No hay nada más valioso que el compartir una experiencia vivida.
Ana, madre de una joven que experimenta atracción hacia el mismo sexo (AMS) nos cuenta su experiencia. Ella ha tenido la generosidad de compartirlo con nosotros, queriendo ser ayuda a todos los padres que se encuentran en una situación similar.
Hola soy Ana, originaria de México. Quiero compartirte un evento de mi historia acontecido hace algunos meses, que ha cambiado y dado un giro en mi vida y en la de mi familia para siempre.
Mi esposo y yo hace muchos años formamos un hogar católico, como madre serían pocas mis palabras para describirte lo que fue, el momento sorpresivo en que mi hija adolescente acude a mí para decirme que está manteniendo una relación sentimental on line con otra mujer de su edad, sin conocerse personalmente, pues ambas viven en países diferentes.
Te preguntarás cuáles fueron nuestras reacciones como padres. Bueno, pues dentro de nuestra sorpresa hubo en ese momento un gran dolor, sin embargo, la reacción natural fue expresarle a nuestra hija nuestro amor incondicional de padres, sin que ello significara que apoyásemos esta idea o estuviésemos de acuerdo con ello.
Mis primeros cuestionamientos internos fueron:
¿En qué momento sucedió este cambio? ¿Qué pasó con aquella niña a la que vimos siempre crecer tan femenina? ¿Qué sucedió para que mi pequeña, siempre tan mujercita y con gusto por las cosas y los juegos de las niñas y aquella jovencita que se arreglaba para agradar a los chicos tuviera una confusión respecto a su identidad sexual? Qué será de su vida si decide continuar este camino?
Por supuesto, no faltó el autorreproche: ¿En qué fallamos como padres? ¿Qué hicimos mal o qué dejamos de hacer por nuestra pequeña?
A todas estas preguntas siguieron varios días difíciles y de mucho dolor, pero decidimos no llevar este proceso solos, sino tomados de la mano de Dios, lo que nos permitió expresar desde un principio grandes muestras de cariño, de aceptación y respeto a su persona, y sobre todo propiciar un ambiente que generara una gran unión familiar. No cabía duda, Dios estaba presente en nuestro hogar.
Como padres de familia somos conscientes de que cuando los hijos crecen toman sus decisiones libremente y fue a través de la oración, mucha oración, cuando decidimos permitir que nuestra hija tomara su propia decisión, de acuerdo a los valores inculcados en familia y confiando que estas decisiones fueran tomadas de forma inteligente, con fundamento, previendo y contemplando todos los riesgos y consecuencias que esta decisión conllevaría.
Siendo éste el primer caso cercano de homosexualidad en la familia, tuvimos la necesidad de acudir a un profesional experto en el tema para darle seguimiento a la situación. Uno de nuestros temores como padres, era que alguna terapia que nuestra hija decidiera tomar por su cuenta, solo la llevara a reafirmar la idea de continuar en la homosexualidad el resto de su vida, sin darse antes la oportunidad de profundizar y pensar a conciencia si esta situación no era sólo una confusión temporal, producto de una invitación por parte de una sociedad actual que motiva y alienta a probar y experimentar este tipo de relaciones con el argumento de que es normal y totalmente aceptable decidir lo que cada ser humano desee hacer con su vida y con su cuerpo.
Así que, en esta búsqueda por encontrar apoyo y orientación, yo pedía fervientemente a Dios que pusiera en nuestro camino a los profesionales indicados para abordar el tema de la mejor manera.
No puedo decir que esto ha sido un proceso fácil; al contrario, en lo personal, pasé por momentos muy difíciles, ni siquiera ahora sabría cómo explicarlos.
En un principio estuvo acompañado de fuertes conflictos de pareja, de momentos de angustia e incertidumbre al pensar qué pasaría con el destino de mi hija.
¿Qué sufrimientos le ocasionaría si decidiera continuar este camino? O si seguiría adelante con esta relación defendiendo su postura solo para demostrar que ella puede hacer con su vida lo que quiere, lo que le apetece; y si estaría lista para enfrentar a una discriminación por parte de una sociedad que dice apoyar la atracción al mismo sexo como una condición normal del ser humano, pero que cuando éste se declara gay abiertamente, es objeto de juicios, rechazo y fuertes burlas que le ocasionan un gran sufrimiento.
Una vez contactados con la coach especialista en identidad; Elena Lorenzo, con quien participamos en un curso: Camino a la Heterosexualidad, sobre temas relacionados con la homosexualidad, participamos en varias sesiones de orientación y acompañamiento. Considero que estas sesiones fueron una parte fundamental en todo este proceso, reanudamos poco a poco nuestra estabilidad de pareja y familiar, pues nos fueron aclaradas muchas dudas y fuimos alentados a continuar esta etapa de nuestra vida recuperando la serenidad.
Dentro del tiempo que duró este proceso de ayuda profesional al que acudimos como padres para abordar el tema, nuestra hija dio por terminada la relación sentimental que sostenía a través de redes sociales con la mujer que nunca conoció personalmente. Su decisión fue tomada libremente; y con certeza puedo decir que haberle dado acompañamiento en esta etapa de su vida sin obligarle a hacer las cosas a nuestra manera, le permitió tomar esta decisión por convicción propia.
¿Qué sucederá en su futuro? Francamente no lo sé, sus decisiones no están en nuestras manos. Pero mi esposo y yo seguimos y seguiremos propiciando la buena relación y fomentando la unión en la familia y pedimos a Dios que nuestros hijos, en un futuro adultos e independientes, con madurez e inteligencia tomen siempre las mejores decisiones.
Si de esta experiencia como madre puedo emitir una opinión que pudiera ser de ayuda a otros padres con una situación similar, con gran seguridad puedo afirmar que el niño(a) o adolescente que experimente (AMS) - atracción al mismo sexo necesita sentir muy de cerca la presencia y el cariño de sus padres, evitando a toda costa el rechazo, reproche o el castigo que solo significaría una carga emocional más de la que ya ha estado llevando en soledad y probablemente en silencio por temor a ser juzgado o reprendido por sus padres.
El ofrecer a nuestros hijos acompañamiento emocional al conocer una tendencia homosexual, por dolorosa que sea para los padres, evitará daños emocionales a futuro y propiciará que libremente tomen decisiones de forma inteligente.
La cercanía, el amor y la aceptación de los padres hacia un hijo pequeño o adolescente será sin duda un elemento fundamental que podrá ayudar a éste a aclarar sus pensamientos confusos respecto a su identidad sexual, evitándole en lo futuro un gran sufrimiento y probablemente fuertes conflictos emocionales.
ELENA LORENZO REGO
Homosexualidad y el Coaching de Identidad, ReL
Vea también Sanar la Homosexualidad: Historias de Casos de la Terapia Reparativa
No hay comentarios:
Publicar un comentario