martes, 7 de noviembre de 2017

Una oración para cada día de la semana

Basadas en el antiguo ordenamiento de los días según una temática espiritual concreta


Según explica el Catecismo de la Iglesia Católica: “El año litúrgico es el desarrollo de los diversos aspectos del único misterio pascual” (CIC 1171). Aunque esto hace referencia principalmente al ciclo anual de las estaciones, desde Adviento hasta la Pascua, la Iglesia también ha venido considerando tradicionalmente cada semana como un desarrollo del misterio de Cristo.
Con el tiempo se desarrolló una tradición que asignaba a cada día de la semana un tema espiritual diferente. Esto se reveló con más claridad en las regulaciones relativas a la celebración de las Misas Votivas.
Cuando un sacerdote dice misa a lo largo de la semana, tiene varias opciones para las oraciones que puede usar. Lo más frecuente es que sean reflejos de la festividad de un santo particular, pero ciertos días el sacerdote puede celebrar una Misa Votiva que destaque un aspecto particular de la fe. Durante siglos esto se restringió a ciertas misas en conexión con el tema espiritual del día.
Estos temas se repetían cada semana y permitían al sacerdote (y a los fieles) tener un enfoque principal sobre sus días de trabajo. La mayoría de estos temas están conectados con varios acontecimientos históricos sucedidos en un día específico de la semana (por ejemplo, Sagrada Eucaristía los jueves, porque la Última Cena sucedió en un jueves).
A continuación encontrarás una oración diferente para cada día de la semana basada en las oraciones de las Misas Votivas en el actual Misal Romano.

Lunes – Santísima Trinidad

Dios Padre, que has enviado al mundo la Palabra de verdad y el Espíritu de santificación para revelar a los hombres tu misterio admirable, concédenos que, al profesar la fe verdadera, reconozcamos la gloria de la eterna Trinidad y adoremos la Unidad de tu majestad omnipotente.

Martes – Los Santos Ángeles

Oh, Dios, que en tu providencia inefable te has dignado enviar a tus santos ángeles para nuestra custodia, concede, a los que te suplicamos, ser defendidos siempre por su protección y gozar eternamente de su compañía.
Oh, Señor, bajo la fiel protección de tus Ángeles, haz que avancemos con valentía a lo largo del camino de la salvación.

Miércoles – San José

O Dios, que con inefable providencia elegiste a san José como esposo de la Madre de tu Hijo, concédenos la gracia de tener como intercesor en el cielo al que veneramos como protector en la tierra.
Renovados con este sacramento de vida, te suplicamos, Señor, que, por el ejemplo y la intercesión de san José, tu servidor fiel y obediente, vivamos siempre consagrados a ti en justicia y santidad.

Jueves – La Santísima Eucaristía

O Dios, que en este sacramento admirable nos dejaste el memorial de tu pasión, te pedimos nos concedas venerar de tal modo los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos constantemente en nosotros el fruto de tu redención.
Concede, Señor, a tu Iglesia, el don de la paz y la unidad, significado en las ofrendas sacramentales que te presentamos.

Viernes – El Sagrado Corazón de Jesús

Dios todopoderoso, al celebrar la solemnidad del Corazón de tu Hijo unigénito, recordamos los beneficios de su amor para con nosotros; concédenos recibir de esta fuente divina una inagotable abundancia de gracia.
Mira, Señor, el amor del Corazón de tu Hijo, para que los dones que te ofrecemos sean agradables a tus ojos y sirvan para el perdón de nuestras culpas.

Sábados – Santa María Madre de la Iglesia

Dios misericordioso, que quisiste que tu Hijo unigénito proclamara desde la cruz como Madre nuestra a su propia Madre, haz que tu Iglesia, por la intercesión maternal de santa María, crezca cada día en santidad y atraiga a su seno a todas las naciones.
Convierte, Señor, en el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, estos dones que te presentamos, y haz que este memorial de nuestra redención, nos inflame en el amor que te profesó santa María, Madre de la Iglesia, y nos asocie íntimamente, como ella, en la obra de la salvación de la humanidad.
 Philip Kosloski, aleteia



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