Estas son las ocho estrategias preferidas del demonio para apartarnos de nuestra fe. Él es el padre de la mentira, y por ello no es de extrañarse que en un momento hayas caído en alguna de ellas. ¡Conócelas!
1. El demonio calumnia a Dios
Él habla como lo que es: el “padre de la mentira”. En el comienzo mismo de la historia, lo primero que hizo fue calumniar a Dios: “¿Así que Dios les ha dicho que no coman del fruto de ningún árbol del jardín?” (Génesis 3,1) De la misma forma, ahora quiere presentar la virtud como imposible, y el pecado como fácil. Pero ante eso, Cristo nos alerta: “Entren por la puerta estrecha, porque ancha es la puerta y amplia es la senda que lleva a la perdición” (Mateo 7,13).
2. Trata de convencer a todos de que él mismo no existe
Tal vez el primero en decirlo expresamente fue Charles Baudelaire: “La mayor astucia del demonio es hacernos creer que no existe.” Ese pensamiento lo han ratificado teólogos serios como José Antonio Sayés, y expertos sobre exorcismos como Valter Cascioli. En su Audiencia del 15 de noviembre de 1972, el Papa Pablo VI afirmó lo que hoy todavía niegan incluso algunos sacerdotes.
3. Hace creer que la felicidad radica en el tener
Raíz del pecado original, fue que el demonio provocó la desobediencia a Dios bajo la tentación del poder. El pecado original fue el primero que se cometió, y de él surgieron muchos otros. En ese sentido, San Pablo destaca: “Hagan, pues, morir todo lo que hay de terrenal en ustedes: que nadie cometa inmoralidades sexuales, ni haga cosas impuras, ni siga sus pasiones y malos deseos, ni se deje llevar por la avaricia” (Colosenses 3,5).
4. Busca mantenernos distraídos, superficiales, cómodos, egoístas y frágiles
Cristo advierte de este peligro en la Parábola del Sembrador: “La semilla sembrada entre espinos representa a los que oyen el mensaje, pero los negocios de esta vida les preocupan demasiado y el amor por las riquezas los engaña. Todo esto ahoga el mensaje y no lo deja dar fruto en ellos” (Mateo 13,22). Al respecto, el Papa Francisco señala que en todos los momentos de la historia, en el ser humano ha estado presente la búsqueda enfermiza de sí mismo, el egoísmo y la concupiscencia, por lo que tenemos que aprender de los santos que nos precedieron y enfrentaron las dificultades de su época.
5. El demonio trata de quebrarnos mediante el relativismo de valores
Los valores morales no pueden estar sujetos a lo que dicten las mayorías o los grupos en el poder. Cuando era Prefecto para la Doctrina de la Fe, el Card. Joseph Ratzinger aseguró que aceptar el subjetivismo, tanto en el ámbito de la religión como en lo referente a las cuestiones morales, lleva a la destrucción de la sociedad. “Si compete a las mayorías definir las reglas morales, una mayoría podrá imponer mañana reglas contrarias a las de ayer”.
6. Intenta que perdamos el sentido de la verdad
A lo largo de la historia, individuos, grupos y organizaciones se han dedicado a cultivar y difundir la mentira, proponiendo que Dios no es la fuente del amor caritativo. El Papa Benedicto XVI aseguraba que un cristianismo que practica la caridad, pero sin hacer de su centro la Verdad, puede confundirse con un conjunto de buenos sentimientos, provechosos para la convivencia social, pero marginales; y de este modo en el mundo no habría un lugar específico para Dios. Así, el amor mismo quedaría reducido a sentimiento, emoción, pasión o capricho, y Dios se convertiría en un simple pensamiento o gusto para consumo privado.
7. El demonio intenta que pongamos nuestra fe en el progreso y no en Dios
Para Francis Bacon, con el descubrimiento de América y el perfeccionamiento de la técnica, surgió una nueva época, basada en la correlación entre ciencia y praxis, que establece el dominio del hombre sobre la creación. Según esta visión, si bien antes la recuperación de lo que el hombre había perdido al ser expulsado del paraíso se esperaba en la fe en Jesucristo, ahora la “redención” se espera de la correlación entre ciencia y praxis. Esta perspectiva ha influido en la crisis actual de la fe, en una crisis de la esperanza cristiana, como también lo ha señalado el Papa Emérito Benedicto VI.
Y si todo lo anterior fallara…
8. Intentará asustarnos con muestras de persecución
La persecución abierta es la que ejerce el grupo terrorista autodenominado Estado Islámico, un intento de exclusión forzada de la fe, que, por temor, impide a los padres educar a sus hijos según sus creencias y convicciones. Otro tipo de persecución es aquélla que empieza por normalizar el crimen, como en el caso del aborto; y en cambio criminaliza a quien pretenda impedirlo, relegándolo al aislamiento, persecución que amenaza con demandas y multas, que trata de estandarizar a los jóvenes por la vía de la presión social de alejarse del ridículo; y que por supuesto, ha incluido el secuestro, la tortura, y la muerte de laicos, sacerdotes y obispos que defienden la vida desde su concepción hasta la muerte natural.
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