martes, 20 de agosto de 2024

Qué pasa cuando un cristiano se mundaniza

el cristiano no se mundaniza

El Señor Jesús advirtió a sus discípulos que se cuidaran del mundo
porque habían sido elegidos por Él; hoy, esa advertencia sigue vigente para el cristiano

Jesús, el Señor, conoció a muchas personas durante su vida en la tierra, y vio lo mejor y lo peor de ellas, por lo que advirtió a sus discípulos sobre lo que podían esperar si decidían entregarse a Él, advertencia que sigue vigente para el cristiano actual.

Resistir al demonio

Por supuesto, sus enseñanzas iban encaminadas al amor y conocimiento de Dios, a quien hay que aprender a serle fiel rechazando lo que ofrece el mundo. Por ello, claramente dijo:

"Si ustedes fueran del mundo, el mundo los amaría como cosa suya. Pero como no son del mundo, sino que yo los elegí y los saqué de él, él mundo los odia".

(Jn 15, 19)

Por tanto, a pesar de las consecuencias, hay que vivir rechazando lo que ofrece el demonio, como dice el apóstol Santiago:

"¿No saben acaso que haciéndose amigos del mundo se hacen enemigos de Dios? Porque el que quiere ser amigo del mundo se hace enemigo de Dios [...] Sométanse a Dios; resistan al demonio, y él se alejará de ustedes".

(Sant 4, 4.7)

Portadores de la buena noticia

Mundanizarse significa simpatizar con las cosas de mundo: el placer, los deseos carnales, la ambición, la soberbia, y toda clase de pecados que alejan al ser humano de Dios. En pocas palabras es apartarse de Dios.

Por ello, el deber del cristiano es convertirse en portador de la buena noticia y no adaptarse al mundo, recordando que lo que le ofrece es pasajero y que nada se llevará al morir, mas que las buenas obras y todo lo derivado de su amor y obediencia a Dios.

Vivir en el mundo sin ser del mundo

Jesús repite a sus discípulos cuál es el precio que hay que pagar por escucharlo, porque los que no tienen fe creen que el cristiano está equivocado, atacándolo con fiereza. Por eso, pide al Padre para que los preserve del Maligno:

"Yo les comuniqué tu palabra, y el mundo los odió porque ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No te pido que los saques del mundo, sino que los preserves del Maligno. Ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo".

(Jn 17, 14-16)

Vivamos con esperanza porque la promesa de Cristo se cumplirá para los que crean firmemente.

Mónica Muñoz, Aleteia

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