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Una pareja sólida y estable no se da de la noche a la mañana. Es más, esta es la gran paradoja de la vida matrimonial: cuantas más cosas difíciles pasemos y las logremos atravesar con éxito más fuerte, será nuestra relación. Es decir, los problemas en vez de desunirnos nos unen.
Esto no significa que, de momento, mientras pasamos por esa mala racha no nos desestabilicemos, que no sintamos ganas de salir corriendo y mandar todo al hoyo, sino que tenemos la capacidad de sortear las vicisitudes, tanto de manera personal como en pareja, siempre de la mano.
En un artículo anterior hablamos de lo que es la resiliencia: una gran arma interior que también hay que llevar al plano matrimonial, de pareja.
Pero, ¿qué es lo que hacen las parejas altamente resilientes?
- Saben reírse de la vida. Su lema es riámonos de la vida antes de que la vida se ría de nosotros. A pesar de que sienten que se los está llevando “patas de cabra” hacen mofa del problema y no permiten que este les hunda. De hecho, son parejas a las que casi siempre se les verá alegres y con una sonrisa en el rostro.
- No se echan culpas. Tienen muy claro que el problema de uno es de ambos porque son “una misma carne”. No se fijan tanto en quien fue el causante principal del asunto, sino en que es compromiso de ambos salir de ese bache y, sobre todo, en qué pudieron haber hecho diferente y qué lección aprendieron.
- Tienen empatía y simpatía. Están juntos tanto en sentimiento como en acción, cada uno haciendo lo que le corresponde. Se permiten estar tristes y se respetan espacios sin tomar nada personal. Cada uno se hace responsable de lo que siente. Sin embargo, es tanto el amor que les une y están tan fusionados emocionalmente que el apoyo mutuo es imperante.
- Buscan apoyo. Estas parejas tienen claro que, generalmente, solos no podrán salir adelante, por lo que tienen la suficiente humildad de buscar ayuda profesional, tanta como la necesiten.
- Tienen libertad de hablar. Son parejas que no tienen miedo de desnudar su alma uno con el otro. Saben expresar mutuamente sus sentimientos, miedos, inquietudes y demás sin temor a ser rechazados o juzgados. Mientras uno se expresa, el otro recibe con compasión cada palabra, lágrima o gesto que le es compartido.
- Están comprometidos a buscar y encontrar soluciones. Son parejas que no están cicladas en el victimismo ni en ignorar los problemas, sino en solucionarlos, salir adelante, pero siempre juntos porque no es “tu problema” ni “mi problema”, sino nuestro.
- Uno sigue siendo la prioridad del otro. Es cierto, ante los problemas lo que menos se antoja es estarle recordando al otro cuánto le amamos. Pues es precisamente en esos momentos cuando más nos debemos de esforzar por recordarle a nuestro cónyuge nuestro amor. Justo esto hacen las parejas altamente resilientes, no dejan de expresarse su amor -aunque “no lo sientan”- por medio de mensajitos o detalles simbólicos, pero muy cargaditos de amor y aceptación.
- Tienen una actitud muy positiva.Saben que todo pasa y que esto también pasará. Tienen muy claro que lo “malo” es el problema y no ellos. Viven con la esperanza de un mañana mejor y trabajan hoy para lograrlo.
- Ante los problemas se ponen de rodillas delante de Dios… porque tienen más que claro que “el hilo de 3 cuerdas no se rompe fácilmente”.
Esto y más es lo que diferencia a las parejas fuertes de las débiles: en definitiva, su capacidad de recuperarse tras una situación difícil y de saber sonreír a través de la adversidad.
Luz Ivonne Ream, aleteia
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