sábado, 31 de agosto de 2024

¿Son tan pocos los detrans como dicen algunos estudios? Un psicoterapeuta señala sus graves errores

Emiliano Lambiase revisa sus afirmaciones más cuestionables


No todos los que detransicionan lo comunican a la clínica donde
transicionaron, precisamente por la desconfianza y frustración generadas.
Algunos estudios no tienen en cuenta este hecho, entre otras limitaciones
que examina Lambiase. Foto (contextual): José Pena / Unsplash.










Un nuevo estudio sostiene que, después de practicarse la terapia quirúrgica "afirmativa de género", el número de los que se arrepienten (denominados en inglés detransitioners) oscila en torno al 1%.

Pero es una tesis que tiene los pies de barro. Así lo sostiene Emiliano Lambiase, psicólogo y psicoterapeuta, coordinador en el Instituto de Terapia Cognitivo-Interpersonal, en el nº 241 (julio de 2024) del mensual italiano de apologética Il Timone.

¿Los detransitioners son solo el 1%? Algunas dudas

Un artículo reciente (Thornton et al, 2024) titulado Una revisión sistemática del arrepentimiento del paciente después de la cirugía. Un fenómeno habitual en muchas especialidades, pero raro en la cirugía de afirmación de género, insiste en que el índice de viraje y detransición tras la terapia quirúrgica afirmativa [de género] es muy bajo, inferior al 1%, confirmando los resultados de estudios anteriores.

Lo primero que sorprende es que el estudio sea una revisión sistemática de la bibliografía existente, que ya ha sido criticada desde varios puntos de vista. Por tanto, adolece en primer lugar de todas las limitaciones de las investigaciones citadas.

Ante todo, los estudios que indican bajos índices de arrepentimiento proceden, en general, de una época en la que la terapia hormonal y la cirugía se llevaban a cabo solo siguiendo un protocolo riguroso (el originario holandés), y antes de la explosión de casos que ha tenido lugar en los últimos 15-20 años -sobre todo femeninos- de disforia de género de aparición en la adolescencia.

Respecto a este punto, los autores afirman que sabemos que el aumento de la identidad trans en los últimos años es debido a una mayor aceptación social y a la disponibilidad de tratamientos afirmativos. Pero esta afirmación no está en línea con los conocimientos actuales, sino que es una suposición no demostrada. Aunque dichos factores sin duda influyen, a día de hoy no estamos en disposición de explicar este fenómeno.

Posibles errores

Además, en estos estudios el arrepentimiento se ha determinado mediante diversos métodos (revisión retrospectiva de las historias clínicas, cuestionarios no convalidados y entrevistas semi-estructuradas) susceptibles de diversos errores.

1. Entre otras cosas, muchos investigadores han utilizado una definición muy restringida de arrepentimiento, como por ejemplo que se pida reintegrar el sexo de nacimiento como sexo legal (Dhejne et al, 2014).

2. En tiempos más recientes, los pacientes con arrepentimiento postoperatorio han sido identificados utilizando la petición de inversión quirúrgica, a pesar de que se desconoce qué porcentaje de los que se arrepienten tienen como objetivo una nueva operación tan invasiva (Narayan et al, 2021).

3. Es importante observar que muchos de los que se arrepienten o detransicionan no informan a la clínica en la que recibían el tratamiento, lo que hace imposible contabilizarlos (Littman, 2021).

4. Muchos estudios tienen altos índices de falta de seguimiento y los pacientes que han fallecido por suicidio o por complicaciones médicas a menudo no han sido incluidos (Dhejne et al, 2014; Wiepjes et al, 2018), lo que podría encubrir casos de arrepentimiento.

5. Un artículo muy reciente (Straub et al, 2024), titulado Riesgo de suicidio y auto-lesión después de cirugía de afirmación de género, revela incluso el aumento de los índices de suicidio en concordancia con las operaciones de cirugía afirmativa. Aunque la concordancia no equivale a causalidad, invita a reflexionar y a prestar atención.

Comparativa de intento de suicidio, fallecimiento, suicidio/autolesión o estrés postraumático entre la cohorte A (1501 pacientes que llegan a urgencias y tienen historia clínica de cirugía de afirmación de género) y la cohorte B (15.608.363 de pacientes que llegan a urgencias sin esa historia clínica). Fuente: Straub et al, 2024, tabla 1 simplificada.

Límites de la investigación

Entremos ahora en lo específico del artículo en cuestión.

1. Al citar algunos de los estudios que presentan las limitaciones enumeradas, los autores confían en los resultados presentados sin examinar las limitaciones de la investigación, y no clasifican las pruebas, componentes fundamentales de una revisión sistemática fiable.

2. Además, no toman en consideración artículos con puntos de vista contrarios, como por ejemplo la revisión La ratio de detransición es desconocida (Cohn, 2023).

3. Asimismo, entre las pruebas que consideran figura una encuesta (con un índice de respuesta del 30%) realizada a los cirujanos afiliados a la Wpath [World Professional Association for Transgender Health, Asociación Profesional Mundial para la Salud Transgénero], confiando en sus autoevaluaciones sobre cuántos pacientes se han arrepentido de sus procedimientos.

4. También citan un estudio transversal de la Universidad de Michigan que ha tenido un índice de respuesta del 59%, una edad media para la intervención quirúrgica de 27 años y un seguimiento de 3,6 años, sin considerar que ellos mismos habían citado como fundamental un estudio (Wiepjes et al, 2018) que eleva a casi 11 años el tiempo medio de reconsideración de la transición.

5. Además, toman en consideración una encuesta transgénero estadounidense de 2022 que excluía de manera explícita a quienes no se identificaban ya como transgénero, privando de este modo a la investigación justo de la muestra que se quiere estudiar.

6. Como última reflexión, pero no última limitación del artículo, mezclan churras con merinas al comparar los índices de arrepentimiento por las intervenciones quirúrgicas afirmativas de género con los de "decisiones vitales no quirúrgicas", como hacerse un tatuaje o tener hijos, y con otros tipos de intervenciones quirúrgicas como la cirugía plástica, que se basan en deseos, expectativas, dinámicas emotivas, prácticas quirúrgicas con efectos colaterales totalmente distintos.

Exigencias que hay que escuchar

Es probable que este artículo sufra modificaciones, o tal vez lo retiren los autores o la propia revista, pero los riesgos que comportará para la población transgénero no cambiarán, ya sea para quien necesita un recorrido de transición y se beneficiará de él [Nota de ReL: opinión del autor no compartida por la línea editorial de este medio], ya sea, específicamente, para la población silenciosa de detransitioners que durante el recorrido de transición y, en especial, durante las fases médicas (hormonal y quirúrgica), se arrepentirá de la decisión tomada y, cuando sea posible, decidirá, con gran sufrimiento, volver sobre sus pasos.

A día de hoy, esta población aún no ha sido estudiada de forma apropiada y respetuosa, por lo que no estamos en disposición de valorar de manera correcta su extensión y sus dinámicas.

Por los pocos estudios que hay disponibles, sabemos que en muchos casos la decisión deriva de un cambio de la identidad de género acaecida desde dentro, y no por presiones o condicionamientos externos (Littman, 2021; Exposito-Campos, 2021; Vandenbussche, 2022; Littman et al, 2023). Por consiguiente, son fundamentalmente personas que desisten, cuyos cambios en la identidad de género han tenido lugar tras el inicio del recorrido de transición. Es también a sus exigencias, antes y después de la transición, a las que debemos dar voz, porque no puede haber un tratamiento de género realmente inclusivo y que tenga como objetivo el cuidado de las personas sin dar espacio a las necesidades específicas y personalizadas de cada uno.

ReL,Traducción de Verbum Caro.

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