Cada año se bendice de nuevo la fuente de San isidro a la que acuden muchos madrileños |
En 2022 se cumple el 400 aniversario de la canonización de san Isidro: la realizó el 12 de marzo de 1622 Gregorio XV, junto con la de los españoles Ignacio de Loyola, Francisco Javier, Teresa de Jesús y el italiano Felipe Neri. Seguro que se van a hacer muchos actos culturales y religiosos en honor de tan insigne personaje, pero desde aquí lo vamos a enfocar hacia la ciencia.
Bula de canonización de san Isidro
San Isidro (c.1082-c.1172) fue pronto objeto de estudio para la ciencia. Sería el rey Alfonso X El Sabio (1221-1284) quien mandaría redactar un libro en el que se recogieran la vida y la obra de este popular personaje, un libro de historia al fin y al cabo. Y no se lo encargó al primero que pasó por allí. El encargo recayó sobre Juan Gil de Zamora (c.1241-c.1318), un franciscano teólogo, escritor, erudito y humanista, un científico de la época, colaborador del rey Sabio en su obra ‘Las Cantigas de Santa María’. Alguien de fiar.
Ciertamente desde nuestra perspectiva actual, lo recogido en la obra puede resultarnos de veracidad no del todo demostrada, pero no es menos cierto que en principio no tenemos porqué negar la historicidad de los hechos, admitiendo claro está la sobrenaturalidad de muchos de ellos.
Por este y otros estudios sabemos que San Isidro Labrador nació y murió en Madrid, de 1082 a 1172, año arriba, año abajo. Recibió veneración popular intensa en la Capilla Real ubicada junto al altar mayor de la parroquia de San Andrés de Madrid.
Probablemente el estudio científico más completo y documentado sobre su vida sea ‘San Isidro de Madrid. Un trabajador Universal’, escrito por los doctores Tomás Puñal y Jose Mª Sánchez y editado por Ediciones La Librería en 2000. El libro recoge con rigor científico todo lo conocido sobre el santo, referencias al estudio pionero de Juan Gil de Zamora incluidas, así como una guía de todos los lugares relacionados con su vida y una completa bibliografía sobre su persona. Merece la pena comprarlo a cualquiera que quiera sumarse a este 400 aniversario del santo y tener conocimiento de causa.
San Isidro zahorí: ¿ciencia, don natural o sobrenatural?
San Isidro es tenido por zahorí o descubridor de manantiales y pozos. Se le atribuye haber abierto la popular Fuente de San Isidro, en la Ermita del Santo; haber descubierto el Pozo de San Isidro, de 27 metros de profundidad, ubicado en el actual Museo del Santo; el de la Ermita de Santa María la Antigua, en Carabanchel, y el del subsuelo de la capilla de la Inmaculada de la Colegiata de San Isidro.
La práctica de encontrar agua a falta de conocimientos geológicos e instrumental adecuado ha llegado a denominarse radiestesia, y es por muchos considerada como una pseudociencia. No se puede demostrar que san Isidro no dispusiera de un ‘don natural’ para interpretar empíricamente elementos paisajísticos y geológicos que finalmente las ciencias modernas asociaran a la proximidad de aguas subterráneas, por lo que hemos de conceder el beneficio de la duda al santo, poderes sobrenaturales más que posibles al margen.
Otra actividad desempeñada por nuestro santo fue la agricultura. En su época, los conocimientos agrarios se transmitían sobre todo oralmente pero a partir de cierto momento muchos se recopilaron ya por escrito, como hizo el clérigo de la Universidad de Alcalá de Henares, Gabriel Alonso de Herrera (1470 - 1539), en su tratado ‘Agricultura General’, de 1513, que fue de utilidad a muchas generaciones en España y en todo el mundo.
La casa de san Isidro y su fuente curativa
Se considera que san Isidro trabajó en un campo próximo a la villa, heredad de Juan de Vargas, en Carabanchel, junto a la ribera derecha del río Manzanares, entonces llamado Guadarrama, en una casa de labor situada en medio de tierras fértiles dedicadas al cultivo de cereales, tierras que siguen ocupando una buena parte de las terrazas fluviales del río.
Sobre la casa de labor que ocupó la familia se levantaría, ya en el siglo XV, una ermita, aprovechando el manantial y la fuente cuya construcción se atribuye al mismo santo, cuyas aguas tienen propiedades curativas, según fue reconocido por Roma en el propio proceso de canonización y sigue siendo evidente por múltiples testimonios.
El Madrid que pasó a manos cristianas
Madrid pasó de manos musulmanas al reino de Toledo, es decir, a manos cristianas, en el año 1085, gracias al rey Alfonso VI, tras un pacto con el rey de taifa Al-Qādir. Esto sucedió en vida del santo agricultor. Se habla de Isidro como un mozárabe que casó con María de la Cabeza, y tuvieron un hijo, Juan o Illán. Por los pelos no acabaron los tres canonizados: su esposa sí. Se le atribuyen milagros, como a Cristo: hechos insólitos para los que la ciencia, incompleta como es ella, no tiene explicación, pero no por ello desdeñables o susceptibles de ser considerados como falsos sin más.
La Historia como disciplina científica nos habla del Madrid de san Isidro. De la primera muralla que tuvo Maŷrit – Madrid- nos quedan restos palpables. Los más destacados están en el Parque de Mohamed I, junto a la Cuesta de la Vega. Se cree que son los restos más antiguos: material de sillería a soga y tizón al estilo califal. La muralla era, a juzgar por los restos, de pedernal y sílex en su parte inferior. Del contacto de los proyectiles cristianos con este material y las chispas que saltaban se dice que surgió la conocida frase: “Sobre agua fui edificada, mis muros de fuego son”.
Un importante resto de la muralla se encontró al realizar el subterráneo del aparcamiento de la Plaza de Oriente: una atalaya fechada en el siglo IX que hoy se encuentra expuesta, protegida por un cristal, en el aparcamiento de la plaza. La arqueología ha revelado la existencia de un barrio islámico de campesinos, de origen bereber, durante los siglos X, XI y XII, en el lugar donde fue enterrado el cuerpo de San Isidro, en una zona llamada “Puerta de los Moros” tras la toma de Maŷrit por Alfonso VI.
Maslama el Madrileño: un científico musulmán del s.XI
En la época de nuestro santo fue Maslama El Madrileño, del que habla muy acertadamente Julio Samsó en el Diccionario Biográfico Español de la Real Academia de Historia, el científico más relevante, también creyente por cierto, eso sí musulmán. También se encuentra información interesante sobre él en madridislamico.org.
Nacido en Madrid, estudió en Córdoba aritmética, geometría , astrología, y desarrolló allí toda su actividad profesional, creando importante escuela. Hay referencias de que levantó un horóscopo e hizo un tratado de aritmética comercial. Se le tiene por astrónomo, astrólogo, matemático y economista. Aunque los datos son escasos, se sitúa su nacimiento en Madrid en torno a 1007. Desarrolló sus avances científicos en Córdoba, ciudad en la que se estableció siendo joven, y donde falleció. Es considerado por algunos el científico más reputado de al-Ándalus en su época.
Se dice que tradujo el ‘Planisferio’ de Ptolomeo, pero esta obra aún no ha sido localizada, aunque se acepte que sirvió para posteriores traducciones al latín y hebreo, las cuales sí que han llegado hasta nuestros días. También se realizó una adaptación de las tablas de Al-Juarizmi (a cuyo nombre debemos el vocablo ‘algoritmo’) al meridiano de Córdoba, mediante observaciones astronómicas realizadas en torno al año 979, convirtiendo las fechas persas (guiadas por calendario solar) a las árabes (guiadas por el lunar). Esta obra la tradujo al latín el sabio inglés Adelardo de Bath en el siglo XII, trabajando con los benedictinos de Bath. Gracias a estos cálculos se pudo corregir el tamaño del mar Mediterráneo y determinar su tamaño real.
Maslama escribió el ‘Tratado del Astrolabio’, sobre la construcción y uso de este artefacto. Dicho tratado se conserva en la biblioteca del Monasterio de El Escorial de Madrid, con el número 967 del Fondo Árabe. Actualmente a Maslama se le recuerda a un paso de la madrileña avenida Ramón y Cajal, en una pequeña plaza, desde el año 1985: la Plaza de Maslama.
San Isidro como patrono de instituciones científicas
San Isidro, santo patrón de agricultores, ha sido reclamado como patrono de varias instituciones científicas, resultando cuanto menos curiosa la fama que tiene en este sentido en Argentina. Así, en 1993 se fundó allí la Academia Provincial de Ciencias y Artes de San Isidro bajo el auspicio de la Fundación San Isidro para la Educación, las Ciencias y las Artes.
También en Argentina encontramos la Universidad de San Isidro. Fundada en 2013 está localizada en la metrópoli de Buenos Aires. Otra institución relacionada con la investigación y la docencia universitaria ubicada en Argentina y en honor a nuestro santo patrón es el Hospital Central de San Isidro ''Dr. Melchor Ángel Posse'', un hospital público ubicado en el Partido de San Isidro, en la localidad de Acassuso, y es un Hospital Universitario adherido a la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires.
San Isidro, de hecho, da nombre a una localidad argentina, cabecera del partido bonaerense de San Isidro, ubicado en la Zona Norte del Gran Buenos Aires. Su origen se remonta a 1706, cuando el capitán Domingo de Acassuso, vizcaíno de origen, fue autorizado a transformar la capilla particular de su hacienda en un templo público que llevó el nombre de San Isidro Labrador, en homenaje al santo de su devoción.
Según se cuenta, el santo labrador se le apareció en sueños y le pidió que, cuando dispusiera de fortuna, erigiera en ese lugar una capilla donde pudieran asistir los pobladores de aquella zona, algo que hizo y terminó ocasionando que a los campos vecinos se les llamaran «del Santo», creándose una tradición que llega hasta nuestros días en forma de universidades.
Otra institución científica muy célebre que honra al santo agricultor es el Instituto Agrícola Catalán de San Isidro, que se fundó como asociación empresarial agraria en 1851. Este centro, impulsor de la ciencias modernas en el mundo agrario, creó una oficina de investigación y descubrimiento de aguas subterráneas, sin duda en honor a san Isidro. Esta institución jugó un papel crucial en la lucha científica contra la filoxera, insecto que arruinó al sector vitivinícola español a finales del siglo XIX. Un importante científico católico que trabajó aquí fue Luis Justo Villanueva (c.1836-1880) , ingeniero industrial madrileño que impulsó las bases científicas de la elaboración del cava a nivel industrial.
También se dedicó al santo el Real Cortijo de San Isidro, pedanía de Aranjuez fundada por Carlos III en 1766. Ideada como explotación agrícola modélica y despensa del cercano Palacio de Aranjuez, el rey trajo desde Nápoles plantas y viñas a modo de granja estudio. Fue en todos los sentidos una finca de experimentación agraria dedicada estudiar la combinación de tierras dedicadas a huerta con prados para cría de ganado lechero y, muy especialmente, el cultivo de diferentes variedades de olivos y vides, intensificado a partir de 1786.
Otro espacio importante es el Instituto San Isidro, situado en la Plaza Mayor de Madrid, quizá el centro educativo más antiguo de España, heredero de los Estudios de la Villa (1346), del Colegio Imperial (1603), y también de los Reales Estudios (1625). Fue Seminario de Nobles, Academia de Matemáticas de Felipe II, Facultad de Medicina, Escuela de Arquitectura, Facultad de Filosofía y Letras y Facultad de Artes. Los mejores tratados de enseñanza de la España del pasado, fueron redactados por personas vinculadas a este centro. El listado de personajes ilustres que han pasado por sus aulas es largo. Entre los científicos estuvo el jesuita y naturalista Juan Eusebio Nieremberg y Ottin (1595–1658), el inventor del autogiro Juan de la Cierva y Codorníu (1895-1963), el historiador Manuel Tuñón de Lara (1915-1997), el fundador del Instituto de Estudios Madrileños, José Simón Díaz (1920-2012) y el más que famoso historiador Claudio Sánchez Albornoz (1893-1984).
El Instituto de Estudios Madrileños, del cual soy Miembro colaborador, está desarrollando un conjunto de interesantísimas conferencias de entrada gratuita que serán la delicia de quienes quieran honrar al santo sin olvidar la ciencia.
¡Viva san Isidro!
Alfonso V. Carrascosa / ReL
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