Si no hay humillación, no hay verdadera humildad, advierte el Papa a los cristianos que deben tener cuidado de no caer en esa humildad falsa y como la comida chatarra, es decir “confeccionada en serie”.
La humildad hace parte de las enseñanzas más revolucionarias del evangelio. “No hagan nada por egoísmo o vanidad; más bien, con humildad consideren a los demás como superiores a ustedes mismos” (Filipenses 2:3-8).
El papa Francisco en sus homilías en Santa Marta ofrece el modelo de Jesús, que “en los momentos difíciles, en los momentos en que se desata el diablo”, donde es acusado, “por el Gran Acusador a través de tanta gente, tantos poderosos; sufre, ofrece su vida y reza” (18.09.2018).
Jesús encarnó la compasión y dos rasgos que acompañan su humildad: la mansedumbre y la ternura. Si no hay humillación, no hay verdadera humildad, advierte el Papa a los cristianos que deben tener cuidado de no caer en esa humildad falsa y como la comida chatarra, es decir “confeccionada en serie”. (29.01.2018).
1. Cercanos a los otros, huir de grupitos de poder.
Francisco pide que el cristiano esté cerca a la gente, y no a los poderosos o a los ideólogos de turno. En especial, se refiere a los pastores de la Iglesia para que no sean cómplices de los “grupitos de los poderosos, de los ideólogos. Estos nos envenenan el almas, no nos hacen bien” (18.09.2018). Así, se pierde humildad y se entra en el juego de los intereses personales.
2. El humilde entiende el poder como servicio, al estilo de Jesús.
El Obispo de Roma subraya que la autoridad y el poder de Jesús radican en “la humildad”, “la mansedumbre, la cercanía, la capacidad de compasión y la ternura” (18.09.2018). El humilde acepta la humillación y es capaz de tolerar, de llevar sobre tus espaldas una humillación.
3. El humilde sabe comunicar con Dios.
El Papa recuerda que “en el Evangelio, cuando Jesús no estaba con la gente, estaba con el Padre, orando. Y la mayor parte del tiempo en la vida de Jesús, en la vida pública de Jesús, Él la pasó en la calle, con la gente” y por demás rezando y entregando su espíritu a un bien superior.
4. El humilde gana autoridad, la autoridad del ejemplo.
“La humildad de Jesús, es lo que le da autoridad a Jesús, lo acerca a las personas. Él tocaba a la gente, abrazaba a la gente, miraba a la gente a los ojos, escuchaba a la gente. Cercano. Y esto le daba autoridad” (18.09.2018).
El Papa invita a no ir por el mundo “creyéndose superior a los demás o buscando algún interés humano” pues, jamás se logrará “abrir el corazón de nadie”, porque “su palabra no tendrá autoridad”. Una autoridad que proviene del “propio ejemplo, no con la autoridad de uno que habla desde arriba, pero al que la gente no le interesa”. Y explicó que “ésta no es autoridad: es autoritarismo”. “Ante la humildad, ante el poder del nombre de Cristo con el que el apóstol realiza su oficio si es humilde, los demonios escapan”, porque no soportan, que curen los pecados (07.02.2019).
5. El humilde es amable, manso, no regaña, educa.
En sus homilías, destaca como Jesús es modelo de humildad. “Jesús dice: ‘Aprended de mí que soy humilde y amable de corazón’: amable de corazón. Esa mansedumbre. Él era amable, no regañaba. No castigaba a la gente. Era amable. Siempre con mansedumbre” (18.09.2018).
6. El humilde se enfada ante la injusticia.
El papa Francisco indica que Jesús, que era humilde, también se molestaba por las injusticias contra Dios. “¿Se enfadaba Jesús? ¡Sí! Pensemos a cuando vio la casa de su padre convertida en un negocio, para vender cosas, cambiar monedas. Allí se enfadó, tomó la fusta y mandó fuera a todos. Pero porque amaba al Padre, porque era humilde ante el Padre, tenía esta fortaleza”.
7. La humildad es aceptar las tribulaciones, no a la falsa humildad.
Sin embargo, destacó, que Jesús “cuando la gente lo insultaba, aquel Viernes Santo, y gritaba ‘crucifíquenlo’, él permanecía en silencio porque tenía compasión de aquellas personas engañadas por los poderosos del dinero, del poder. Él estaba en silencio. Rezaba”.
El Pontífice enseña que la oración es la clave de la humildad para los cristianos. En el momento de la tribulación rezar al Padre. “La oración también le llevó a la Cruz, con fortaleza”. Jesús no se vence ante su dolor, su cruz, su martirio y tiene la humilde actitud de pensar en ese momento en los demás, aún cuando lo están maltratando, e “incluso allí tenía la capacidad de acercarse y curar el alma del ladrón arrepentido” (18.09.2018).
La humildad es considerarse a sí mismo un hombre o mujer con defectos, pero deseosos de dejarse transformar por el amor y dejarse perdonar. Esto es, vivir “un verdadero y profundo arrepentimiento” y no es justificarse inmediatamente frente a la ofensa, tratando de parecer bueno: “Si no sabes vivir una humillación, tú no eres humilde”, y añadió que “ésta es la regla de oro” de la humildad (29.01.2018).
Ary Waldir Ramos Díaz, Aleteia
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