Algunas historias para recordarte que estás haciendo un buen trabajo
De izquierda a derecha: San Agustín Santa Mónica, la Virgen María y el Niño Jesús y santa Ana (Da Vinci) |
Hay momentos en que tu hijo te abraza y te regala un dibujo de vosotros dos agarrados de la mano y rodeados de corazones. También hay momentos en los que estás hasta el cuello de colada, cansada, desesperada por dormir bien y capaz a duras penas de mantener el ritmo que exige la maternidad.
Ser madre es una bendición enorme y maravillosa y, al mismo tiempo, una pesada responsabilidad, así que sirve de mucho saber que hay muchas mujeres que han pasado por lo mismo antes. Estas mujeres no son solo santas que resultan ser buenos ejemplos de madres, sino que también intercederán por ti y te apoyarán.
1. Celia
Celia era una madre de lo más corriente. Era ama de casa y costurera con una familia ordinaria y un matrimonio lleno de amor y sin incidentes, aunque su santidad demuestra el valor de la fe en la vida diaria y en la vocación cotidiana de la paternidad. El amor corriente y sencillo de una madre tiene mucha importancia. De hecho, es la fuerza más poderosa del mundo entero, como ha demostrado el hecho de que dos de las hijas de Celia llegaron a convertirse en santas. Una de ellas, santa Teresa del Niño Jesús (la Pequeña Flor), es quizás la santa más querida de nuestro tiempo.
Su mejor consejo educativo: Quiere a tus hijos, cuídalos, edúcales en Dios y ¡observa lo que Dios puede hacer con ellos!
2. Gianna
Gianna es una santa del siglo XX que tuvo una carrera moderna como médico y como madre. Tuvo seis hijos y fue el nacimiento del último el que reveló su heroico testimonio de vida. En 1961, estaba embarazada cuando los médicos le dijeron que tenía un quiste peligroso en el útero que podría complicar el parto. Ella les indicó que no dudaran en salvar la vida de su hijo por encima de la suya propia si el parto se ponía peligroso.
Gianna sobrevivió al parto pero, una semana después del nacimiento de su hija, falleció por las complicaciones derivadas. Su hija, que también se llamó Gianna, dijo más tarde: “Toda la vida de mi madre ha sido un himno a la vida, a la alegría, al amor de Dios, a nuestra Señora, a su familia…”. En Gianna, vemos la fuerza de una madre capaz de sacrificarlo todo por sus hijos.
Su mejor consejo educativo: Entrega todo tu corazón a tus hijos.
3. Francisca Romana
Francisca tuvo seis hijos, pero su hijo Battista fue el único que sobrevivió a la infancia. De adulto, se casó con una mujer que sentía antipatía por Francisca. Insultada, menospreciada y marginada de la vida de su hijo, Francisca no se rindió con su nuera y continuó siendo amable con ella, hasta que ella terminó por cambiar su actitud y reinó la paz en la familia. A veces, solamente una madre es lo bastante fuerte como para recurrir a toda su humildad y amor para poder curar una familia fracturada.
Su mejor consejo educativo: Sé la fuente de unidad en tu familia, no de división.
4. Mónica
Mónica era una cristiana devota, aunque nadie más en su familia lo era, razón por la cual es un gran consuelo para todas las madres que se preocupan por la fe de sus propios hijos. Durante años, rezó discretamente por su hijo descarriado, nunca se rindió, ni siquiera cuando se fue con una amante o se unió a una religión diferente. Con el tiempo, Agustín se convirtió a la Iglesia y fue uno de los santos más influyentes de todos los tiempos. Todo gracias a las incansables oraciones de una madre. ¡No pierdan la esperanza!
Su mejor consejo educativo: Nunca te rindas ni dejes de rezar por tus hijos.
5. Perpetua
En el año 202, Perpetua se hizo cristiana. En el Imperio romano, unirte a la Iglesia no te abría precisamente las puertas a la prosperidad. De hecho, Perpetua fue arrestada rápidamente y sentenciada a muerte. Perpetua tenía un hijo pequeño por entonces y, aunque ella no comía nada en prisión a la espera de su ejecución, le llevaban a su bebé todos los días para que lo amamantara. Hasta el mismísimo último momento de su vida, Perpetua cumplió con su vocación de madre, amó a su hijo lo mejor que pudo y se preparó para reunirse con él de nuevo en la eternidad. Perpetua es una buena santa para pedir oraciones para madres que están separadas de sus hijos.
Su mejor consejo educativo: A veces la mejor educación está en ser un buen ejemplo.
6. Felicidad
Felicidad murió al mismo tiempo que Perpetua, y su historia no es menos sorprendente. En el momento de su arresto, Felicidad estaba embarazada de ocho meses. Dio a luz a un bebé sano estando en prisión, por lo que se dice que quedó abrumada de dicha y alegría. El niño le fue arrebatado y ella fue enviada a morir, pero su amiga Perpetua escribió que Felicidad pasó de forma natural “de la maternidad al… combate”, con lo que quiso decir que la experiencia de dar a luz y tener un hijo dotó a Felicidad del valor y la fuerza para afrontar la ejecución. Una madre fuerte es un ser fiero e inquebrantable y nada, ni siquiera la muerte, romperá su voluntad.
Su mejor consejo educativo: No creas que los sacrificios de la maternidad te arrebatan tu identidad, más bien son dones que hacen de ti una persona más fuerte.
7. Rita
Rita fue ama de casa y madre de mellizos en una época difícil. En la Italia del siglo XIV, todas las ciudades estaban en guerra entre sí. El mundo era un lugar peligroso, cosa que experimentó su marido cuando fue emboscado y asesinado por enemigos, dejando sola a Rita para criar a los dos hijos. La enfermedad era otro asesino del tiempo, para pena de Rita: aproximadamente un año después de la muerte de su marido, murieron sus dos hijos adolescentes.
Rita pasó el resto de su vida rezando por los hombres que habían asesinado a su marido y por todos los que sufrían. Ella misma sufrió mucho, pero volcó su dolor en las oraciones por los demás. Rita es considerada la santa patrona de las situaciones imposibles y, sin duda, reza desde el paraíso por quienes han perdido a hijos de forma prematura.
Su mejor consejo educativo: Incluso cuando los hijos abandonen el nido seguirás siendo una madre, siempre.
8. Brígida
Brígida tuvo un largo matrimonio con un hombre llamado Ulf. Ambos vivieron juntos durante 28 años y tuvieron ocho hijos, una de ellas, Karin, ¡es santa también! Brígida, que recibía con actitud abierta a los hijos que llegaban a su familia y se esforzaba en educarlos bien, es un gran ejemplo de generosidad de espíritu. Viajó a lo largo y ancho y su vida habla de tolerancia y compasión hacia toda la diversidad de la experiencia humana. En su vida no sucedió nada espectacular o especialmente milagroso, pero su dedicación en la crianza y educación de sus hijos para amar la bondad en el mundo y para vivir en paz fue, a su manera, heroica. Por este motivo ahora es la santa patrona y madre de toda Europa.
Su mejor consejo educativo: Enseña a tus hijos a amar la vida a través de tu propia felicidad y alegría.
9. Ana
Ana era la madre de la Virgen María. Durante un largo tiempo, ella y su marido Joaquín tuvieron problemas para concebir, una experiencia que todo el mundo que la haya vivido sabe que puede causar un gran dolor y aflicción. Por este motivo, Ana es una buena santa para una mujer que anhele ser madre pero todavía no haya tenido la oportunidad o que tenga problemas de fertilidad.
Dios terminó por bendecir a Ana con una hija, a quien mimó y quiso con toda la ternura que pudo. A menudo es representada artísticamente en la felicidad de su hogar mientras le lee a María en su regazo. Sin duda, el humilde “sí” de María a convertirse en la Madre de Dios vino preparado por esta maravillosa madre que tuvo ella misma. ¡Y solo pensar de quién le tocó a Ana ser abuela!
Su mejor consejo educativo: ¡Las abuelas también son importantes!
10. Isabel Ana Seton
Isabel fue la primera santa nacida en Estados Unidos, en la Ciudad de Nueva York en 1774, durante las primeras etapas de la revolución estadounidense. Se casó con un médico y pronto ambos habían reunido una gran familia de huérfanos sumados a sus propios hijos. Después de la muerte de su marido, Isabel fundó una orden religiosa para educar a niños desfavorecidos. Isabel sentía debilidad por todos los niños y sentía una preocupación maternal incluso hacia los nacidos fuera de su propia familia. Se consolaba e inspiraba en el ejemplo de maternidad de la Virgen María. Hoy, la Orden de las Hermanas de la Caridad que Madre Seton fundó sigue educando a niños, mostrando que el simple cuidado maternal puede cambiar el mundo.
Su mejor consejo educativo: Nunca sabes a quién puedes conocer que necesite algo de consuelo maternal.
MICHAEL RENNIER, aleteia
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