domingo, 20 de noviembre de 2022

Matrimonio: Cómo volver al amor primero

 

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¿Cuál de los 3 ingredientes te falta? María Álvarez de las Asturias, del Instituto Coincidir, orienta a quien piense que su amor de pareja "ya no es como antes"

Estos días la Iglesia nos propone la lectura del libro del Apocalipsis. Y al escuchar «Conozco tus obras, tu fatiga, tu perseverancia… pero tengo contra ti que has abandonado tu amor primero«, pienso en cuántas veces en nuestra vida matrimonial y familiar nos invaden la prisa, las actividades. Muchas cosas que hacemos por los que amamos, y son buenas; pero nos van desgastando y podemos perder de vista lo importante: el amor.

Con frecuencia, cuando hablo a novios y matrimonios, les recuerdo que a lo largo de toda la vida matrimonial deben estar presentes, en adecuada proporción, estos 3 ingredientes: sentimiento, razón y voluntad.

  • El aspecto emocional, afectivo: nos casamos porque estamos muy a gusto juntos, apreciamos la compañía del otro, su presencia, su cariño… Porque la mera existencia del otro nos hace arder el corazón y exclamar ¡qué bien se está aquí!
  • Además, hemos usado la razón para valorar si nuestra relación tenía sentido y hemos concluido que sí, que la tiene. Que coincidimos en lo que para cada uno es más importante, que respetamos aquello que no compartimos, pero es importante para el otro; que tiene sentido compartir un proyecto de vida en el amor, que no tenemos que dejar de ser nosotros mismos, que la vida juntos saca de cada uno muchas cosas buenas.
  • Y, desde la libertad, hemos elegido (voluntad) tanto a la persona como el tipo de relación en la que queremos vivir nuestro amor (te elijo a ti, y elijo vivir contigo un amor matrimonial, es decir, para siempre, fiel, fecundo).

En lo bueno y en lo malo

En nuestra relación habrá muchos momentos en los que nos sentiremos muy a gusto. Esos días no hace falta que nadie nos recuerde por qué nos hemos casado: lo estamos viviendo y experimentando felizmente.

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Los pequeños gestos son muy importantes para reavivar el amor.

Pero también habrá momentos de cansancio, de desencuentro, en los que puede instalarse entre los dos cierta distancia. No necesariamente porque nos pase algo grave (una discusión seria, una pelea).

También puede ser:

-porque lo que hacemos en el día a día nos ocupa toda la atención;

-porque hacemos las cosas con la mejor intención para cuidar y agradar a nuestra familia, pero nos absorbemos en algo concreto y nos despistamos y aislamos, sin compartirlo;

-porque sin darnos cuenta hemos ido dando algunos pasos en direcciones distintas.

Cuando esto pasa, uno puede sentirse triste, o enfadado, o frío.

Los sentimientos nos hablan, son una pista de lo que estamos viviendo. Es bueno pararse a descifrar lo que nos están indicando: tal vez, nos dicen «…has abandonado tu amor primero».

Si pasa, no hay que asustarse

No hay que asustarse, pero sí tomar nota y medidas para que ese amor primero vuelva a arder en nuestro corazón. Recolocar lo que nos haya distanciado; echar leña al fuego del amor, recuperar los gestos de cariño.

Como decía Nacho Cano en «Vivimos siempre juntos»:

«Llenamos el caldero
De risas y saleros
Con trajes de caricias rellenamos el ropero.»

Para volver a experimentar la felicidad de compartir una vida de amor juntos, en la que:

«De ningún modo hay que resignarse a una curva descendente, a un deterioro inevitable, a una soportable mediocridad».

Amoris Laetitia, n. 232

En otro artículo hablaba de esto en términos parecidos: «Si eres idealista, elige el compromiso».

Puedes hacer llegar tus preguntas a consultorio@aleteia.org. También puedes dirigirte al Instituto Coincidir.

María Álvarez de las Asturias, Aleteia











  Vea también     El amor humano en el plan divino 





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