Recientemente, una influencer católica de Estados Unidos comentaba que sentía que había “fallado” durante esta Cuaresma. Pero, luego de meditar, comentaba que tal vez era un “fracaso” aparente… que, en realidad, esa “Cuaresma imperfecta” es precisamente lo que Dios le pedía. ¡Qué bonito y esperanzador mensaje!
A veces creemos que nuestra Cuaresma va mal porque no pudimos cumplir con lo que nos propusimos. Que por culpa del cansancio, el trabajo, una enfermedad, un contratiempo (o una serie de contratiempos), no estamos “aprovechando” el tiempo como deberíamos.
Pero, ¿y si ese supuesto obstáculo no es un estorbo, sino el verdadero altar? ¿Y si justo ahí es donde Dios te está esperando? No para recibir lo que tú querrías ofrecerle, sino lo que Él quiere que le entregues.
Tal vez no es el ayuno que planeaste, ni la oración perfecta que soñabas. Tal vez es una entrega más silenciosa, menos visible. Tal vez no es lo que tú querrías lograr, sino lo que Él ve que podrías mejorar.
¡Él sabe más! Quizás esta “Cuaresma imperfecta” sea, al final, una época en la que crecemos en virtudes inesperadas, en un amor más íntimo, en una oración más cercana.
Es curioso, pero, muchas veces, el mayor fruto espiritual no nace de lo que nos proponemos, sino de lo que no podemos controlar.
Preguntas para reflexionar:
¿Qué “interrupciones” están marcando tu Cuaresma?
¿Has considerado que quizás ahí está la verdadera invitación de Dios para ti?
¿Qué podrías ofrecerle hoy, justo desde eso que te cuesta aceptar?
(catholic-link)
Vea también Cuaresma: 40 días para mejorar
No hay comentarios:
Publicar un comentario