jueves, 2 de enero de 2025

Evangelio del día, Memoria de San Basilio y San Gregorio


Tres Santos Jerarcas, San Basilio Cesáreo, San Gregorio
y San Juan Crisóstomo,


 

Epístola I de San Juan 2,22-28.

Queridos hermanos:
¿Quién es el mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo? Ese es el Anticristo: el que niega al Padre y al Hijo.
El que niega al Hijo no está unido al Padre; el que reconoce al Hijo también está unido al Padre.
En cuanto a ustedes, permanezcan fieles a lo que oyeron desde el principio: de esa manera, permanecerán también en el Hijo y en el Padre.
La promesa que él nos hizo es esta: la Vida eterna.
Esto es lo que quería escribirles acerca de los que intentan engañarlos.
Pero la unción que recibieron de él permanece en ustedes, y no necesitan que nadie les enseñe. Y ya que esa unción los instruye en todo y ella es verdadera y no miente, permanezcan en él, como ella les ha enseñado.
Sí, permanezcan en él, hijos míos, para que cuando él se manifieste, tengamos plena confianza, y no sintamos vergüenza ante él en el Día de su Venida.


Salmo 98(97),1.2-3ab.3cd-4.

Canten al Señor un canto nuevo,
porque él hizo maravillas:
su mano derecha y su santo brazo
le obtuvieron la victoria.

El Señor manifestó su victoria,
reveló su justicia a los ojos de las naciones:
se acordó de su amor y su fidelidad
en favor del pueblo de Israel.

Los confines de la tierra han contemplado
el triunfo de nuestro Dios.
Aclame al Señor toda la tierra,
prorrumpan en cantos jubilosos.


Evangelio según San Juan 1,19-28.

Este es el testimonio que dio Juan, cuando los judíos enviaron sacerdotes y levitas desde Jerusalén, para preguntarle: "¿Quién eres tú?".
El confesó y no lo ocultó, sino que dijo claramente: "Yo no soy el Mesías".
"¿Quién eres, entonces?", le preguntaron: "¿Eres Elías?". Juan dijo: "No". "¿Eres el Profeta?". "Tampoco", respondió.
Ellos insistieron: "¿Quién eres, para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado? ¿Qué dices de ti mismo?".
Y él les dijo: "Yo soy una voz que grita en el desierto: Allanen el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías".
Algunos de los enviados eran fariseos,
y volvieron a preguntarle: "¿Por qué bautizas, entonces, si tu no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta?".
Juan respondió: "Yo bautizo con agua, pero en medio de ustedes hay alguien al que ustedes no conocen:
él viene después de mí, y yo no soy digno de desatar la correa de su sandalia".
Todo esto sucedió en Betania, al otro lado del Jordán, donde Juan bautizaba.

Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.

Reflexión sobre el icono ruso

Hoy celebramos a los santos Basilio el Grande y Gregorio Nacianceno. Ambos fueron obispos en el siglo IV y hoy son honrados como santos y doctores de la Iglesia. Su amistad de toda la vida comenzó durante sus estudios en Cesarea de Capadocia y se profundizó durante su estancia en Atenas. Reflexionando sobre su vínculo, Gregorio escribió más tarde: "Parecíamos tener una sola alma, habitando dos cuerpos." (Orationes de San Gregorio 43:20). Ambos procedían de familias notables: La abuela materna de Basilio fue mártir, mientras que su abuela paterna, sus padres y sus tres hermanos también fueron canonizados. El padre de Gregorio, convertido al catolicismo por su esposa, se hizo sacerdote y más tarde obispo de Nacianzo, cargo que desempeñó durante casi cuarenta y cinco años, viviendo hasta los noventa. Tuvieron tres hijos, todos ellos reconocidos como santos.

Durante la vida de Basilio y Gregorio, la Iglesia luchaba contra la extendida herejía del arrianismo, que negaba la divinidad de Cristo. Esta doctrina actuaba como una enfermedad corrosiva dentro de la Iglesia, sembrando divisiones. Los santos Basilio y Gregorio fueron decisivos para contrarrestar esta herejía y restaurar la unidad dentro de la comunidad de fe, especialmente en la Iglesia oriental. Sin embargo, sus esfuerzos tuvieron un gran coste personal. Tuvieron que soportar la hostilidad, la calumnia, la violencia física y las amenazas del emperador, de otros obispos e incluso de fieles. A pesar de estas dificultades, se mantuvieron firmes y centrados en su misión, dejando tras de sí un legado de profundos escritos teológicos que siguen inspirando e instruyendo. Sus obras, especialmente sobre la divinidad de Cristo y la Santísima Trinidad, se erigen como pilares perdurables de la teología cristiana. Sin embargo, su grandeza no fue únicamente intelectual. Su santidad radicaba en su santidad, en su manera de vivir el día a día con amor y generosidad.

En el arte, los dos santos se representan a menudo juntos. De hecho, en el arte bizantino también se les suele representar junto a San Juan Crisóstomo. Nuestro icono ruso, de hacia 1900, muestra a los tres obispos. De izquierda a derecha, Juan Crisóstomo, conocido como el predicador de la "boca de oro" (347-407), San Gregorio Nacianceno (329-390), arzobispo de Constantinopla, y San Basilio el Grande (330-379), hermano de Gregorio de Nisa. Se les muestra de pie bajo una imagen del Mandylion (una toalla de lino que había tocado el rostro de Cristo y que conservaba sus rasgos por el sudor de su frente impreso en el coágulo)..

by Padre Patrick van der Vorst

Oración

Oh Dios, que te dignaste iluminar a tu Iglesia con el ejemplo y la enseñanza de los obispos santos Basilio y Gregorio , concédenos, te rogamos, que aprendamos con humildad tu verdad y la practiquemos fielmente en la caridad. Amén



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