martes, 24 de septiembre de 2024

Oración a nuestra Señora de la Merced para romper tus cadenas


 Estamos atados a distintas cadenas, pero nuestra Señora de la Merced puede ayudarnos eficazmente a deshacernos de ellas. Reza esta oración con confianza

Merced significa premio, beneficio, gracia, "misericordia". Los mercedarios le dieron este nombre a la nuestra Señora, la Virgen María, de quien eran muy devotos, cuando san Pedro Nolasco fundó su orden religiosa, el 10 de agosto de 1218 en Barcelona, tomándola como patrona y guía.

Liberaban presos por amor

Su espiritualidad se fundamenta en Jesús el liberador de la humanidad y en la Santísima Virgen, la Madre liberadora e ideal de la persona libre.

En aquel momento había muchos cristianos cautivos de los musulmanes, algunos de ellos incluso en peligro de perder su fe, y estos religiosos se cambiaban por ellos para liberarlos.

Una devoción que cruzó los mares

Los frailes mercedarios llevaron al continente americano su amor a la Virgen de la Merced, que se propagó ampliamente.

Este título de la Virgen ha permanecido hasta hoy, y son muchos los que confían en que ella los liberará de las cadenas que los esclavizan, ya sean físicas o espirituales.

Es además patrona de los presos, por eso se le representa con una túnica, escapulario y capa, todo en color blanco, con el escudo mercedario en el pecho.

Otros elementos recurrentes son las cadenas y el grillete, símbolos también del cautiverio. Normalmente, además del escapulario del hábito, lleva otro pequeño en la mano que ofrece a los fieles.

Oración

Aquí una oración para rezarle con fe:

Tú, María, Virgen de la Merced,
bondadosa Madre de Dios,
que amas la libertad de tus hijos,
y empatizas con el sufrimiento de los prisioneros,
escucha lo que te pido:
rompe las cadenas de nuestro pecado,
para que libres de ellas,
podamos unirnos totalmente a tu Hijo, Jesús,
vivir como Él, libremente,
dedicados a aquello para lo que estamos hechos: amar.
Amén.

Que el Señor, a través de María santísima, nos libere de todas nuestras ataduras para, un día, podamos gozar de la vida eterna junto con Él y todos los santos y ángeles.

Patricia Navas, Aleteia

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