viernes, 27 de abril de 2018

Secuestrado y ... El padre Moisés Fabila, de 84 años, capellán del Coro en la Basílica de Guadalupe es asesinado

Entrevista exclusiva con el sacerdote paulino Sergio Omar Sotelo: "El mensaje es claro: Si lo puedo asesinar a él, puedo asesinar a cualquiera"

MOISES FABILA REYES
Una nueva tragedia vive la Iglesia católica en México en este “abril negro” de muerte a sacerdotes. El día de ayer el padre Moisés Fabila, de 84 años, capellán del Coro en la Basílica de Guadalupe, fue hallado sin vida en Cuernavaca, la capital del Estado de Morelos, al sur de la Ciudad de México.
Los primeros datos a los que se ha tenido acceso esta madrugada de jueves son que el padre Moisés había sido secuestrado el pasado 3 de abril; se había pagado el dinero que exigían los secuestradores por su libertad, sin embargo, la precaria salud del sacerdote (se encontraba en Cuernavaca descansando, por enfermedad) lo hizo que no resistiera su cautiverio.
Con ello van cuatro sacerdotes hallados muertos (tres por asesinato y uno más por un supuesto accidente) en menos de una semana. Esta cadena de homicidios convierte a México en el lugar más peligroso del mundo para ejercer el sacerdocio, con 24 (o 25) sacerdotes que han sido asesinados en los cinco años y medio que lleva el actual régimen del presidente Enrique Peña Nieto.
Por estos motivos, hemos entrevistado al padre Sergio Omar Sotelo, sacerdote paulino, que se encuentra al frente del Centro Católico Multimedial, un organismo que se ha convertido en el referente obligatorio en la investigación, denuncia, seguimiento y defensa de la Iglesia perseguida y de los sacerdotes asesinados, torturados, masacrados en México.
¿Cuál es el motivo recurrente de los 24 asesinatos de sacerdotes en este sexenio?
Los motivos son diversos, sin embargo, en un 85 por ciento de los casos, la mano del crimen organizado está presente y su intención es desacralizar el ejercicio sacerdotal. ¿Para qué? Para mandar un claro mensaje: si soy capaz de asesinar a un sacerdote, puedo asesinar a quien sea. La finalidad es sembrar el terror e imponer una cultura del silencio.
¿Crees que podemos hablar abiertamente de “crímenes de odio”; de odio a la fe?
Es claro que hay odio, es el motor que mueve los lamentables sucesos que hemos vivido en los últimos años. Odio a la fe, claro, el *modus operandi*: extorsión, tortura, asesinato, difamación están presentes en la mayoría de los casos que hemos registrado. Si esto no es odio, entonces no sé como pudiéramos llamarle.
¿Tiene el CCM un registro del nivel de impunidad del que “gozan” los criminales en contra de sacerdotes en México?
Si, en el libro ” Tragedia y Crisol del Sacerdocio en México,” hemos detallado el grado de impunidad en contra de los sacerdotes asesinados en 29 años. Un aspecto que muestra este fenómeno es, sin duda alguna, la criminalización y difamación en contra del sacerdote asesinado.
¿Han aumentado los asesinatos las profanaciones?
Por supuesto que han aumentado las Profanaciones, asaltos y robos en parroquias, templos y catedrales del país, recordemos tan sólo los lamentables sucesos en Catedral Metropolitana de México, así como las explosiones en templos de Matamoros, Tamaulipas, en meses pasados.
¿Hay alguna campaña soterrada para provocar miedo entre los sacerdotes, disminuir las vocaciones y socavar el prestigio de la Iglesia católica en México?
Es claro, 24 muertes en cinco años; cinco muertes de sacerdotes en menos de un mes, son una muestra de que algo está pasando, de que alguien no esta haciendo bien su trabajo y de que *alguien* quiere imponerse frente al servicio de la Iglesia en México.
Jaime Septién, aleteia

Recemos por la Iglesia de México

Y…

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Pensamiento de San Juan Pablo II y oraciones por las vocaciones

«La familia, iglesia doméstica, es el primer campo donde Dios cultiva las vocaciones. Por ello hay que saber que una recta y esmerada pastoral familiar es de por sí vocacional. Hay que formar a los padres en la generosidad para con Dios si llama a alguno de sus hijos, aún más, enseñarles a pedir en favor de la Iglesia para sus hijos tan inestimable don».

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