Barbie, la película de Greta Gerwig, ha superado la barrera de los mil millones de dólares recaudados. Es una película divertida, muy bien hecha, e inteligente. No tiene escenas de sexo ni desnudos. No es para niños y se aprecia a partir de los 13 años. Incluye dos aburridos sermones feministas, pero duran poco. Tiene al menos 3 grandes puntos ciegos, a medias compensados por 6 grandes aciertos que vamos a desgranar.
Los muchos aciertos parecen emanar de la genialidad subconsciente e inconformista de la directora. Son cosas que lleva dentro y que un comité woke no habría dejado pasar, pero a ella le brotan de dentro.
Greta Gerwig se educó en una escuela católica sólo de chicas en California. En sus dos anteriores éxitos (Lady Bird y Mujercitas) demostró que podía ver con respeto y cercanía a las mujeres del pasado, y a las que buscan encajar en la tradición (Lady Bird es una estudiante rebelde y tarambana en un colegio católico, pero tiene fe y acaba madurando algo). Su escuela femenina maravillosa sin duda le ayudó a diseñar Barbielandia, el maravilloso país de Barbie.
Hay quien dice que Barbie, como Lady Bird, es la historia de una adolescente que ha de llegar a ser mujer, una historia de "crecimiento", de "coming of age". Hay algo de eso, pero como símbolo de mucho más.
La autora intuye que tiene que ser así. Ella misma dijo a Associated Press: "Barbie está en un mundo en el que no hay envejecimiento, ni muerte ni dolor ni autoconciencia, y entonces, de repente, se hace autoconsciente. Esa es una historia realmente antigua, y la conocemos". Se supone que el lector un poco avispado entenderá que se refiere a Adán y Eva en el Paraíso.
Porque, efectivamente, el gran tema es ese: Dios hizo al hombre, perdió el Paraíso. ¿Cómo puede volver a él? No se trata de que la adolescente pase a ser mujer, ni de que la muñeca pase a ser humana, sino de que los humanos pasemos a "ser como dioses", ser divinizados-mejorados por Dios, la promesa bíblica para el Cielo Nuevo y la Tierra Nueva.
Es el tema de Pinocho: era un niño de madera, quería ser un niño normal, vivo "de verdad", con vida en abundancia. Igual que nosotros estamos solo vivos a medias, enfermando, sufriendo, envejeciendo. Dios nos promete la vida eterna. C.S.Lewis decía que cuando Dios nos rehaga en la otra vida no nos pareceremos a un mulo convertido en caballo, sino a uno convertido en pegaso alado.
Desgranamos a continuación los 6 aciertos de Barbie.
¡A partir de aquí hay muchos spoilers!
1. La muerte: origen de la sabiduría
Nuestros párrocos no suelen predicar Eclesiastés 7,4-5: "El sabio piensa en la muerte, pero el falto de entendimiento sólo piensa en pasarlo bien".
El catolicismo tradicionalmente hablaba de la muerte, con realismo y cercanía. Tras la Guerra Mundial y la llamada gripe española, hace un siglo, el mundo se lanzó al charlestón, las plumas y collares de perlas. Nosotros, tras el covid y con bombas junto a las centrales nucleares de Ucrania, querríamos lanzarnos a bailar como Barbie y sus amigas, en su mundo de fantasía.
Y entonces dice Barbie, en plena fiesta: "¿Alguno de vosotros pensáis alguna vez en la muerte?" Se rompe la fiesta. Es insólito. No tiene cabida alguna. Enseguida ríen y vuelven a bailar. ¿Hay mayor denuncia de nuestra sociedad que oculta la muerte y la pregunta? Cada feminista que habla de la película sin hablar de la muerte, es como una barbie bailando entre risas para ocultar el tema.
"¿Alguna vez habéis pensado en la muerte?", en varios idiomas.
2. La muñeca que desecharon es ahora angular
Deducen que Barbie piensa en la muerte porque pasa algo "en el mundo real", quizá con alguna niña que tiene pensamientos siniestros. ¿Cómo pasar al otro mundo? Platón tendría sus ideas, pero aquí acuden a la "Barbie rara", la que ha sido rechazada, torturada, machacada, la que ha sufrido la ira de los niños, pese a no ser culpable de nada.
Ella nos da a elegir, pero quiere que elijamos la verdad. ¿No es acaso una figura de Cristo, que cargó nuestras heridas, habita entre nosotros, no se le acoge y ofrece la verdad?
En un mundo de autoindulgencia Barbie Rara insiste en que hay que elegir la verdad. Es un homenaje a Matrix (las dos píldoras) pero también tiene ecos crísticos.
3. La barbie embarazada: los bebés existen
Dice Vittorio Messori en "Apostar por la muerte" que en el libro de estilo de Cosmopolitan, biblia del feminismo frívolo y hedonista, se prohíben dos temas: la muerte y los niños. Ya vemos que Barbie rompe el tabú de la muerte. ¿Y los niños?
Se nos dice en la película que antes las niñas solo jugaban con bebés-niño y con Barbie juegan a ser de todo: médico, cantante, sirena... Lo cierto es que incluso sin muñecas las niñas antes podían jugar a correr, saltar e imitar a todo tipo de mayores.
En Barbielandia no hay bebés. ¿Criterio 'Cosmopolitan'? Pero el caso es que aparece varias veces Midge, la "Barbie embarazada" o la amiga embarazada de Barbie. La muestran dos veces, quizá tres, y en los créditos con detalle. ¡Tiene un bebé dentro!
Dicen algunos que dejaron de fabricarla porque animaba al embarazo a las adolescentes. Parece absurdo: las adolescentes no imitan a las barbies. Más bien podríamos sospechar que esta barbie enseñaba a las niñas sobre el embarazo, el bebé dentro de su mamá, la belleza de la vida: es profundamente provida. A la industria del aborto, que invisibiliza siempre al bebé, no le debía gustar. En el juego, su esposo Alan es amigo de Ken. Aquí nos muestran varias veces a Alan, aunque no como matrimonio.
En el vídeo vemos a la muñeca Midge, la amiga de Barbie, que se casó y está embarazada (la barriga y el bebé son de quita y pon).
El mensaje provida se abre paso, lo hayan pensado o no los guionistas. Incluso la Barbie humana, que va al ginecólogo. ¿No es la mujer la que tiene el poder de gestar vida en su interior?
4. Pasar de muñeco a "vida real, vida en abundancia"
Tras tomar conciencia de la muerte, y luego del mal, Barbie afronta varias aventuras. Finalmente consigue ser plenamente humana. Pasa de la vida incompleta de su mundo incompleto a la vida superior y plena. ¿Y no aspiramos todo a eso: pasar de nuestra vida incompleta, a la vida eterna? Es Pinocho: de niño de madera a niño de verdad.
5. Complementariedad hombre y mujer
Se habla mucho de que la película critica "el patriarcado". Pero la sociedad inmadura de las Barbies en Barbieland, aunque de color rosa pastel y chicle, tampoco es una maravilla perfecta. El "barbiarcado" y su "feminircado" tampoco son un ejemplo de plenitud ni virtud.
Como escribe el franciscano padre Casey, "el patriarcado es satirizado mil veces por personajes que no saben lo que significa la palabra y el matriarcado se ve que es igual de malo, que cualquier cosa que oprime es mala". El muñeco Ken intenta ser patriarcal porque lo ha leído en un libro humano, pero sólo le salen tonterías, en parte porque para ser patriarcal hay que ser padre y protector, y aquí ni hay hijos ni nada de que proteger.
Dejados a su suerte, los chicos, los Kens, van a una estúpida guerra civil. Que la mujer ayuda a civilizar y reconducir al hombre y sus fuerzas es algo que los cristianos aceptarán. Normalmente en el mundo real lo hace mediante el matrimonio y la familia.
6. El feminismo victimista-agresivo
Barbie puede ser una película feminista, pero es capaz de criticar excesos del feminismo. Cuando nuestra Barbie llega al mundo de los humanos, las chicas jóvenes feministas, empoderadas y 'rebeldes' la tratan mal, la hacen llorar y la desprecian. Y es cierto: el mundo está lleno de feministas rencorosas y heridas que se dedican a dañar a mujeres buenas que sólo quieren hacer el bien. Una de estas chicas agresivas mejorará mucho cuando reconduzca su relación con su madre.
Puntos ciegos:
1. La persona dura más que la idea
Barbie encuentra a su creadora, quien le dice que "las personas tienen un final, las ideas viven siempre". Los cristianos creen exactamente lo contrario, como solían recordar CS Lewis y GK Chesterton. Hay montones de ideas de aztecas, cumanos o tartésicos que desaparecieron para siempre. En cambio, ellos, sus almas, son eternos: viven ante Dios. Un alma humana vive para siempre en la Otra Vida, mientras que los imperios van y vienen (la URSS duró 70 años). Si las ideas perseveran, es porque están en el pensamiento de Dios o de los seres humanos en la Otra Vida.
2. Falta el padre
La película finaliza con un gran homenaje a las niñas del mundo, y a sus madres. Pero apenas se ve algún padre. En la película sólo hay un padre, que no hace casi nada, excepto ir en coche unos segundos. Barbieland es un mundo de mujeres sin padres. Toda la película omite una realidad: a las niñas las engendran padres, y si todo va bien crecen con sus padres, miran a sus padres y admiran a sus padres. Nuestra sociedad esconde a los padres más que a la muerte, parece. Y, de hecho, en las películas de dibujos animados modernas los padres varones suelen ser especialmente tontos. Está bien que los padres varones vean Barbie, pero que antes o después se lean los libros de Meg Meeker sobre cómo las chicas necesitan a sus padres.
3. ¡Falta el Padre!
Falta el padre humano y falta el Padre Dios.
Seamos claros: Adán era un muñeco de barro, sólo Dios pudo darle vida. Pinocho era un muñeco de madera, que se movía y corría aventuras, pero necesitaba Poder de lo Alto, el Hada Azul, para llegar a la vida verdadera. Ninguno podemos pasar de esta vida material a la plena vida eterna que nos tiene Dios reservada si no es por acción del Poder de lo Alto, de Dios, uniéndonos a Cristo... que ha hecho el viaje inverso: quien bajó del Cielo y se hizo carne, puede llevarnos al Cielo y transformar nuestra carne. Él nos convierte en "niños de verdad", en hijos de Dios, adoptándonos y transformándonos para la Otra Vida.
¿Cómo lo hace Barbie para pasar a ser humana? Según la película, de forma absurda y postmoderna: "puedes ser lo que quieras, cierra los ojos y serás una mujer de verdad". Y ya está.
Es un engaño que la historia de Pinocho no cometía (ni I.A., la adaptación de Spielberg). Cerrar los ojos y 'serás lo que quieras' es un mal consejo para niños, mayores y para todo el mundo, es una dañina mezcla de gnosticismo y pelagianismo, que acumula ya muchas almas dañadas. Como sabe todo el que haya pasado por la New Age: "si puedes ser lo que quieres, y no lo eres, ¡la culpa es tuya!" (Además de fracasado, culpable).
Sin Dios, sólo somos carne que se agosta, alimento para gusanos, pasión vana (y ni eso). Para ser "de verdad" y tener "vida en abundancia" necesitamos que nos la dé Dios.
Teniendo en cuenta estos tres grandes puntos ciegos, no hay duda de que Barbie, una película divertida y muy bien hecha, puede dar origen a debates y reflexiones, siempre que no escondamos su primera pregunta: "¿Alguna vez pensáis en la muerte?" Eso lo iluminará todo.
Hagamos la pregunta a nuestros amigos. Si nos miran raro, digamos que es de Barbie.
Pablo G. Ginés, ReL
No hay comentarios:
Publicar un comentario