«Paperman» es un corto animado realizado por la Walt Disney Animation Studios en el año 2012. La gran calidad de la producción, que mezcla técnicas de animación tradicional y digital, le ha valido una nominación al Oscar en la categoría de Mejor Cortometraje Animado. El video narra, en modo metafórico, una historia de amor ambientada en los años cuarenta en Manhattan. Un hombre tiene un encuentro “fortuito” con una mujer que lo dejará prendado de ella. El destino los separará hasta que una coincidencia despertará nuevamente sus esperanzas. De aquí en adelante él hará todo lo posible por encontrarla y conocerla. El desenlace es bastante inesperado, a pesar que todos sus intentos de acercamiento son fallidos, serán esos mismos esfuerzos los que misteriosamente lo llevarán al encuentro final.
«Paperman» es una historia cuya riqueza simbólica nos permite reflexionar sobre la complementariedad de la cooperación humana con la acción de la Providencia Divina. Para evidenciar esto hemos elaborado la entrada del día de hoy a modo de post comunitario; seguros que la variedad de elementos apostólicos que nos ofrece este video puede ser mejor abordada desde múltiples puntos de vista.
El vídeo me ha parecido una metáfora preciosa del apostolado. Un alma, un día, conoce a otra y, amándola, decide compartir lo mejor que tiene con ella. Pero la amada está distraída: presta atención a su trabajo, a su jefe, a sus retos, y no percibe las palabras que tratan de llegar hasta ella. El mensaje de amor choca con los muros, las barreras que las separan. Otras personas, además, velando por un interés egoísta, ponen trabas al esforzado amante.
Pero el apóstol se ha estado guardando algo. En realidad dos cosas. Guardaba un último folio, el que más le importa, el que ostenta un beso. Y se guardaba a sí mismo tras las paredes seguras de la oficina. Y solo cuando por amor decide arriesgar toda su seguridad, poniendo el corazón al descubierto, vaciando sus manos, Dios interviene para hacer el resto. Parecía imposible, ¿verdad? Pero al final solo era cuestión de amar hasta el límite.
Lucía María M. Alcalde (España), autora del libro “Me debes un beso”
Cuando decimos “te amo con todo mi corazón” -a Dios o a una persona- esas palabras deben ir respaldadas por nuestros actos. No solemos tener a nuestro alcance demostrar nuestro amor con grandes gestas, sino que lo que tenemos son las pequeñas cosas de cada día (en el vídeo: el taco de folios del protagonista).
A veces fallaremos en nuestro intento: no tendremos suficiente puntería, o nos faltará fuerza. No importa, hay que seguir intentándolo. Otras veces, lo haremos lo mejor que sabemos, pero parecerá que ni aún así hemos conseguido nada. No importa. Porque todo lo que realizamos por amor al ser querido nos acerca más a él. Con todas esas pequeñas cosas hechas con amor, hayan resultado exitosas o no, ya estamos amando con todo el corazón. Al final del vídeo, todos los aviones de papel aparentemente perdidos e inútiles, cumplen su objetivo: unir a los dos protagonistas. En nuestra relación con Dios y con los demás, sucede lo mismo.
Juan Lima (Argentina), autor del blog Joven, ¡Duc in Altum!
Al invitar a tus conocidos a la Iglesia, ¡Cuántas veces te has sentido como el joven del video!, ‘tirando avioncitos’ incansablemente hasta agotar todos los recursos. Estás deseoso de que los demás conozcan el amor de Jesús, quien te dice “Eres precioso a mis ojos, y yo te amo” (Is. 43, 4).
El joven agotó las pilas de papel. Sin embargo, cuando el Espíritu sopló en el último avión (que el joven arrojó sin esperanzas), Dios hizo lo suyo. El joven, sin entender, se resistió a todos los avioncitos que lo empujaban, y sin embargo Dios lo condujo al mejor lugar. Vale recordar que no somos nosotros los que elegimos a las personas, a nuestros amigos, a nuestra novia/o, esposa/o, sino que es Dios quien las elige, y sabe por qué. ¿Cuántas veces, incluso en medio de nuestro compromiso evangelizador, queremos ponerle las condiciones a Dios?. Él es Dios y dueño de esta gran obra. El sabe lo que quiere de nosotros. Dejémonos llevar por Él.
El joven agotó las pilas de papel. Sin embargo, cuando el Espíritu sopló en el último avión (que el joven arrojó sin esperanzas), Dios hizo lo suyo. El joven, sin entender, se resistió a todos los avioncitos que lo empujaban, y sin embargo Dios lo condujo al mejor lugar. Vale recordar que no somos nosotros los que elegimos a las personas, a nuestros amigos, a nuestra novia/o, esposa/o, sino que es Dios quien las elige, y sabe por qué. ¿Cuántas veces, incluso en medio de nuestro compromiso evangelizador, queremos ponerle las condiciones a Dios?. Él es Dios y dueño de esta gran obra. El sabe lo que quiere de nosotros. Dejémonos llevar por Él.
Pilar V. Padial (España), autora del blog: ¡Vive!: Celebra la vida
Cuando nos sale al paso el amor verdadero, en nuestra vida hay un “antes y un después”. Se trata de una conversión por la que vale la pena dejarlo todo y arriesgarlo todo. Inmediatamente Simón y Andrés dejaron sus redes para seguir a Jesús, y Santiago y Juan dejaron a su padre (Mc 1, 16-20). Después, muchísimos más han hecho lo mismo por seguir a Jesús en la vocación a que Él les llamaba. No se han visto defraudados.
Sólo hay que tomar la precaución de discernir bien la verdadera llamada, de los espejismos. Además, cuando Dios nos llama mediando el amor humano, hemos de velar por que nunca el amor a las personas pase por encima del amor a Dios. Lo más importante de la historia de amor del vídeo está aún por escribir. El enamoramiento es un bello don de Dios, pero únicamente Jesús puede ordenar y sobrenaturalizar esos sentimientos humanos para que no se vuelvan una idolatría.
Sebastián Campos (Chile)
Lo que ya ha escrito Susana y Pilar me interpela profundamente. Yo pienso que Dios está loco de amor, casi ha perdido la noción de lo “correcto”, te vio a ti y a mi y se enamoró perdidamente, usa todo lo que tiene para llamar nuestra atención, igual que un chiquillo enamorado, nos busca, nos mira coqueto e intenta de todas formas toparse con nosotros en alguna esquina para concretar algo, aunque sea una pequeña conversación, un sencillo café.
En el libro de Oseas (11, 4a) se dice que Dios nos “atraía con lazos humanos, con cuerdas de amor”, y es porque él va a buscar aquello que se nos hace familiar, aquello humano y sencillo para que lo notemos, se quiere mostrar en lo cotidiano, tanto así que se ha gastado hasta la más preciada de sus cartas, esa con la marca “roja”, no de labial sino de sangre y aun cuando parezca que es una carta perdida, ten seguro que más temprano que tarde va a llegar a tus manos y no podrás sino correr a sus brazos.
En el libro de Oseas (11, 4a) se dice que Dios nos “atraía con lazos humanos, con cuerdas de amor”, y es porque él va a buscar aquello que se nos hace familiar, aquello humano y sencillo para que lo notemos, se quiere mostrar en lo cotidiano, tanto así que se ha gastado hasta la más preciada de sus cartas, esa con la marca “roja”, no de labial sino de sangre y aun cuando parezca que es una carta perdida, ten seguro que más temprano que tarde va a llegar a tus manos y no podrás sino correr a sus brazos.
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