateísmo de Estado" y su herencia, una "mentalidad opresora", remarcando que "en realidad, las religiones no son un problema sino parte de la solución para una convivencia armoniosa".
"La búsqueda de la trascendencia puede iluminar las decisiones a tomar en el contexto de las crisis geopolíticas, sociales, económicas -pero, en la raíz, espirituales- que atraviesan muchas instituciones en la actualidad, también las democracias. Necesitamos la religión para responder la sed de paz del mundo y la sed de infinito que habita en todo hombre", remarcó.
Por ello, remarcó la necesidad de respetar y promover una libertad religiosa "que no puede limitarse a la libertad de culto" sino que también implica "el derecho de toda persona a dar testimonio público de la propia fe".
"Relegar a la esfera de lo privado el credo más importante de la vida privaría a la sociedad de una riqueza inmensa", afirmó.
El Papa Francisco, con representantes ortodoxos. A la izquierda, el representante del Patriarca de la Iglesia Ortodoxa de Rusia, el Metropolitano Antonij de Volokolamsk, que afirmó tras el acto la "posibilidad" de una reunión entre Francisco y el Patriarca ortodox Kiril.
1º "Escuchar a los más débiles" frente al consumismo o la presunción
El Papa Francisco mencionó a continuación "cuatro desafíos globales" emanados del "periodo postpandémico" que aluden especialmente al ámbito religioso.
El primero de ellos, la "vulnerabilidad" humana recordada por la pandemia, supone una llamada a "no dilapidar la necesidad de solidaridad" manifestada durante la emergencia "como si no hubiera ocurrido nada".
"Nos corresponde a nosotros ayudar a no olvidar la vulnerabilidad que nos caracteriza, a no caer en falsas presunciones de omnipotencia, a no dejarse enredad por el beneficio y la ganancia, a no dejarse anestesiar por el consumismo que aturde, porque los bienes son para el hombre y no el hombre para los bienes", especificó.
Asimismo, llamó a "los creyentes de la postpandemia" a "hacerse cargo de la humanidad en todas sus dimensiones volviéndose artesanos de comunión".
En este sentido, propuso "un itinerario de sanación" para la sociedad, que pasa por "escuchar a los más débiles, dar voz a los más frágiles y por hacerse eco de una solidaridad global que se refiera a los necesitados que más han sufrido la pandemia". "El mayor factor de riesgo de nuestro tiempo sigue siendo la pobreza", remarcó.
2º "No justifiquemos nunca la violencia"
En segundo lugar abordó "el desafío de la paz" en unos días "marcados por el flagelo de la guerra. Si el Creador, a quien dedicamos la existencia, ha dado origen a la vida humana, ¿cómo podemos nosotros, que nos profesamos creyentes, consentir que ésta sea destruida?", planteó Francisco.
A continuación, respondió a las palabras del presidente de Kazajistán, Kasim-Yomart Tokáyev, que aludió igualmente a la necesidad de "un nuevo movimiento por la paz" durante la apertura del Congreso.
Para lograrlo, Francisco remarcó la necesidad de "una purificación del mal", así como "de la presunción de sentirnos justos y de no tener nada que aprender de los demás". En este sentido, llamó a apartar "concepciones que ofenden el nombre de Dios" mediante los "extremismos y fundamentalismos" y que "lo profanan mediante el odio y el terrorismo".
"No justifiquemos nunca la violencia. No permitamos que lo sagrado sea instrumentalizado por lo que es profano. Dios es paz y conduce siempre a la paz, nunca a la guerra"; remarcó.
Por último, aludió al "encuentro, el diálogo y las tratativas pacientes" como medios que "encarnan la esperanza de que la paz no sea el frágil resultado de negociaciones escabrosas, sino el fruto de un compromiso educativo constante".
El Papa Francisco, junto al principal líder académico del Islam suní, el doctor Ahmad Al Tayeb de la universidad islámica de Al Azhar, de El Cairo, en un momento del encuentro de líderes religiosos.
3º "Afirmar la dignidad de todo hombre"... incluso de los no nacidos
En tercer lugar denunció "la cultura del descarte" y expuso "el desafío de la acogida fraterna" ante la realidad de que "cada día, bebés por nacer y niños, migrantes y ancianos son descartados".
"Numerosos hermanos y hermanas mueren sacrificados en el altar del lucro, envueltos en el incienso sacrílego de la indiferencia. Es nuestro deber recordar que el Creador, que vela los pasos de toda criatura, nos exhorta a tener una mirada semejante a la suya, una mirada que reconozca el rostro del hermano. Depende de nosotros afirmar la dignidad inviolable de todo hombre", incidió.
4º "Promover el cuidado de la vida en todas sus formas"
En último lugar se refirió al desafío del "cuidado de la casa común", remarcando la necesidad de "protegerla para que no sea sometida a las lógicas de las ganancias, sino preservada para las generaciones futuras para alabanza del Creador".
Francisco afirmó cómo "el Altísimo ha dispuesto con cuidado amoroso una casa común para la vida" y que, por ello, "es imprescindible favorecer y promover el cuidado de la vida en todas sus formas".
Antes de concluir, invitó a los líderes religiosos a "segur adelante juntos" un camino "cada vez más amistoso" basado en "el diálogo asiduo y la franca sinceridad de las intenciones.
"No busquemos falsos sincretismos conciliadores, sino más bien conservemos nuestras identidades abiertas a la valentía de la alteridad. Sólo así, en los tiempos oscuros que vivimos, podremos irradiar la luz de nuestro Creador", remarcó.
"Existe la posibilidad" de un encuentro entre Francisco y Kiril
Durante el encuentro privado de Francisco con otros líderes religiosos el Vaticano destacó los 15 minutos que permaneció reunido con el representante del Patriarca de la Iglesia Ortodoxa de Rusia, el Metropolitano Antonij de Volokolamsk.
Al finalizar la audiencia privada, el Metropolitano Antonij valoró el encuentro como "cordial" y reveló que el Papa "envió sus saludos al Patriarca Kiril". El Metropolitano conversó con él sobre la presencia de la Iglesia Ortodoxa Rusa en Kazajistán "que es muy numerosa" y el Santo Padre mostró su "interés".
Sobre un posible encuentro entre el Papa Francisco y el Patriarca Kiril, el representante del Patriarcado de Moscú afirmó que "si existe la posibilidad", si bien matizó que "el encuentro debe ser bien preparado": "Debemos ver dónde, cuándo y lo más importante es tener algo al final, algún llamado como hicimos en La Habana", expresó.
En Kazajistán el islam es la confesión mayoritaria, profesada por cerca del 70% de la población. El cristianismo, mayoritariamente de signo ortodoxo ruso, representa un 25 %. Los católicos no superan el 1% de los 19 millones de habitantes del país.
ReL
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- Respuesta de P. Cantalamessa OFMCap
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