La Iglesia celebra este domingo 22 de octubre la Jornada Mundial de las Misiones, más conocida como Domund bajo el lema “Se valiente, la misión te espera”. En la rueda de prensa de presentación de esta jornada en Madrid (España), los misioneros españoles, Mons. Adolfo Zon, Obispo de Alto Solimoes (Brasil); y Belén Manrique, misionera laica del Camino Neocatecumenal en Etiopía, contaron su experiencia de cómo decidieron dejarlo todo para “llevar el amor de Dios” a los países más alejados.
Mons. Zon recordó que su vocación misionera comenzó cuando estaba en el seminario de Orense (España). El lema del Domund de 1978 “¿Crees en Jesucristo? Anuncialo” le interpeló tan personalmente que decidió dar el paso y unirse a los misioneros Javierianos.
Desde 1993 vive en Brasil y desde hace cinco es Obispo de Alto Solimoes, una región en la que se unen las fronteras de Brasil, Colombia y Perú.
Según explicó el Prelado se trata de una zona en la que hay tráfico de personas, animales y drogas, sin embargo no se desanima a pesar de las dificultades. “A nosotros nos toca sembrar y tener esa paciencia histórica de saber sembrar produciendo procesos, sabiendo que cada uno es un eslabón en ese camino”.
“Estoy feliz y contento y sólo le pido a Dios que me de fuerzas para responder a ese ‘Se valiente, la misión te espera’”, declaró el Obispo.
Belén Manrique tiene 30 años. Según explicó a ACI Prensa el Señor la fue “seduciendo a través de varios acontecimientos”, hasta que decidió dejar su trabajo y su vida en España e irse a una misión en Somalia.
“Tuve un encuentro muy intenso con el Señor y vi que al ser parte de la Iglesia por el bautismo, yo tenía que anunciar a Jesucristo muerto y resucitado en el mundo entero. Porque la causa de los males y del sufrimiento es que no se conoce el amor de Dios”, recuerda en conversación con ACI Prensa.
Después de pasar un año y medio en Somalia, desde hace ocho meses está en Etiopía en una misión ad gentes del camino Neocatecumenal, al que ella pertenece, vive en una zona en la que la Iglesia Católica no está presente.
“En esa misión estamos cuatro familias, un sacerdote y dos chicas. Formamos una comunidad cristiana e intentamos dar a conocer a Jesucristo con nuestra vida”, explica a ACI Prensa.
Belén recuerda el caso de una joven etíope, embarazada y que vivía en la calle.
“Había tenido una vida durísima, trabajado en Arabia Saudí durante años y enviado el dinero a su hermano en Etiopía; pero él se gastó todo sin su permiso y cuando ella volvió al país, él la echó de casa y de su familia. Se quedó en la miseria y totalmente sola. La conocimos y acompañamos en los últimos meses de su embarazo y cuando dio a luz”, recuerda.
“Estaba tan agradecida que quiso bautizar a su hija en la Iglesia Católica porque cuando ella había estado totalmente desahuciada, sintiéndose despreciada por todo el mundo, en la Iglesia había encontrado su familia, le habíamos abierto las puertas y querido como una hermana. Era en la Iglesia en donde ella se sentía en casa”, subraya.
Como testimonio de esta Jornada, Belén anima a los jóvenes a “responder y no tener miedo” si sienten la llamada del Señor como misionero. “Les diría que confíen y que se dejen llevar por Dios porque Él hará una vida mucho más interesante y apasionante de lo que nosotros podamos pensar, porque Dios sabe más lo que nos hace felices y él quiere darnos una vida maravillosa”.
Durante el año 2016 los españoles aportaron unos 12,2 millones de euros a las misiones, un 10 por ciento menos que en el años anterior.
Las recaudaciones en todo el mundo para las misiones se centralizan en el Fondo Universal de Solidaridad de la Obra Pontificia de Propagación de la Fe, que en el año 2016 distribuyó 87 millones de euros para atender 4 mil proyectos misioneros. En el mundo hay 1.113 territorios de misión, que representan el 37 por ciento de la Iglesia.
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