Los miembros de las comunidades religiosas suelen llevar un hábito particular. Es el signo visible de su consagración a Dios y de su pertenencia a una orden
Muchos religiosos y religiosas católicas, como monjes, hermanos, hermanas, sacerdotes y otros, visten el hábito de su comunidad. ¿Pero por qué? La vestimenta de las diferentes comunidades ha evolucionado con el tiempo pero siempre ha sido el símbolo externo de pertenencia a Dios.
San Juan Pablo II declaró en su exhortación apostólica, Vita Consecrata, que el hábito tiene un fin específico:
Dado que el hábito es signo de consagración, de pobreza y de pertenencia a una familia religiosa particular, al unirme a los Padres del Sínodo recomiendo encarecidamente a los religiosos y religiosas que lleven el hábito, convenientemente adaptado a las circunstancias de los tiempos y lugares.
Según muchas tradiciones, el hábito lo establece a menudo el fundador de la orden religiosa después de una revelación celestial privada. Por ejemplo, entre los dominicos, el beato Reginaldo de Orleans (1180-1220) fue el creador del hábito actual. Cuando estaba gravemente enfermo, la Virgen se le apareció tanto para curarlo como para revelarle el elemento clave del hábito dominicano: el escapulario.
Signo de pertenencia
Siguiendo el ejemplo de San Agustín, Santo Domingo, el fundador, y los primeros frailes de la Orden vestían túnicas tradicionales. Siguiendo la visión de Reginaldo, se introdujo el escapulario blanco; y desde entonces ha sido el signo más reconocible de pertenencia a la Orden de Predicadores.
Aunque las vestimentas religiosas a menudo han evolucionado con el tiempo, la esencia del hábito es ser simple pero distintivo, como dijo san Juan Pablo II.
Cuando necesidades apostólicas válidas lo aconsejen, pueden, de acuerdo con las normas del mismo Instituto, llevar ropa sencilla pero digna; con un símbolo apropiado, para que su consagración sea reconocible. Los Institutos que, desde el principio o como consecuencia de las disposiciones de sus constituciones, no prevean sus propias costumbres, deben cuidar de que la vestimenta de sus miembros corresponda, en dignidad y sencillez, a la naturaleza de su vocación.
Vita Consecrata
¡Por eso no hay una, sino una miríada de prendas para distinguir a los miles de religiosos y religiosas de todo el mundo y sus múltiples consagraciones! Mira estas imágenes y aprende más sobre los hábitos religiosos
Philip Kosloski, Aleteia
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