sábado, 29 de junio de 2024

Francisco: «Pedro y Pablo tuvieron una experiencia de gracia, tocaron con sus manos la obra de Dios»

 


El Papa impuso el palio a 42 arzobispos metropolitanos nombrados en este año 



El Papa Francisco miró a los santos patronos de Roma: Pedro, "el pescador de Galilea a quien Jesús hizo pescador de hombres"; Pablo, "el fariseo perseguidor de la Iglesia transformado por la Gracia en evangelizador de los gentiles". Que su historia, su celo apostólico, sea un ejemplo para todos, así como un acicate para "construir una Iglesia y una sociedad de puertas abiertas", dijo a los cerca de 5.500 fieles reunidos para la misa de la solemnidad de los dos apóstoles en la basílica vaticana hoy, 29 de junio, lugar donde se conserva la estatua del primer vicario de Cristo, al que millones de personas rinden homenaje cada año.

Concelebraron con el Papa 36 cardenales, 36 obispos y 400 sacerdotes. También estaban presentes 42 arzobispos metropolitanos nombrados en el último año. A ellos Francisco les impone el palio, la vestidura litúrgica que simboliza la comunión con la Iglesia de Roma: “En comunión con Pedro y siguiendo el ejemplo de Cristo, puerta de las ovejas, están llamados a ser pastores diligentes, que abren las puertas del Evangelio y que, con su ministerio, contribuyen a construir una Iglesia y una sociedad con las puertas abiertas”.

El concepto de apertura fue el leitmotiv de toda la homilía, que se basó en las figuras de los dos santos que hoy celebra la ciudad de Roma: "Al encontrarse con el Señor, tuvieron una verdadera experiencia pascual: fueron liberados y, ante ellos, se abrieron las puertas de una vida nueva". 

El Papa en la basílica de San Pedro.

Y es en la imagen de la puerta en la que se detuvo Francisco, extendiendo su mirada al Jubileo, "un tiempo de gracia en el que abriremos la Puerta Santa, para que todos -dijo- puedan cruzar el umbral de ese santuario vivo que es Jesús y, en Él, experimentar el amor de Dios que vigoriza la esperanza y renueva la alegría".

También en la historia de Pedro y Pablo hay puertas que se abren: la liberación de Pedro del cautiverio, en primer lugar, en la que "Dios libera a su Iglesia, a su pueblo encadenado, y se muestra una vez más como el Dios de la misericordia que sostiene su camino".

“Es curioso... las puertas de la cárcel se abren por el poder del Señor, pero a Él le cuesta entrar en la casa de la comunidad cristiana. Lo que antes era la puerta, él piensa que era un fantasma y no la abre. Cuántas veces las comunidades no aprenden esta sabiduría de abrir las puertas”, agrega.

Después, la "experiencia pascual" de Pablo que, "transformado por el Resucitado en el camino de Damasco", descubre "la gracia de la debilidad". No "una religiosidad intimista y consoladora", la del Apóstol de los gentiles, "como nos presentan hoy algunos movimientos en la Iglesia". Una espiritualidad de salón", dice el Papa en una entrevista. Por el contrario, es el encuentro con el Señor lo que "enciende" en su vida "el celo por la evangelización".  

“Los dos Apóstoles Pedro y Pablo tuvieron esta experiencia de gracia. Tocaron con sus propias manos la obra de Dios, que les abrió las puertas de su cárcel interior y también de las cárceles reales en las que estaban presos a causa del Evangelio”, añadió.

Por último, con "afecto fraterno" saludó a la delegación del Patriarcado Ecuménico, en Roma como es tradición para el intercambio de visitas en las fiestas patronales, recibida ayer por la mañana en audiencia en el Vaticano: "Gracias por haber venido a manifestar el deseo común de la plena comunión entre nuestras Iglesias".



Salvatore Cernuzio

 

Publicado originariamente en Vatican News



5 cosas que nos enseña el Corazón de Jesús


A menudo las relaciones humanas se complican
y en ocasiones abrir el corazón puede ser una tarea difícil.

Contemplar el Sagrado Corazón de Jesús nos da herramientas para lograrlo:

1. Abrir nuestras fronteras:

Los primeros discípulos y la primera comunidad cristiana también tuvieron dificultades para relacionarse y abrir el corazón. De hecho, la preocupación por definir quiénes pertenecían y quiénes debían ser considerados extranjeros estaba muy arraigada. En el Evangelio vemos cómo Jesús crea situaciones pedagógicas para ayudar a sus discípulos a afrontar esta forma de pensar. 

Jesús lleva a los discípulos desde Judea (en el sur de lo que hoy conocemos como Israel) hasta más allá de Galilea (lo que hoy es el Líbano). Sin embargo, mientras Jesús los conduce hacia afuera, se da cuenta de que ellos ponen límites y quieren cerrar estrictamente el grupo a quienes ellos consideran que pueden recibir la atención de Jesús.

Él constantemente les recuerda que se necesitan discípulos donde los límites no están  delimitados, y donde no es necesario establecer criterios evidentes de pertenencia.

2. El amor siempre es primero:

Para ayudar a los discípulos a reflexionar sobre su actitud cerrada, Jesús se deja incomodar por varias personas que le piden ser curadas. El Maestro no responde con las barreras impuestas por su cultura. Para Él es cuestión de humanidad acoger a todos. 

“Le dijeron: "¡Señor, que se abran nuestros ojos!".
Jesús
 
se compadeció, tocó sus ojos, y al punto
recobraron la vista y se fueron tras él” (Mt 20,33-34).

El Corazón humano de Jesús se conmueve. A los discípulos les cuesta abrirse influenciados por sus creencias y sus patrones, pero Jesús socava esta rigidez y les da lecciones a sus discípulos de amor sin condición.

3. Abrirnos a la realidad:

Nosotros podemos también tener patrones y normas, pero la vida nos presenta situaciones que son específicas y nos superan. No basta con recurrir únicamente a nuestras ideas y creencias, preguntándonos qué nos pide Jesús y cómo actuaría Él. 

Al abrirnos a la realidad y poner primero el amor y la misericordia, siempre ganamos.

4. El valor de la espera:

Todos queremos soluciones rápidas. Nuestra cerrazón nos mantiene en un lugar seguro. Abrirnos a los demás nos incomoda. Sentir compasión y amar es más difícil. A veces queremos escapar lo antes posible de las situaciones que nos ponen en crisis.

Dios, en muchas ocasiones, permite que nuestros  problemas no se resuelvan rápido para que podamos cuestionarnos y cambiar. De hecho, es necesario discernir sobre lo que es verdaderamente bueno y no elegir inmediatamente algo solo porque parece adecuado. Desafortunadamente, tomamos muchas decisiones basándonos en la emoción y en lo superficial.

5. Acoger siempre:

Como un verdadero maestro, Jesús, todo el tiempo está intentando ampliar nuestra manera de ver el mundo y, sobre todo, de ampliar los estrechos límites dentro de los cuales estamos tentados a encerrarnos. Su Corazón nos enseña a permanecer siempre dispuestos a la acogida y al amor. 

Debemos estar siempre muy atentos cuando tengamos la tentación de excluir en lugar de acoger. El Corazón expuesto de Jesús es un gran recordatorio de cómo debe permanecer el nuestro.

Luisa Restrepo, churchpop

Vea también    El Sagrado Corazón de Jesús en el Plan de Dios -
Julio Chevalier MSC



viernes, 28 de junio de 2024

Manual del católico con amigos transgénero: 10 razones de fe para llamarles por su nombre biológico

 Basadas en el «sentido común», también son válidas para no creyentes,
solo requieren valor y caridad

        
Ya sea hablando con personas cercanas o a través de referencias en medios
de comunicación u organizaciones, usar nombres o pronombres modificados
puede ser un flaco favor a la integridad de quienes se definen como transgenero.










Con la entrada en vigor en España de la ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans en marzo de 2023, una de las medidas implementadas permitía a las personas consideradas "trans" registrarse en el Registro Civil sin necesidad de ser mayor de edad, disponer de informes médicos, testimonios de terceras personas o si quiera un cambio en la apariencia física. De este modo, si alguien se refiere como un hombre a lo que visible y biológicamente es un hombre, aunque este o su DNI diga lo contrario, podría ser objeto de denuncia.

Lejos de ser una especulación, ya ha sucedido en varias ocasiones. Un ejemplo fue el de el supermercado Lidl de Armengual de la Mota (Málaga), solo tres meses después de la entrada en vigor de la ley. La encargada del supermercado se refirió como "caballero" al hombre que decía ser una mujer, motivo por lo que la encargada fue denunciada a las autoridades de la cadena, que no tomaron medidas contra la empleada.

Otro episodio similar ocurrió en Almería el 14 de febrero de 2023, cuando una examinadora de tráfico fue denunciada ante los juzgados por delito de odio después de haberse referido a una chica por su nombre del DNI, distinto al que afirmaba tener como supuesto hombre. Aunque el desenlace de la denuncia no trascendió, la examinadora recibió el "apoyo incondicional" de la Asociación de Examinadores, ASEXTRA.

A los ejemplos mencionados se añade la asunción generalizada de los cambios de nombre, ya sean de forma legal en el registro o no, en medios de comunicación e instituciones, al hablar de hombres como "mujeres trans" o viceversa, asumiendo sus nuevos nombres.

Pero, ¿cómo debe afrontarse esta situación en el día a día? ¿Supone una falta de caridad no atender el deseo de una persona que posiblemente enfrente sufrimientos continuados por la disforia de género? ¿Faltaría a la verdad referirse a los autodenominados transgénero por sus nombres o pronombres escogidos? O por el contrario, ¿habría que llamarles por su nombre y sexo biológico pese a repercusiones legales? Medidas como la Ley trans en España se están aplicando en todo el mundo, y cada vez surgen más voces que alientan a tomar una postura acorde a la "verdad biológica".

Sintetizamos algunos de los argumentos y personalidades que instan a mantener la verdad del lenguaje:

1º La mentira no es educativa

Recientemente, dos responsables de Sophia Teachers -una organización de 60.000 educadores dedicada a "reconstruir la cultura católica a través de la educación católica"-, Verónica Cruz Burchard y Mike Gutzwiller, escribían en Catholic Link planteándose si los católicos debían o no asumir los nombres y pronombres transgénero.

En relación a la docencia, mencionan que aunque también determinadas convenciones gramaticales, "las palabras que utilizamos corresponden a la realidad", de modo que cuando alguien dice "coche" no significa a veces coche y luego manzana: "Si las palabras, incluidos los pronombres, que utilizamos no se corresponden con la realidad, poco tendría sentido, sería un caos".

2º Hacerlo fomenta el deseo de transicionar

Los miembros de Sophia Teachers saben bien que el uso de nombres y pronombres escogidos, lejos de ser "una concesión inofensiva", supone "el primer paso de una sucesión de intervenciones que convierten a alguien en un paciente de por vida".

Ser afirmado como miembro del sexo opuesto, explican, "hace que sea más probable que persista en su identificación trans". Según los estudios consultados por la organización, "la gran mayoría de quienes realizan una transición psicosocial -por ejemplo, de nombre- continúan con intervenciones farmacológicas y casi todos los que comienzan con bloqueadores de la pubertad continúan tomando hormonas de sexo cruzadas". Se daría así un "efecto dominó" de la transición social que "conduce a intervenciones mayores y más invasivas".

Pronombres trans.

Entre los pronombres inventados que promueve el lobby trans, se encuentran el `elle´ o `ellx´ en español, o `ey´,  `ney´, `ve´,  `xe´ o `ze´, en inglés. 

3º Asumir el cambio en el lenguaje "cambia la realidad sobre Dios"

Ya en 1994, el carismático sacerdote Richard J. Schuler (Minnesota) se veía obligado a recordar que "la diferenciación de sexo se basa en la propia persona, no sólo en los obvios órganos externos o internos u otras manifestaciones", pues "la persona misma es hombre o mujer". Pero entonces el feminismo ya comenzaba a cuestionar este aspecto desde la misma teología y filosofía, como hacía Marjorie Hewitt Suchocki. Según Schuler, el catolicismo debía afrontar la pregunta de "por qué existe esta controversia y ataque a nuestro lenguaje, este ultraje contra lo que durante siglos ha sido una expresión de la verdad católica y el sentido común".

Entonces la respuesta residía en un feminismo que deseaba "destruir el sacerdocio porque no podían poseerlo". Y la forma de lograrlo era la "destrucción del idioma, cambiando el significado de las palabras". "Si uno cambia las palabras, la realidad subyacente cambia. Si se eliminan los sustantivos y pronombres masculinos, entonces se cambia la realidad sobre Dios mismo", advertía el sacerdote.

4º Transigir sería "una caridad desviada y una falsa compasión

En su Catequesis sobre la persona humana y la ideología de géneroel obispo de Arlington Michael F. Burbidge reconocía que en la cuestión de género "existe un gran peligro de una caridad desviada y una falsa compasión", pues "solo lo verdadero puede ser, en última instancia, pastoral. Los cristianos deben hablar y actuar siempre tanto con caridad como con la verdad. Siguiendo el ejemplo del apóstol Pablo, deben procurar hablar la verdad en amor".

Catequesis_de_persona_humana_e_ideologia_de_genero

Puedes conseguir la Catequesis del obispo Burbidge en la página de la diócesis de Arlington. 

Como también expresan los miembros de Sophia Teachers, "la compasión sin honestidad genera confusión y más dolor. Esta relación entre compasión y verdad es la razón por la que los Mandamientos prohíben `dar falso testimonio contra el prójimo´. Como dijo el Papa Francisco: `Vivir con una comunicación falsa es grave porque impide las relaciones y, por tanto, impide el amor. Donde hay mentiras no puede haber amor´".

5º La profecía autocumplida

De hecho, continua Burbidge, "existe una amplia evidencia de que la `afirmación de género´ no solo no resuelve las luchas internas de una persona, sino que también puede exacerbarlos. La aceptación y/o aprobación de la identidad transgénero declarada por una persona es particularmente peligrosa en el caso de los niños, cuyo desarrollo psicológico es a la vez delicado e incompleto. En primer lugar, un niño necesita saber la verdad: que él o ella ha sido creado (a) hombre o mujer, para siempre. Afirmar la autopercepción distorsionada de un niño o apoyar el deseo de un niño de “ser” otra persona que la persona (hombre o mujer) que Dios creó, engaña gravemente y confunde al niño acerca de “quién” él o ella es.

6º Asumir los nuevos nombres "no es inofensivo"

Aunque podría parecer irrelevante, para el obispo Burbidge usar los nombres y pronombres supone "una profunda crisis", pues "nunca podemos decir algo contrario a lo que sabemos que es verdadero. Usar nombres y pronombres que contradicen la identidad dada por Dios a la persona es hablar falsamente".

7º Decir la verdad es un deber y derecho que no puede ser arrebatado

Por ello, agrega, "los fieles deben evitar el uso de términos o pronombres que `afirmen el género´ que transmitan aprobación o refuercen el rechazo de la persona a la verdad. No es severo, rudo, duro ni crítico negarse a usar ese lenguaje". El obispo también reconoce que actualmente, los católicos "pueden experimentar una presión significativa para adoptar una terminología aprobada culturalmente".

Sin embargo, expone que "el derecho a decir la verdad es inherente a la persona humana y no puede ser arrebatado por ninguna institución humana. Los intentos del estado, las corporaciones o los empleadores de imponer tal lenguaje, particularmente mediante amenazas o pérdida del trabajo, son injustas. Debemos amar en la verdad, y la verdad debe ser transmitida con precisión por nuestras palabras".

8º Aceptar los nuevos nombres es "engañar a la persona"

La última de las alusiones del obispo Burbidge al respecto menciona que, al aceptar los nuevos nombres o una "identidad en desacuerdo con su sexo biológico" o "afirmar la transición" no sería otra cosa que "engañar a esa persona" y "hablar e interactuar de una manera falsa con esa persona". "Aunque la ley de la gradualidad nos podría impulsar a discernir el mejor momento para comunicar la plenitud de la verdad, en ninguna circunstancia podemos confirmar erróneamente a una persona", sentencia.

9º No usar los nombres ayuda a asimilar la verdadera identidad

Del mismo modo que usarlos contribuye a "perpetuar la confusión", los miembros de Sophia Teachers afirman que no hacerlo puede contribuir a reconocer la verdadera identidad: "La verdad es que nuestra dignidad proviene de haber sido hechos a imagen y semejanza de Dios. Cada uno de nosotros posee un valor infinito y somos llamados por Dios a una alianza con Él, para ser, a través del Bautismo, sus hijos e hijas adoptivos. Nuestra dignidad nunca nos podrá ser arrebatada. No proviene de que otros afirmen nuestro comportamiento o sentimientos… La única opción real es ayudar a la persona a aceptar la realidad tal y como es". 

10º ¿Qué deben hacer los católicos?

Para los miembros de Sophia Teachers, la respuesta a la pregunta que motivó su artículo no ofrece lugar a dudas. Como católicos, dicen, "no deberíamos usar pronombres [o nombres] alternativos para quienes sufren angustia con su cuerpo o identidad". En su lugar, invitan a "afirmar a la persona, no a la identidad trans percibida", así como a "escuchar la historia de cada persona, de cómo llegaron a esas creencias sobre su identidad. Detrás de cada necesidad de afirmar la propia identidad, hay una historia que debemos buscar comprender con empatía, porque hay una persona vulnerable que necesita amor".

José María Carrera, ReL

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e identidad de género


De anticatólico a sacerdote misionero: Una conversión que nació de una apuesta


El encuentro con la Virgen María llevó a este hombre, atrapado en una ira irracional ante la más mínima mención de asuntos católicos, a la conversión.


La historia de Alphonse Ratisbonne (1814-1884) es un ejemplo inspirador de lo que ocurre cuando alguien encuentra la gracia divina. Conoce el testimonio de un hombre consumido por una ira irracional ante la mera mención de asuntos católicos.

Todos los caminos conducen a Roma

La ira de Ratisbonne se formó gracias al ambiente racionalista de la época, que barría con desdén cualquier manifestación sobrenatural o la posibilidad de ella. Perdió a su madre a los 4 años y, en cierto sentido, a su hermano a los 16, cuando abandonó las tradiciones judías de la familia para convertirse en sacerdote católico.

“Cuando mi hermano se hizo católico y sacerdote, lo perseguí con un odio más implacable que cualquier otro miembro de mi familia. Nos separamos completamente; lo odiaba con el odio más violento, aunque él me perdonó completamente”.

Ratisbonne estudió derecho y comenzó su vida adulta como empleado de un banco familiar en Francia. Estaba demasiado ocupado con los asuntos mundanos como para preocuparse por su fe judía, y su profundo odio por el catolicismo solo lo alejaba más de cualquier tipo de religión.

El matrimonio parecía ser el siguiente paso en su vida, así que decidió comprometerse con su sobrina, según las costumbres de la época, pero la boda se pospuso debido a la juventud de la niña. Durante el periodo de espera, Ratisbonne decidió viajar sin rumbo.

Su primer destino fue Nápoles (Italia), donde se quedó aproximadamente un mes. Luego, tenía la intención de ir a Malta, pero abordó el barco equivocado y llegó a Roma. Se quedó allí y aprovechó la situación: visitó a un viejo amigo, donde conoció a Theodore de Bussieres, un barón que se había convertido al catolicismo. Incluso conocía a su hermano sacerdote.

Aunque se acercó al hombre con aversión, disfrutaba hablar con él por su conocimiento.

Una apuesta lo condujo a la Virgen María

Ratisbonne continuó visitando a de Bussieres. Durante una de sus reuniones, tuvieron un debate tan acalorado sobre el catolicismo que de Bussieres hizo una apuesta con Ratisbonne para que llevara la Medalla Milagrosa y recitara la oración de San Bernardo a la Virgen por la mañana y por la noche.

“¿Es usted lo suficientemente valiente como para someterse a una prueba muy simple e inocente?”, lo provocó.

En esos días, acompañó a su nuevo amigo a la iglesia de Sant'Andrea delle Fratte para una Misa de réquiem. De repente, mientras caminaba, todo se oscureció a su alrededor, dejando solo un espacio muy brillante en el templo. 

Ratisbonne afirmó haber visto a una mujer extraordinariamente hermosa a quien reconoció como la Virgen María, tal como se muestra en la Medalla Milagrosa. Posteriormente declaró:


La aparición de María a Alphonse Ratisbonne. 

“La Virgen no dijo una palabra, pero la entendí perfectamente... Sentí un cambio de corazón tan completo que me creí ser otra persona; la alegría más ardiente irrumpió en los recovecos más profundos de mi alma; no podía hablar... No podía dar cuenta de las verdades que adquirí: fe y conocimiento. Solo puedo decir que al entrar en la iglesia, se cayó un velo de mis ojos; no un solo velo, sino una multitud de velos que me rodeaban... Emergiendo de las profundidades de la oscuridad, vi la absoluta miseria de la cual la infinita misericordia me rescató... tantas personas descienden silenciosamente a este abismo, sus ojos cerrados por el orgullo y la indiferencia. Me preguntan cómo aprendí estas verdades, ya que nunca abrí un libro religioso, nunca leí una sola página de la Biblia: todo lo que sé es que al entrar en la iglesia, dejé todo, y al salir, vi todo claramente...  los prejuicios contra el cristianismo ya no existían, el amor de mi Dios reemplazó a todos los otros amores”.

Cambio de 180 grados

Después de esta experiencia, Ratisbonne tomó un nuevo rumbo en su vida. El cardenal Costantino Patrizi lo bautizó 11 días después de este evento. La noticia de su conversión se difundió por toda la sociedad romana.

Al regresar a París (Francia), su prometida no deseaba convertirse, por lo que se separaron con lágrimas. Influenciado por la experiencia de la gracia divina, primero se hizo jesuita y luego, junto con su hermano, fundó los Sacerdotes Misioneros de Notre Dame de Sion, cuyo objetivo era presentar a Jesús como el Mesías al pueblo elegido.

Esta maravillosa historia de conversión influyó más tarde en San Maximiliano Kolbe, cuyo movimiento de evangelización, la Militia Immaculatae, continuó expandiendo los efectos de la gracia de la Medalla Milagrosa en el siglo XX, introduciendo el papel de la Virgen María, cuyo objetivo es llevar al mundo a su Hijo, Jesucristo.

La historia de Ratisbonne es un gran testimonio de conversión y muestra claramente que los retos entre amigos pueden tener un lugar en el plan de Dios y la santificación.

Kovács Zoltán, Aleteia


jueves, 27 de junio de 2024

Fundación CARF ha ayudado a casi 40.000 vocaciones: ahora pretende «sembrar el mundo de sacerdotes»



Coincidiendo con el mes dedicado al Sagrado Corazón y la Jornada Mundial de Oración por la santificación de los sacerdotes, la Fundación CARF ha lanzado la campaña Una vocación que dejará huella. Ayuda a sembrar el mundo de sacerdotes”.

"Si llenamos el mundo de sacerdotes con el mismo Corazón de Jesús, cambiaremos el mundo por completo. Tu ayuda repercutirá directamente en la formación académica, humana y espiritual de miles de seminaristas y sacerdotes diocesanos y religiosos y religiosas para que sean santos, doctos, alegres y deportistas", subraya la campaña.

Se puede colaborar "sembrando el mundo de sacerdotes" desde la web de Fundación CARF. 

Como dice Renars Birkovs, en sociedades cada vez más laicistas y alejadas de Dios, si ayudamos a sembrar el mundo de sacerdotes, estamos contribuyendo a fomentar la comunión con ellos además de apoyar su formación y educación constante.

Birkovs nació en Letonia, un pequeño país báltico con apenas dos millones de habitantes, de los cuales apenas el 20% se considera católicos y de los que solo un 11% admite practicar su fe cada semana en misa.

Se considera hijo espiritual de los sacerdotes mártires de Letonia durante el régimen soviético.

En 2023, con 35 años, su arzobispo le nombró juez diocesano de la archidiócesis de Riga. Para él, las armas del sacerdote de siglo XXI son la devoción a la Eucaristía, oración profunda, comunión y formación constante.

Entró en el seminario y, una vez ordenado sacerdote, su obispo le envió a España a estudiar Derecho Canónico en la Universidad de Navarra gracias a la ayuda de la Fundación CARF. 

En sus 35 años de existencia, la Fundación CARF ha ayudado a casi 40.000 estudiantes entre seminaristas y sacerdotes diocesanos, religiosos y religiosas de 131 países. Todos ellos han podido mejorar su formación, intelectual, humana y espiritual, para regresar a sus países de origen y servir en las zonas más necesitadas del mundo.

José María Carrera, ReL





La Familia de cara a Dios

Trabajemos por construir familias según el plan de Dios, unidas en el amor, la verdad, la justicia y la paz que sean células sanas y dinámicas fermento de la Civilización del Amor

Cada vez se generaliza más una concepción muy superficial del amor, de la sexualidad, del pudor  y de la familia, sin meditar suficientemente sobre los efectos en las almas y sobre los demás miembros de la familia y la sociedad. Es necesario reconstruir la sociedad fortaleciendo a la familia de cara a Dios.

Pienso que si seguimos como vamos, cada vez  habrá más desorientación y problemas en el alma de las personas, en la desunión de las familias, derivando en problemas sociales graves. Sin embargo, tengo mucha esperanza y fe en  Dios y sé que Su Amor triunfará produciéndose una gran transformación y en eso nuestra querida Iglesia,  tiene mucho que aportar.

El tema de la Familia es crucial para el futuro de la sociedad.  En el Congreso Mundial de Familias que se reunirá en Filadelfia y la segunda parte del Sínodo de Obispos del 2015 en torno al tema de la familia son oportunidades para que la Iglesia clarifique la importancia de la familia para amar a Dios, desarrollarnos como personas, fortalecernos como sociedad.f)

La misión primordial de la Iglesia y  de la familia de cara a Dios es la de apoyarnos unos a otros en nuestra vida terrena con la guía del evangelio como medio para nuestro tránsito al cielo.

La Iglesia debe iluminar las conciencias respecto a lo bueno y lo malo de acuerdo a la ley natural y a nuestra fe,  ayudar a discernir entre el bien y el mal para que las personas podamos liberarnos de la esclavitud del pecado y podamos vivir la libertad y felicidad de los hijos de Dios. Sobre muchos temas relacionados a la familia hay mucha desorientación y nuestra tarea es llevar luces guiados por las enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo. La  misión es universal, no está circunscrita a nuestra fe, porque Dios Padre dispuso que todo sea sometido a los pies de Jesucristo, mediante la acción de su Espíritu Santo en el mundo y en su Iglesia, el cuerpo místico del Señor. Todo debe  realizarse por amor y respetando la libertad.

Pienso que el problema de la familia está fundamentado en no comprender por qué y para qué de nuestra existencia de cara a Dios y a la vida Eterna y la relativización de los valores fundamentales de nuestra fe, viendo como corrientes y naturales pecados que atentan contra la dignidad humana, la familia y la sociedad.  Lo que podemos apreciar a nuestro alrededor es  que la concupiscencia, la fornicación,  el adulterio, el egoísmo, la soberbia, las rencillas, los resentimientos  y demás pecados son las causas más frecuentes para el deterioro de nuestras almas y la división de las familias. Muchos de estos pecados a veces no los reconocemos porque se disfrazan de amor y cada vez los medios de comunicación, e incluso a veces las instituciones educativas,  los muestran como más cotidianos y corrientes, confundiendo en la formación a las nuevas generaciones. Incluso a veces en la misma Iglesia, ayer me decía una joven que se había acercado a la iglesia para pedirle al sacerdote que orara por ella y su esposo, que estaban con riesgos de divorcio,  y el padre le respondió que ella estaba joven que podía rehacer su vida.

Creo que es urgente de parte de la Iglesia un pronunciamiento más claro y contundente de la unidad indisoluble del vínculo de los esposos y de los pecados que atentan contra la familia, para bien de las almas y el futuro de la sociedad. Así como para una madre o un padre su hijo no deja de ser su hijo nunca, aunque su comportamiento no sea el mejor, de igual manera los esposos tienen lazos invisibles tan fuertes, que la influencia mutua es muy grande y siempre se van a afectar por el comportamiento del otro al igual que los hijos. La solidaridad empieza en la familia o si no es muy difícil llevarla a la sociedad. Todo lo que dice el evangelio es para vivirlo primero en el corazón, después en la familia y luego en la sociedad.

No es para que nos juzguemos unos a otros sino para que podamos purificar nuestras conciencias, salvar nuestras almas y la célula primordial de la familia. Pienso que profundizar en  Mateo 5,17 y siguientes,  en el que Nuestro Señor nos invita a cumplir la ley en todo detalle de nuestra vida y se refiere explícitamente al enojo, al adulterio, al divorcio, al juramento en vano, a la venganza, y nos invita a las buenas obras y a la oración. Todo un manual de conducta para aplicar en el corazón, en  la familia y en la sociedad.

"El que no cumpla el más pequeño de estos mandamientos, y enseñe a los otros a hacer lo mismo, será considerado el menor en el Reino de los Cielos. En cambio, el que los cumpla y enseñe, será considerado grande en el Reino de los Cielos. . . Ustedes han oído que se dijo: "No cometerás adulterio, pero yo les digo: El que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón". Mt 5, 19. 27-28.

Jesús, que nos conoce, sabe que el enamorarse de alguien fuera del matrimonio se puede evitar si se corta de raíz, de entrada, si nuestra voluntad dice un no radical por amor fiel a la pareja. Es necesario que comprendamos que la infidelidad al esposo o esposa, lo son a Dios,  y que la pureza del vínculo matrimonial hay que trabajarla desde la mente y el corazón.

 El enamoramiento infiel fue explicitado por Nuestro Señor como el origen  del adulterio y hoy nuestra sociedad lo tiene endiosado.

Más pedagogía sobre el Verdadero Amor

La encíclica "Dios es Amor", del Excelentísimo  papa emérito Benedicto XVI, nos enseña mucho sobre el Amor y nos recuerda un mensaje central de las Sagradas Escrituras referentes a que el Amor es la propia esencia de Dios.

Lo grave en los tiempos actuales es que se le llama amor a acciones contrarias al Amor de Dios porque son fruto de pecados.  El enemigo de Dios se disfraza de amor y ahí está el mayor peligro. Hoy que celebramos el nacimiento de Juan el Bautista, recordemos que murió por denunciar un adulterio, pienso que en los tiempos actuales le volverían a cortar la cabeza al hacerlo, porque nos hemos connaturalizado con esa situación y si lo denunciamos quedamos como que estuviéramos juzgando a los demás, y aunque debemos cuidarnos de no juzgar a los demás, no podemos dejar de denunciar el pecado porque es un mal que acaba con nuestro corazón, con nuestras familias y con nuestra sociedad.

También a veces en nuestra conversación diaria usamos la palabra amor, sin la connotación tan trascendente que tiene  y eso puede confundirnos. Es necesario aclarar que si alguien comete adulterio a esa relación no le puede llamar amor.  Si personas casadas se permiten el enamoramiento y la relación carnal con otras personas cometen fornicación, adulterio, juraron en vano, luego están poniendo en grave peligro sus almas.
"El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros". La Palabra es importante. Los términos relacionados con Dios necesitamos protegerlos en su legítimo significado para claridad de nuestras mentes y conciencias. Por ejemplo como  Iglesia  podemos estimular a los fieles a sólo utilizar la palabra amor, cuando sea coherente el término con las enseñanzas de Dios. A la palabra Amor, si la utilizamos para decir  que es la naturaleza de Dios, debemos cuidarla en nuestro léxico y sólo debemos utilizada para reflejar comportamientos coherentes con sus mandamientos, con sus bienaventuranzas, con sus consejos evangélicos.
 
Algunas veces usamos la palabra amor a la ligera,  sin darle la importancia que merece al término amor,  todos lo hacemos. No podemos decir por ejemplo: "Es que muchas veces el amor fracasa en las parejas de casados…" Creo que se debería cambiar esa frase. Lo que fracasa no es el amor. Lo que fracasa es el desamor o la falta de amor. El desamor está alimentado por el egoísmo que se da al no tener a Dios presente en nuestras vidas y  en medio de nuestras relaciones… El amor no fracasa nunca. Dios que es Amor, todo lo puede. "Pon amor y cosecharás amor", decía San Juan De la Cruz. "El amor es comprensivo, el amor es servicial, el amor no se engríe, ni se irrita, todo lo comprende, todo lo cree, todo lo perdona, no acaba nunca".

Los problemas en nuestro interior, las malas relaciones interpersonales, los resentimientos, la discordia, la sexualidad y la afectividad desordenadas, son la causa de la mayoría de los problemas matrimoniales,  y su causa más profunda es el pecado. Hemos perdido la connotación de lo Sagrado del vínculo matrimonial y de la familia y las personas, incluso creyentes, les parece correcto meterse con personas casadas, amparados por "supuesto amor", poniendo en riesgo el alma de ellos y perjudicando en justicia al cónyuge,  los hijos y a la sociedad.  Se justifican fácilmente con frases como "pero si se aman", "tienen derecho a ser felices". Pero si al hacer algo se pone en peligro el alma de la persona, no se está realmente amando a esa persona, sino que la relación con esa persona tiene su base en el egoísmo ya que se trata de construir la felicidad con otra persona sin tener en cuenta el pecado y sin tener en cuenta el dolor que está causando a la legitima esposa(o) y a los hijos.  

 El amor es un sentimiento pero es mucho más que eso. Es una decisión de la voluntad. Es una acción que siempre es factible de aplicar, incluso hacia nuestros enemigos, si nos abrimos al amor de Dios en nuestros corazones. Luego no es justificación para romper una relación: "pero ya no se aman", como si fuera una realidad fuera de nuestra responsabilidad y posibilidad. Si el corazón se ha alimentado de rencores, rencillas, malos tratos, resentimientos, egoísmos, puede dificultarnos la capacidad de amar, pero precisamente esa es la tarea de la vida aprender cada día a amar más y la Iglesia debía concentrarse en esa tarea por medio del Espíritu Santo.

Muy hermoso como el Papa Francisco se  expresa y sensibiliza frente a cómo viven la pareja y los hijos las realidades y dificultades matrimoniales como "una sola carne", de acuerdo a lo expresado por Nuestro Señor. En lo que no estoy de acuerdo, es en lo que muchos dicen: "la separación termina siendo inevitable". No, en muchos casos sí es evitable, nuestra Iglesia tiene que seguir diciendo con valentía que si hay problemas en las relaciones matrimoniales necesitamos acercarnos más a Dios para acrecentar nuestra capacidad de amar y llevar nuestro matrimonio a Dios y a su Iglesia para curar las heridas. Esos problemas que se expresan en nuestro trato cotidiano muestran que estamos honrando a Dios con los labios pero no con el corazón; que necesitamos curar heridas, que necesitamos el perdón de Dios y el perdón entre los miembros de la familia y para eso tiene que estar la Iglesia, para que con las herramientas que nos regaló Nuestro Señor, sus Sacramentos, Su Palabra, la oración, el consejo de personas que se dejen guiar por el Espíritu Santo, ayudemos a descubrir cuáles son los pasos a seguir para reparar ese matrimonio y ayudarlo a seguir en los caminos del Señor.

Fortalecer el vínculo

Pienso que podemos elaborar en la Iglesia un documento muy pedagógico en el que se explique el matrimonio, las implicaciones del compromiso matrimonial, los pecados que atentan contra éste y recordar que su meta final es la santificación de las almas y alcanzar el cielo todos los miembros de la familia. Incluso antes de hacer los votos matrimoniales, firmar que se ha comprendido y aceptado, no para que sean sancionados por leyes humanas,  si no los cumplen, eso es independiente, sino como camino para la verdadera felicidad, la comunión con Dios. Todos los esfuerzos valen la pena si se hacen por amor a Dios.

Esto acompañado con un llamado a vivir la sexualidad solo en el ámbito matrimonial, abiertos a la vida, con paternidad responsable, que tiene que ver precisamente con la garantía de unión de los esposos para apoyarse mutuamente en el desarrollo de todos sus miembros.

Una familia unida en el amor, viviendo conforme a las enseñanzas de Jesucristo, sale adelante y los hijos son un aliciente, un estímulo adicional para con amor lograr una vida plena.  No es solo que las parejas se mantengan unidas en matrimonio, sino que lo hagan desde el amor, el sacrificio, el compromiso, la decisión para amar a Dios a través de su vínculo y a través del amor que ofrecen a sus hijos con un hogar luminoso, alegre y unido.

Nulidad Matrimonial

Considero que el tema de las nulidades matrimoniales necesitan un ajuste importante a futuro, pero no para flexibilizarlas más, sino todo lo contrario, para  dejarlas para casos verdaderamente extremos de engaños que no se pudieron evitar previamente, procurando al máximo evitarlos de antemano. Es una puerta peligrosa que se está convirtiendo en puerta ancha para evadir las responsabilidades de los contrayentes  entre sí, frente a sus hijos, frente a la sociedad y frente a Dios, convirtiéndose muchas veces en un divorcio disfrazado. Vemos todos los días unas nulidades incomprensibles de parejas de muchos años, con muchos hijos y responsabilidades comunes, dejadas de lado por una nueva relación y a veces incluso causadas por esa relación.
 
No estoy de acuerdo que la falta de fe inicial sea causal válida para una nulidad, porque la familia es de ley natural y si la persona no tiene fe en Dios, de todas maneras tiene que ser fiel a su palabra. Nuestro Señor nos dice: Cuando digas "sí" es "sí", cuando digas "no" es "no". Tenemos que ser fieles a nuestra palabra, hablar y actuar con la verdad y la integridad, ser fieles a nuestros compromisos, a nuestros convenios con los demás.


Es necesario verificar por anticipado las condiciones de los contrayentes y de sus intenciones al contraer matrimonio, refrendando ese matrimonio como una unidad indisoluble, permanente, única, que sólo termina con la muerte de alguno de los esposos.

"Lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre".

Creo que como Iglesia tenemos que fortalecer el vínculo matrimonial explicando con mayor detalle lo  que implica, los deberes y derechos, los posibles pecados que atentan contra la familia y los compromisos y responsabilidades que se asumen frente a Dios y la sociedad. Si la entrega no se hace "quemando las naves" de entrada, cualquier razón se termina colocando como fuente de división para la familia.

Con mucho respeto intuyo que muchas de las demoras de los procesos de nulidad no se deben solo a los procedimientos, sino a la contradicción que terminan siendo para las conciencias de los sacerdotes que intervienen, quienes dudan si es lo más conveniente para ser coherentes con lo pedido por Nuestro Señor. Incluir ahora el tema de la certeza de la fe en el momento de hacer el voto matrimonial me parece muy peligroso porque introduce un elemento más, incuantificable y subjetivo,  y que da a entender que sólo dentro de la fe es válido defender el matrimonio, cuando es algo de ley natural que Dios dispuso desde la misma creación del ser humano.

Pienso que en vez de flexibilizar más el tema de las nulidades matrimoniales, hay que trabajar más el tema de las familias con posibilidades de reparación, perdón y reiniciar nuevos caminos juntos. Ofrecer mucho más apoyo a las parejas para que puliendo su relación con la luz del Evangelio, puedan salir adelante. Les hemos pasado esa responsabilidad a psicólogos que con mente pagana ven como causal de divorcio cualquier incompatibilidad de caracteres o falta de enamoramiento, cuando tenemos nosotros la riqueza del Evangelio como medio para curar esas incompatibilidades o desamores  y armonizarlas y fortalecerlas en el amor a Dios.

Hacia el futuro me parece que la Iglesia debía hacer más prevención de temas de nulidad y no exponer a familias a que sus compromisos se declaren nulos por errores de consentimiento. Verificar ese consentimiento con mayor pedagogía y proteger a la familia durante toda su vida.

El tema de la comunión para matrimonios divorciados y vueltos a casar me parece absurdo porque estaríamos quitándole la connotación de pecado al adulterio y le estaríamos negando el valor del Sacramento como presencia real de Jesucristo que requiere que nos vistamos de la gracia para recibirlo. El Señor nos dice: "por sus frutos los conoceréis".  Los frutos naturales de la conversión son el arrepentimiento, la solicitud de perdón, la reparación, la reconciliación siempre que sea posible, o sino suspender la relación adúltera y ofrecer sacrificios y oraciones por su legítimo esposo o esposa.

Sé que todos estos temas son difíciles por la situación que vivimos actualmente en que todo se ha vuelto como si fuera natural pero Jesucristo es el mismo ayer, hoy y siempre y si San Juan el Bautista estuviera en nuestros tiempos, le diría de nuevo a Herodes: "No te es lícito tener por mujer la esposa de tu hermano", eso sí, correría el mismo riesgo que asumió entonces.

Toda esta situación a todos nos duele. Todos tenemos casos cercanos, queridos, amados, nosotros mismos, que vivimos situaciones de pecado reflejadas en la vida matrimonial. Uno se encariña con los legítimos y con los que no son, no es nada fácil este tema y de ahí el gran reto que tenemos, hacerlo con mucho amor, mucha pedagogía pero llevando a las personas a Dios, quitándonos unos a otros la venda que nos pone el pecado: con la obediencia a Él es que podremos liberarnos.  Cuando sabemos que una bacteria o virus es letal,  tomamos todas las precauciones, el pecado es más peligroso y dañino. El pecado es la enfermedad más mortal que existe y si no nos llenamos de valentía para denunciarlo, todos moriremos lejos de Dios.

Educación Familiar

La educación para la vida de pareja y de familia debe empezar desde niños y necesita estar acompañada de educación en la fe,  la afectividad, la voluntad, el entendimiento. Hoy más que nunca la tarea es difícil por no querer herir susceptibilidades de familias con problemas en su interior,  viviendo en situaciones que no son las más recomendables. Sin embargo, opino que la Iglesia tiene el deber de presentar con claridad los pecados que atentan contra la familia, como bien explicados están en el Catecismo y motivar a perdonar a los progenitores por sus dificultades, pero alentar a construir hacia adelante un mundo diferente basado en la "Civilización del Amor".

Según mi experiencia como orientadora familiar y viendo lo que sucede a mi alrededor,  creo que falta tener más  educación en el Amor, desde la perspectiva de Dios y respecto a los pecados que atentan contra la familia como la fornicación y el adulterio.  Existe mucha desorientación, muy especialmente en temas relacionados a la integridad personal, a la familia, al manejo de la sexualidad y de los afectos. Los creyentes no estamos confiando en el poder del Espíritu Santo para sanarnos a nivel personal y familiar, el poder de la Palabra de Dios, de los sacramentos para curar las heridas en el alma y potencializar positivamente las relaciones.

Necesitamos continuar predicando y defendiendo la sexualidad enmarcada dentro del matrimonio para que la familia se fortalezca y crezca la capacidad de amar de sus miembros, con mucha valentía y de manera explícita y clara. Los medios de comunicación nos están llenando las mentes de mucha basura, sin embargo, nos falta más contundencia para denunciarlo, para no consumir lo que producen si hace daño a nuestras almas y a nuestras familias. Tenemos que unirnos y producir cosas que eleven el alma, que llenen nuestros pensamientos "de lo que sea puro, verdadero, digno de loa", como decía San Pablo. Muchos de  los medios, películas, videos, música,  industria de la contracepción y anticoncepción, están en contravía, pero Dios es más poderoso y la búsqueda del bien y de la felicidad humana nuestros mayores aliados.

Opino que debemos rescatar la pureza de la doctrina de Jesucristo que está muy bien planteada en nuestro Catecismo pero que en la vida práctica católica no siempre se expresa de manera apropiada, por lo que es necesario reforzar primero el convencimiento que Cristo es el camino, la verdad y la vida, y luego ser más obedientes a su Palabra, con una pedagogía basada en el amor y el respeto, pero atreviéndonos a llamar a las cosas que atentan contra la persona y la familia por su nombre, para poderlas enfrentar y  vencer, unidos al Espíritu Santo.

Nuestra misión es repetir y repetir que "con Dios todo lo podemos", que si no se entiende la posición de la Iglesia, se acerquen más a Dios y verán qué es lo que más conviene a sus almas, a sus familias y a la sociedad. Cuando Jesús les explicó a sus discípulos sobre el matrimonio y el no al divorcio, ellos quedaron preocupados y les parecía algo muy difícil de seguir, a lo que Él les dijo: "Para Dios todo es posible".

Todos estamos en capacidad de entender que fortalecer la familia nos ayuda a todos a ser más felices. Todos provenimos de familias. No son inventos de la Iglesia. Es Dios mismo quien nos busca y nos llama para que fortalezcamos el corazón permitiendo que inscribamos sus leyes en él y las hagamos vida en nuestra familia y comunidad. La Verdad y el Amor son más fuertes porque vienen de Dios y prevalecen.

La gran mayoría de las familias se destruyen por nuestro egoísmo, por nuestra concupiscencia, porque no sabemos construir lazos de amor, respeto y justicia entre las personas. No es cambiando de parejas que vamos a mejorar en estos aspectos, sino abriéndole el corazón a Dios para que nos transforme y nos ayude a reparar la propia alma y ayudemos al cónyuge y a los hijos también a llegar a Dios, mediante nuestra aceptación, amor, nuestra oración.

Espero que los resultados del Segundo Sínodo nos lleven a mayor claridad sobre todos los aspectos que afectan a la familia. El primero nos dejó más confundidos. Todos los problemas del mundo están relacionados con las vivencias familiares. Tenemos que apuntar con mayor énfasis no sólo al matrimonio católico sino a la constitución de todas las familias, no mediante la obligación sino con el despertar de las conciencias.

Nuestro Señor vino a invitarnos a todos al cielo y a llevarnos con Él y para eso se hizo camino con obediencia, fidelidad total al Padre, enseñándonos a cumplir la ley en toda su plenitud.

He visto muchas parejas que se casaron muy enamoradas y comprometidas pero sin comprender que el amor implica sacrificio, aceptación, búsqueda de la felicidad del cónyuge y de los hijos, y fácilmente caen en una relación adúltera que los hace sentir enamorados nuevamente y empiezan como si no tuvieran ese vínculo irrompible de "una sola carne", dejando mucho dolor en la pareja y en los hijos quienes además de las dificultades naturales de la vida, les toca vivir la ausencia de uno de los  padres, las relaciones con padres sustitutos llenas de riesgos afectivos, la soledad afectiva o las tensiones por las relaciones rotas entre los cónyuges y muchos otros problemas.

Sin juzgar, con mucho amor, tenemos que hacer caer en la cuenta de que el pecado tiene poder corrosivo sobre todos los implicados, que adormece sus conciencias con el supuesto "amor" que sienten. Lo más triste es que se ven a cada rato situaciones como éstas, consiguiendo nulidades matrimoniales, con base en la desfiguración de la pareja y de los motivos que los llevó a unir sus vidas, o por inmadurez, lo que termina siendo un divorcio disfrazado, con el agravante que deja las conciencias tranquilas frente a los pecados que llevaron a esta situación.

Tememos de pronto que se alejen más de la Iglesia porque se sienten señalados, pero eso no puede impedirnos que llamemos a las cosas por su nombre, para claridad de las conciencias, con delicadeza, con amor, con caridad pero también con valentía y verdad.

Pienso que la Iglesia debe predicar para el mundo entero, no solo para sus fieles la necesidad de fidelidad al compromiso matrimonial, buscando llevar a las parejas de hecho al sacramento. Que el respeto por la familia sea total, esté el matrimonio ya confirmado ante el altar o no.

El matrimonio es de ley natural. Debemos llegar al punto en que las relaciones conyugales se vuelvan a realizar como fruto del compromiso matrimonial y como sello de la alianza de los esposos. Para mi generación eso fue posible para muchas mujeres y para  algunos pocos hombres, pero nuestra meta es regresar al principio según el plan creador de Dios. "Para Dios nada es imposible". Él todo lo hace nuevo.

Nuestro Catecismo es muy claro, referente a todos estos temas. Tenemos que llevarlo al público para que se conozca y se comprenda porque todo pecado nos esclaviza y liberarnos de ellos siempre nos conduce al gozo, la alegría, la paz, la unión con Dios.

No nos cansemos de promover  el amor, la decencia, la justicia, la solidaridad que vino a traernos Jesucristo para que construyamos un mundo en el que con Él como Rey, conquistaremos la felicidad eterna.
Llamémosle  al mal por su nombre bajo la luz del Evangelio, cuidándonos que las costumbres tengan siempre un referente claro, en donde evaluarse para poder tender siempre hacia nuestro mejoramiento como personas en camino hacia Dios.

Muchas gracias por leer mis consideraciones, espero sean de algo útil al enorme desafío que tenemos como Cuerpo Místico de Cristo, para acercar más nuestras almas a Él.

Dios bendiga e ilumine a nuestro Santo Padre Francisco, nuestra inmensa gratitud por todo lo que nos enseña y por su vida entregada al servicio del amor de Dios y de nosotros sus ovejas, siempre en oración junto a mi familia encomendándolo y respetándolo mucho, Que la Virgen Santísima nos siga conduciendo a su Hijo para que "Hagamos todo lo que Él nos diga".

Que Jesús, María y San José, la Sagrada Familia de Nazaret, nos guíen  para que trabajemos por construir familias según el plan de Dios,  unidas en el amor, la verdad, la justicia y la paz  que  sean células sanas y dinámicas fermento de la Civilización del Amor.

Por: Judith Araújo de Paniza | Fuente: Catholic.net

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