Acudir una buena consejería matrimonial en una buena opción para resolver conflictos y fortalecer tu relación de pareja. ¿Conoces al Doctor Fisch?
“Cuando tu relación esté pasando por un momento marchito, seco y frío no es tiempo de tirarla, es tiempo de cuidarla y protegerla tal como lo harías con esa plantita que te fascina y que se está secando. La tomas entre tus manos y aunque no sientas deseos de hacerlo remueves la tierra, quitas las hojas secas y cualquier cizaña que la pueda dañar. Con paciencia la riegas y le añades abono -tantas veces como sea necesario- porque tienes la certeza de que muy pronto volverá a florecer”. Este es el papel del consejero matrimonial, ayudarte a que tu relación vuelva a florecer.
Todos los matrimonios en algún momento han vivido algún tipo de crisis. Y eso es maravilloso porque es la señal de que “algo” se está rompiendo, desacomodando en su relación, además de ser una invitación para hacer mejoras y crecer como pareja.
Lo que sí me parece por demás peligroso es que son pocas las parejas que salen a pedir ayuda. Sobre todo, es a los varones a quienes más les cuesta hacerlo.
Desafortunadamente aún existe un pensamiento machista de que “a mí nadie me tiene que decir lo que tengo que hacer”. O están esos otros matrimonios que aún les pesan esos prejuicios del famoso “qué dirán” o sienten vergüenza y mejor se quedan callados observando y sufriendo como se les derrumba el matrimonio con tal de que nadie se entere. De verdad, no hay nada más noble ni nada que haga más grande a una persona que cuando pide ayuda al sentirse pequeño y vulnerable.
Invertir en el matrimonio
Me he topado con otro fenómeno extraño y lo comparto. Muchas parejas no han caído en cuenta de cuánto gastan en demoler su relación, en destruir su matrimonio. Sí, también crecer separados como pareja cuesta y mucho, no solo dinero. Pero cuando se trata de invertir dinero, de destinar recursos para mejorar o salvar su matrimonio -y por ende la familia- les duele el alma hacerlo, casi nunca hay dinero para eso.
¡Busquen ayuda!
Un consejero matrimonial les ayudará a trabajar y resolver problemas en sus vida y su relación, además de proporcionarles herramientas prácticas para procesar, entre otros asuntos, el perdón, para reconocer sus emociones, para conocerse más como pareja, para mejorar su comunicación y que reconozcan los patrones que les están impidiendo tener un diálogo efectivo y afectivo, etc.
El consejero, al ser un agente activo e imparcial les ayudará a definir sus problemas y a determinar los objetivos a los que se tienen que dirigir y cómo.
¿A quién elegir como consejero matrimonial?
Investiga. Encuentra a uno que apueste por tu matrimonio, al que le duela pronunciar la palabra “divorcio”, que busque la unión frente a la división. En definitiva, busca a quien el concepto de matrimonio y sus valores vayan alineados con los tuyos.
En esta búsqueda es importante conocer al profesional, saber qué estudios posee e incluso su estilo y filosofía de vida. Quizá te parezca exagerado y pienses qué más te da su “estilo de vida”, pero créeme que tiene mucho que ver contigo porque en sus manos estás poniendo lo más valioso de tu vida: tu matrimonio y, por ende, tu familia.
Ahora bien, ¿podemos garantizar que nuestro matrimonio se salvará si acudimos a un consejero? Es una pregunta algo compleja. Si y no.
En mi experiencia como profesional he visto como un alto número de los matrimonios que reciben consejería matrimonial secular acaban separándose o divorciándose porque les falta una ayuda extra, la espiritual. Sin embargo, según he podido comprobar, las que apuestan por escoger un consejero que cree en el sacramento del matrimonio tienen más posibilidades de rescatarse porque saben que, además de la fuerza y la voluntad humanas, cuentan con la gracia que no es otra cosa que la ayuda sobrenatural de Dios. Y es que cuando humanamente parece imposible perdonar o sanar, Cristo es quien puede hacerlo todo de nuevo.
Luz Ivonne Ream, aleteia
No hay comentarios:
Publicar un comentario