jueves, 4 de enero de 2018

Venezuela: Cuando las cifras son presagio

La “crisis de los perniles” es indicativa de algo más grave y explosivo

La violencia continúa sacudiendo al país. El 2017 cerró con 26.616 asesinatos. Y es que la crisis económica, política y social de Venezuela afectó a la seguridad y, aunque produjo un 3% menos que el año anterior debido a la ola de protestas, la nación sigue segunda en la lista mundial de países más peligrosos.
La información fue ofrecida por el Observatorio Venezolano de Violencia (OVV). Según el informe, realizado junto con investigadores de las principales universidades de Venezuela, durante este 2017 se registraron 89 muertes violentas por cada 100.000 habitantes en el país.
“Venezuela permanece como el segundo país más violento de la Tierra”, dijo el profesor Roberto Briceño León, del OVV, pues el primero es El Salvador. La ONG también informó que un promedio de dos personas mueren linchadas cada semana en Venezuela, pues según indicó el sociólogo y director del Observatorio, el “aumento de la violencia, la ausencia de mecanismos legales, la falta de confianza en el sistema ha llevado a un incremento de la justicia por mano propia”.
La llamada “crisis de los perniles” ha ocasionado que los sectores populares protagonicen una jornada de protestas consistentes en cierres de vías, saqueos o intentos de saqueos. La gente reclama a Maduro la oferta de perniles para Noche Buena, los cuales entregarían a partidarios del gobierno debidamente seleccionados lo cual condicionaron a la obtención de “carnet de la patria” y al voto pro-oficialista en las pasadas elecciones de gobernadores.
Los perniles –supuestamente encargados al exterior- jamás llegaron y los reclamos de calle no se hicieron esperar. La sensibilidad, producto de carencias de todo tipo acumuladas en los últimos tiempos, está a flor de piel y se expresa en la inmediata respuesta violenta. Las zonas populares se lanzaron a las calles a reclamar sus prometidos perniles y hemos vivido un diciembre totalmente atípico, no solo por la pavorosa escasez y estratosféricos precios, sino por lluvias continuas que nunca han ocurrido por esta época.
Ante la situación que califican de “engano al pueblo”, algunos venezolanos recibieron el 2018 con un “cacerolazo”. En varias localidades del país las personas golpearon ollas como acción de protesta en rechazo al gobierno del presidente Nicolás Maduro. Los usuarios de las redes sociales publicaron videos en los que se muestran cómo se vivió en distintos lugares el “cacerolazo” convocado por la sociedad civil para el domingo 31 de diciembre.
Con el propósito de calmar los ánimos, el presidente Maduro anunció el nuevo aumento de salario mínimo decretado este 31 de diciembre a pocas horas de finalizar el año 2017. De inmediato reaccionó, entre otros, la presidenta de Consecomercio -organización que agrupa a los comerciantes del país-, María Carolina Uzcátegui, quien rechazó el nuevo aumento de salario mínimo: “Este nuevo incremento del 40 % causa “pánico” entre los venezolanos, señalando que la medida “no corresponde con las realidades del país”.
La verdad es que los aumentos salariales se diluyen en la estructura de costos. Criticó, además, que el Ejecutivo Nacional no comprenda que “los cambios no son incrementos salariales sino adecentar el gasto público, dejar de emitir dinero inorgánico, dejar de tomar medidas que no vengan acompañadas de un verdadero estímulo a la producción”.
En las primeras horas del año 2018, el cardenal Arzobispo de Caracas, Jorge Urosa Savino, reiteró la urgencia de atender emergencia social en 2018. Sus palabras fueron: “Es muy importante que se resuelva el asunto de las elecciones presidenciales y su transparencia, que no haya duda sobre la legitimidad de los resultados sobre las elecciones”.
Detalló que los principales problemas que afectan a los venezolanos son la escasez de medicinas, la emergencia social, el hambre y la tremenda dificultad para conseguir repuestos de toda clase, con lo cual resumió los ingredientes explosivos de una situación que, hasta ahora, el gobierno se niega a reconocer y piensa que puede contenerla indefinidamente a base de represión –tal cual amenazó hace apenas horas el ministro de la Defensa, el general Padrino López- dato que explica que vean en la crisis de los perniles solo una protesta más por comida cuando lo que subyace puede soltar, en las próximas semanas, demonios nunca vistos en Venezuela.-
Macky Arenas, aleteia

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