viernes, 3 de enero de 2025

Evangelio del día

Epístola I de San Juan 2,29.3,1-6.

Hijos míos:
Si ustedes saben que él es justo,
sepan también que todo el que practica la justicia
ha nacido de él.
¡Miren cómo nos amó el Padre!
Quiso que nos llamáramos hijos de Dios,
y nosotros lo somos realmente.
Si el mundo no nos reconoce,
es porque no lo ha reconocido a Él.
Queridos míos,
desde ahora somos hijos de Dios,
y lo que seremos no se ha manifestado todavía.
Sabemos que cuando se manifieste,
seremos semejantes a Él,
porque lo veremos tal cual es.
El que tiene esta esperanza en Él,
se purifica, así como Él es puro.
El que comete el pecado comete también la iniquidad,
porque el pecado es la iniquidad.
Pero ustedes saben que Él se manifestó
para quitar los pecados,
y que Él no tiene pecado.
El que permanece en Él, no peca,
y el que peca no lo ha visto ni lo ha conocido.


Salmo 98(97),1.3cd-4.5-6.

Canten al Señor un canto nuevo,
porque él hizo maravillas:
su mano derecha y su santo brazo
le obtuvieron la victoria.

Los confines de la tierra han contemplado
el triunfo de nuestro Dios.
Aclame al Señor toda la tierra,
prorrumpan en cantos jubilosos.

Canten al Señor con el arpa
y al son de instrumentos musicales;
con clarines y sonidos de trompeta
aclamen al Señor, que es Rey.


Evangelio según San Juan 1,29-34.

Al día siguiente, Juan vio acercarse a Jesús y dijo: "Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
A él me refería, cuando dije: Después de mí viene un hombre que me precede, porque existía antes que yo.
Yo no lo conocía, pero he venido a bautizar con agua para que él fuera manifestado a Israel".
Y Juan dio este testimonio: "He visto al Espíritu descender del cielo en forma de paloma y permanecer sobre él.
Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: 'Aquel sobre el que veas descender el Espíritu y permanecer sobre él, ese es el que bautiza en el Espíritu Santo'.
Yo lo he visto y doy testimonio de que él es el Hijo de Dios".


Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Bulle

Orígenes (c. 185-253)
presbítero y teólogo
Homilía sobre Isaías, n° 3, 1-2


“Vi al Espíritu descender del cielo como una paloma y posarse sobre él”

Jesús es el que "brotó del tronco de Jesé" según la carne, "nacido de la descendencia de David según la carne", y también " constituido Hijo de Dios en poder según el Espíritu de santidad " (Is 11,1; Rm 1,3-4).
Sí, es "el renuevo que ha brotado del tronco de Jesé", y sin embargo no es un renuevo, él "el Primogénito de toda criatura" (Col. 1,15); ciertamente no es un renuevo, él, el Dios "el Verbo que al principio estaba junto a Dios" (Jn 1,1), y sin embargo el que nació según la carne es "un renuevo que brota del tronco de Jesé: una flor que ha surgido de sus raíces"...
"Sobre él se posará el espíritu del Señor, espíritu de sabiduría y de inteligencia " (Is 11,2). El espíritu de sabiduría no se posó en Moisés, el espíritu de sabiduría no se posó en Josué, el espíritu de sabiduría no se posó en ninguno de los profetas, ni en Isaías, ni en Jeremías... Vino sobre Moisés, pero después de su visita, Moisés flaqueó en su fe: "¿Escuchad, rebeldes, dice, creéis que podemos sacaros agua de esta roca?" (Núm. 20,10) vino sobre todos los justos.
¿Vino sobre Isaías, pero a quién dice este último? "Yo, hombre de labios impuros, que habito en medio de gente de labios impuros” (Is 6,5)... El Espíritu puede venir bien sobre cualquier hombre, pero no puede encontrar allí de descanso, porque todo hombre peca y no hay justo sobre la tierra que haga el bien sin caer jamás. "¿Quién sacará lo puro de lo impuro? ¡Nadie!" (Jb 14,4)... Si el Espíritu vino sobre muchos, no quedó sobre ninguno. Antes en la Escritura, hay esta palabra: "mi espíritu, dice el Señor, no durará por siempre en el hombre" (Gn 6,3)... (EDD)

Oración 

Ven Espíritu Santo, envía tu luz desde el cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo.

Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo, tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos.

Entra hasta el fondo del alma, divina luz y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento.

Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma el espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero.

Reparte tus Siete Dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno.

Amén.

(ewtn)

No hay comentarios:

Publicar un comentario