En la época de la Nueva España un fraile franciscano encontró la manera perfecta de compartir la Buena Nueva con los indígenas a través de una obra teatral centrada en los Reyes Magos
El 6 de diciembre de 1528, un franciscano de origen español pisó por primera vez las tierras de la Nueva España y, durante los próximos 43 años de su vida, se dedicó a la evangelización.
Fray Andrés de Olmos se entregó enteramente a su labor como misionero. Procuró el bien de los indígenas y, en 1533 firmó, junto a otros franciscanos, una carta donde pedían terminar con la esclavitud. Pero lo más destacado que hizo en el nuevo mundo fue aprender a hablar diez lenguas indígenas diferentes para comunicar el Evangelio, lo cual le ganó la fama de ser el mejor conocedor de lenguas indígenas de la época.
«Auto de la Adoración de los Reyes Magos»
Para celebrar las fiestas de la Navidad y asegurarse de que los indígenas comprendieran bien el misterio de la Natividad de Cristo escribió la Auto de la Adoración de los Reyes Magos en náhuatl, que se convirtió en la primera pieza escrita referente a la adoración de los Reyes Magos a Jesús, según el padre Ángel María Garibay.
«Sin temeridad podemos atribuir al gran franciscano la redacción de la primera pieza referente a la venida y adoración que hacen los Magos. La época puede ser muy cerca de su venida a esta tierra».
(Historia de la Literatura Náhuatl, Editorial Porrúa)
Pero la historia no termina ahí. Esta obra fue representada teatralmente con fines evangelizadores en algo similar a lo que hoy conocemos como una pastorela. Un seis de enero de 1587 esta puesta en escena fue presentada en lo que hoy es el estado de Jalisco y otra fraile -fray Alonso Ponce- fue testigo de ello.
En la descripción detallada y puntual que escribió al respecto, relató, con mucho asombro, que los indígenas habían representado con entusiasmo estas escenas de la natividad en la recreación de un pesebre.
El fraile añadió que esta obra se presentaba cada año el día de la Epifanía, lo cual demostraba que, gracias a esta puesta en escena, los indígenas habían logrado, no solo comprender la historia y su significado, sino sentir la fiesta de los Reyes como propia.
Luis Rubúo asegura que «Olmos logró un inicial mestizaje mental y cultural como su empresa, no únicamente por el empleo de la lengua náhuatl, sino por su comprensión psíquica del pueblo al cual daba su obra». (La Navidad Mexicana en el Siglo XVI, Artes de México).
Fray Toribio de Benavente, que fue uno de los 12 primeros misioneros franciscanos en llegar a la Nueva España, escribió también: «La fiesta de los Reyes también les regocija mucho porque les parece fiesta propia suya».
Italia y México
Con estas obras teatrales que los franciscanos utilizaron como recurso evangelizador crearon un vínculo entre Asís y México, pues las representaciones también tomaron la forma de nacimientos vivientes que imitaron el creado por su fundador, san Francisco de Asís.
Por ello, podemos concluir que fueron los Reyes Magos, a través de las primeras pastorelas que se escribieron y actuaron en México, quienes contribuyeron en el triunfo de la evangelización en el nuevo continente.
Con información tomada del libro Los Reyes Magos en México de Ignacio H. de la Mota.
Majo Frias, Aleteia
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