martes, 27 de febrero de 2018

Un ayuno cuaresmal de reenvíos negativos y debates que dividen: la propuesta del cardenal Omella


Recientemente, el cardenal Juan José Omella se encontró con
 un fiel desmotivado y triste antes los acontecimientos de Cataluña, 
hasta perder la "alegría interior". El arzobispo de Barcelona le felicitó: 
"Sí, felicidades porque has tomado conciencia de cómo un hecho exterior
 está afectando tu vida interior".

De eso va la Cuaresma, explica el purpurado en su carta semanal de este

 domingo: "Tomar conciencia es el primer paso para poder reorientar 
nuestra vida, para nuestra conversión personal", y eso exige también 
hechos exteriores, como tomar la ceniza o "un retiro espiritual más o 
menos largo". "Un día o unos días de retiro, lejos del ajetreo de la jornada, 
de la vida centrada en el trabajo profesional o en las tareas pastorales, nos 
abren al silencio, a escuchar nuestro interior y a escuchar la voz de Dios
que nos habla mediante inspiraciones profundas", afirma Omella.

Y el ayuno, claro. El prelado recuerda que "lo esencial del ayuno es ser capaz 

de no ser esclavo de aquello que nos aparta de Dios. El ayuno nos hace 
caer en la cuenta de cómo las imágenes, los objetos y las sensaciones que nos 
rodean reclaman nuestra atención constantemente y nos distraen".

En ese sentido, propone una forma particular de ayuno para este año en 

que tan importante resulta "ser forjadores de concordia". Son tres 
propuestas:

"1. Ayuna del reenvío de mensajes controvertidos en las redes sociales. Necesitamos una distancia y un cierto humor. Sólo reenviémonos mensajes 

que regalen alegría y paz. Las noticias dejémoslas para los medios de 
comunicación.

»2. Ayuna de aquellas conversaciones que ya sabemos previamente que no 

llevan a nada positivo y que pueden perjudicar nuestra relación. Ayudémonos a cambiar de tema cuando alguno de nosotros comience.

»3. Ayuna de todo aquello que pueda crear división. Este es un tiempo ideal

 para redescubrir todo lo que nos une y tenemos en común".

Carta dominical
El mejor ayuno para esta Cuaresma
Carta dominical del cardena arzobispo de Barcelona, Juan José 

Omella, 18 de febrero de 2018
Hace unos días, hablé con una persona que me decía: «Soy cristiano de toda l

a vida, pero todo lo que hemos vivido estos últimos meses en nuestro país me 
ha desorientado hasta el punto de perder la vitalidad y la alegría interior con 
que vivía antes». «Felicidades», le respondí. «Sí, felicidades porque has 
tomado conciencia de cómo un hecho exterior está afectando tu vida interior». Tomar conciencia es el primer paso para poder reorientar nuestra vida,
 para nuestra conversión personal.

«Convertíos y creed en el Evangelio». Esta es la invitación de Jesús al inicio 

de su actividad misionera, que la reforma litúrgica ha recuperado para el rito 
de la imposición de la ceniza al principio de la Cuaresma.
La Cuaresma es un buen tiempo para revisar nuestra vida interior. Hay 

muchos cristianos, especialmente agentes de pastoral, que en este tiempo
 cuaresmal participan en un retiro espiritual más o menos largo. Un día o 
unos días de retiro, lejos del ajetreo de la jornada, de la vida centrada en 
el trabajo profesional o en las tareas pastorales, nos abren al silencio, a 
escuchar nuestro interior y a escuchar la voz de Dios, que nos habla 
mediante inspiraciones profundas.

Volver a dejar que Dios ocupe el centro de nuestra vida y poder experimentar 

cómo esto nos ayuda a recuperar el tono vital, es nuestra gran conversión, 
el gran cambio de orientación en nuestra vida. El retiro espiritual provoca 
este cambio de lugar y de ritmo, este dejar tiempo para escuchar nuestro 
interior, este ponernos en contacto con la Palabra de Dios, este abrirnos al acompañamiento espiritual que posibilita que nos demos cuenta de cómo 
estamos realmente, de lo que nos ayuda y de qué deberíamos ayunar para 
recuperar el tono vital interior.

Lo esencial del ayuno es ser capaz de no ser esclavo de aquello que nos aparta de Dios. El ayuno nos hace caer en la cuenta de cómo las imágenes, los objetos y las sensaciones que nos rodean reclaman nuestra atención constantemente y nos distraen.

Teniendo en cuenta el objetivo de ser forjadores de concordia que nos hemos marcado para este nuevo año, y enlazando con las palabras que me dijo la 

persona de la que hablaba al principio, dejadme ofreceros un posible ayuno 
para el tiempo de Cuaresma de este año. En este sentido, os invito y me invito 
a mí mismo a vivir estas propuestas:

1. Ayuna del reenvío de mensajes controvertidos en las redes sociales. 

Necesitamos una distancia y un cierto humor. Sólo reenviémonos mensajes 
que regalen alegría y paz. Las noticias dejémoslas para los medios de 
comunicación.

2. Ayuna de aquellas conversaciones que ya sabemos previamente que no 

llevan a nada positivo y que pueden perjudicar nuestra relación. Ayudémonos 
a cambiar de tema cuando alguno de nosotros comience.

3. Ayuna de todo aquello que pueda crear división. Este es un tiempo ideal

para redescubrir todo lo que nos une y tenemos en común.

Sólo son siete semanas. ¿Creéis que es posible? Pidamos, sin miedo, ayuda a

Dios. A Dios le encanta regalarnos su fuerza para alcanzar la concordia y la 
comunión en la diferencia. ¡Muy buena Cuaresma a todos!

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