El secretario de Relaciones con los Estados de la Santa Sede habló muy claro en Naciones Unidas |
En el marco de la 73 Asamblea Plenaria de Naciones Unidas el Vaticano denunció la promoción y adopción por parte de la ONU de ideologías que atentan contra los más débiles considerándolos "prescindibles", contradiciendo así la Declaración Universal de Derechos Humanos, de la que se cumplen igualmente 70 años el próximo mes de diciembre.
En su discurso ante los distintos delegados, el arzobispo Paul Gallagher, jefe de la delegación vaticana y secretario para las Relaciones con los Estados de la Santa Sede, se refería así al aborto o la eutanasia.
“La Santa Sede está especialmente preocupada por la interpretación cada vez más limitada del derecho a la vida, tanto a nivel nacional como en los tratados y mecanismos en defensa de los derechos humanos”, afirmaba el representante vaticano.
Una eugenesia encubierta
De este modo, monseñor Gallagher denunció que “esta tendencia se evidencia de forma particular en la corriente del discurso de derechos humanos que se niega a reconocer el valor inherente y dignidad de la vida humana en todas las etapas, en su inicio, desarrollo y fin”.
En su opinión, “ese enfoque busca crear una jerarquía de derechos humanos, relativizando la dignidad humana, asignando un valor mayor e incluso más derechos a los fuertes y sanos, mientras que se descarta a los débiles”. Con esta enfermedad ponía de manifiesto la mentalidad eugenésica que se ha instalado en los organismos de la ONU, pero también en numerosos países.
Esta ideología –añadió Paul Gallagher- está presente “desafortundamente, en varios de los organismos del entramado de derechos humanos de la ONU, conduce a graves desigualdades e injusticias, a menudo ignorando a los niños que se encuentran en el útero y tratando de las vidas de las personas mayores y con discapacidades como si fueran prescindibles, o como una carga para la sociedad”.
El valor de la persona
Por ello, recordó a Naciones Unidas, donde la Santa Sede tiene estatus de observador, que los cimientos en los que se cimentó dicho organismo se basaban en el “reconocimiento de la dignidad inherente a todos los seres humanos”.
Esta dignidad humana justo cuando se cumplen setenta años de la Declaración Universal de Derechos Humanos es para el arzobispo británico “reafirmar la centralidad y el valor intrínseco de la persona humana, y reafirmar los derechos inherentes compartidos por todos los hombres y mujeres”.
“El mundo necesita recuperar una visión global de la persona humana, la dignidad humana y los derechos humanos, ya que cualquier visión reduccionista de la persona humana inevitablemente deshumaniza y excluye de forma efectiva a determinadas personas de su permanencia a la raza humana, abriendo así caminos a la desigualdad, a la injusticia y al daño”, sentenció.
Gallagher igualmete denunció lo “escandaloso” que es “comprobar que los derechos humanos continúan violándose hoy, siete décadas después de la adopción de la Declaración Universal de Derechos Humanos”.
Puede leer aquí la intervención íntegra en la ONU del arzobispo Paul Gallagher (en inglés)
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