miércoles, 15 de noviembre de 2017

Mi cónyuge tiene muy mal carácter

Llega a casa iracundo y crea muy mal ambiente. Después se arrepiente. ¿Qué hacer?
¿Se puede cambiar una personalidad complicada?

Donde falta amor, siembra amor y cosecharás amor. De verdad, qué difícil es amar a las personas iracundas y complicadas, pero será más fácil hacerlo si comprendemos que detrás de cada “gruñido” hay un grito desesperado de “ámame cuando menos lo merezca porque es cuando más lo necesito”.
Seguramente alguna vez habrás escuchado a tu amiga decir: “Es que mi marido tiene muy mal carácter; es muy gruñón y pega de gritos a la primera”. ¡Un momento! Entonces este hombre no tiene mal carácter, sino que no tiene carácter sólido.
Si tuviera carácter sabría controlarse y no dejarse llevar por sus emociones. O habría que situarlo en alguno de estos tipos de personalidad: Colérico (EAP), apasionado (EAS), nervioso (EnAP), sentimental (EnAS), sanguíneo (nEAP), flemático (nEAS), amorfo (nEnAP) y apático (nEnAS). Tanto que podríamos hablar del carácter, del temperamento y de la personalidad…
Todos nacemos con un temperamento que toca que trabajar hasta forjar un carácter. Es una cualidad innata, heredada y que no es modificable. Este es responsable de nuestras emociones espontáneas y de las reacciones típicas que podamos tener frente a estímulos externos.
El carácter es el modo de ser personal. Son los rasgos y características que hemos logrado a lo largo de nuestra vida y que nos hace ser únicos. A diferencia del temperamento, el carácter, puede moldearse y educarse, lo que quiere decir que puede cambiar gracias a la influencia del ambiente y la educación, a las  experiencias vividas y a la solidez de la inteligencia emocional, entre otros factores.
Por lo tanto, el temperamento no se puede cambiar, pero el carácter siempre se puede forjar hasta lograr tener una personalidad encantadora.
Si uno de los cónyuges en el hogar es de mecha corta, iracundo y pone mal ambiente, te invito a que hagas lo siguiente:
  • Comprensión. La primera y más importante invitación es comprenderle con un corazón abierto y misericordioso. Es verdad, es muy cansado lidiar con una personalidad así y lo que más puede llegar a frustrar es que uno no tiene el poder de cambiarle. Pero en cambio sí podemos elegir la actitud con la que responderemos ante esa personalidad o en los momentos en que nos percatemos que comienza a crear mal ambiente en el hogar. El amor el comprensivo, decía San Pablo. Cuando llega tu marido de malas a casa o tu esposa te recibe histérica, ¿estás seguro (a) que está enojado (a)? ¿No será que hay algo de tristeza, preocupación, desilusión, miedo o frustración por ahí escondida? Reflexiónalo… Si logras de verdad comprender qué hay detrás de esa careta de “ogro” te será más sencillo no engancharte con su actitud no tan agradable.
  • Evita descalificarle. Por más que le quieras escupir “sapos, culebras y ranas” por la boca, por más que sientas que se lo merezca nunca le hieras con palabras que le descalifiquen como “eres un ogro”, “estás loca, por eso nadie te quiere”, “ni tu madre te aguanta”, “eres igualita a tu madre” …
  • Donde falta amor, siembra amor y cosecharás amor. Aunque en ese momento no sientas bonito amarle, no se te pega la gana hacerlo, ¡ámale! ¿Cómo? Simplemente con una actitud diferente, suave y no a la defensiva. Hazle sentir que en ese hogar es increíblemente amado (a), aceptado(a). De una forma amorosa hazle saber que está ahí de manera incondicional para que juntos encuentren la raíz de esa efervescencia de cólera con la que ha vivido los últimos tiempos. Créeme que, si a ti te cuesta estar junto a una persona así, convivir con ella, a esa persona le cuesta aún más el estar con ella misma.
  • Hagan acuerdos. En un momento de “lucidez”, cuando las aguas estén calmadas hablen del tema y hazle saber cómo te sientes cuando ves que pierde el control. Pueden hacer estrategias y pactos como, si veo que comienzas a perder el control o pones mal ambiente en el hogar, me retiraré del lugar -sola (o) o con los hijos para evitar que nos lastimes y esa será la señal de que tú necesitas tranquilizarte.
Los seres humanos no somos perfectos, sino perfectibles. Por lo que una personalidad complicada siempre tendrá posibilidad de hacer mejoras. Pero es ella quien debe tener la voluntad de hacerlo. No es fácil, pero sí muy posible. Lo más seguro es que requiera de ayuda profesional para que le ayude a descubrir que heridas emocionales debe sanar y qué es lo que le hace reaccionar de esa manera. Para los creyentes, la ayuda de Dios siempre es importante -si no es que la más- para sanar cualquier herida interior y lograr cambios.
 Luz Ivonne Ream, aleteia

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