En el Antiguo Testamento es uno de los libros preferidos de los místicos y santos,
pero puede resultar impactante para el lector medio
El Cantar de los Cantares (también conocido como el Cantar de Salomón) es uno de los libros más controvertidos de la Biblia. Aunque ha permanecido como parte del canon de las Escrituras desde el siglo IV, en el pasado algunos líderes religiosos han prohibido su lectura por el contenido explícito.
Pero, al mismo tiempo, numerosos santos han citado este libro en múltiples ocasiones y fue el favorito de muchos personajes místicos, quienes dedicaron horas a la oración meditando sobre su simbolismo espiritual.
¿Cómo debería entender este libro un lector medio?
De una forma similar a los Salmos, el Cantar de los Cantares es una recopilación de poesía. Diferentes tradiciones afirman que fue escrito por el Rey Salomón, aunque la mayoría de los eruditos bíblicos no pueden precisar un autor concreto ni el periodo exacto en el que se creó.
Juan Pablo II fue uno de los defensores más populares de este libro y explicó cómo había que entender su lectura durante una audiencia general en 1984. Allí ilustró que el Cantar de los Cantares solo se puede leer “de una forma parecida a los escritos en los primeros capítulos del Génesis, como un testimonio del principio”. Juan Pablo II se refiere a los siguientes versos del Génesis como la clave para entender el Cantar de los Cantares.
Dijo entonces Adán:“Esto es ahora hueso de mis huesosy carne de mi carne;esta será llamada Varona,porque del varón fue tomada”.
Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y se harán una sola carne. Y estaban ambos desnudos, Adán y su mujer, y no se avergonzaban. (Génesis 2:23-25)
Esto sitúa el Cantar de los Cantares como una manifestación fundamental del amor “verdadero” entre un hombre y una mujer en el sacramento del matrimonio. Se trata de un amor inmaculado por el pecado original, repleto de pasión que une a los amantes en un solo ser. No se trata de un amor lujurioso, sino un amor puro de deseo.
El papa Benedicto XVI valida esta lectura del Cantar de los Cantares al explicar un poco de contexto en su encíclica Dios es Amor. “Según la interpretación hoy predominante, las poesías contenidas en este libro son originariamente cantos de amor, escritos quizás para una fiesta nupcial israelita, en la que se debía exaltar el amor conyugal”, escribe en la encíclica.
Sin embargo, aunque el libro parece centrarse en este tipo de amor carnal, su intención es ir mucho más allá. Juan Pablo II explica que “las palabras, los movimientos y los gestos de los cónyuges corresponden al movimiento interior de sus corazones. Es posible entender el lenguaje corporal solo a través del prisma de este movimiento”.
Además, el amor erótico que se enfatiza se transforma en un amor abnegado que muestra un vínculo integral entre dos tipos de amor. Benedicto XVI explica cómo en el Cantar de los Cantares “el amor se ha convertido en la preocupación y el cuidado hacia el otro. Ya no se trata de un sentimiento egoísta, un hundimiento en la embriaguez de la felicidad. En su lugar, busca el bien del ser querido, se convierte en una renuncia y está listo, incluso dispuesto, al sacrificio”.
Además de servir de ejemplo para el amor ideal compartido entre cónyuges, el Cantar de los Cantares también se interpreta como una representación del amor de Dios hacia nosotros. El papa Benedicto resume esta creencia que fue muy popular entre los místicos de la Iglesia.
Por eso podemos comprender que la recepción del Cantar de los Cantares en el canon de la Sagrada Escritura se haya justificado muy pronto, porque sus cantos de amor describen en el fondo la relación de Dios con el hombre y del hombre con Dios. De este modo, tanto en la literatura cristiana como en la judía, el Cantar de los Cantares se ha convertido en una fuente de conocimiento y de experiencia mística, en la cual se expresa la esencia de la fe bíblica: se da ciertamente una unificación del hombre con Dios —sueño originario del hombre—, pero esta unificación no es un fundirse juntos, un hundirse en el océano anónimo del Divino; es una unidad que crea amor, en la que ambos —Dios y el hombre— siguen siendo ellos mismos y, sin embargo, se convierten en una sola cosa: “El que se une al Señor, es un espíritu con él», dice san Pablo. (1 Co 6:17)
Por este motivo, el Cantar de los Cantares es un libro popular entre las parejas casadas y las personas solteras. De hecho, la mayoría de los santos que alabaron este libro fueron dedicados hombres y mujeres religiosos que nunca experimentaron el amor del matrimonio.
Ante todo, la poesía contiene una visión profunda del amor de Dios por nosotros, mostrando un Dios que nos desea y nos busca. El Cantar de los Cantares revela a un Dios que reconoce nuestra belleza y quiere unirse a nosotros en una eterna unión espiritual.
Philip Kosloski, Aleteia
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