miércoles, 9 de agosto de 2017

¿Puede la mirada de la mujer cambiar el mundo? Autora:Cecilia Zinicol

La mujer y la revolución de la ternura

En una oportunidad con motivo de la celebración del día internacional de la mujer, El Papa Francisco dijo que las mujeres transmitimos la capacidad de ver más allá —de ver más allá de nosotras mismas—, de comprender el mundo con ojos diversos, de sentir las cosas con corazón más creativo, más paciente, y más tierno.
Las mujeres tenemos naturalmente una mirada compasiva y maternal. El modo en que fuimos creadas y nuestra vocación como portadoras de vida nos ubica en el mundo, física y espiritualmente, con ciertas cualidades que nos preparan para dicha misión.
Esas particularidades biológicas estrechamente vinculadas a la maternidad, hacen que nuestra mirada esté siempre en relación a otro y busquemos el encuentro con los demás.
La mujer piensa en un ‘nosotros’. Y como dijo el Papa Francisco en una charla TED
https://www.ted.com/talks/pope_francis_why_the_only_future_worth_building_includes_everyone?language=es#t-6480, “cuando existe un ‘nosotros’ es allí donde se inicia la revolución de la ternura”.
El Papa Francisco ha llamado varias veces a una revolución de la ternura, partiendo del concepto de ternura como el usar los ojos para “ver al otro”.
Sabemos que la ternura es una mirada profunda porque es un ‘sentir’ con el otro. Un sentir que es real, ya que es un acto concreto de amor: uno mira para encontrarse con el otro creativamente, pacientemente, tiernamente.
¡Esa es la mirada que puede hacer un cambio! Traer paz en la tribulación, llevar alegría en la tristeza, generar un encuentro en la soledad. Una mirada tierna puede acomodar las cosas ya que vuelve a ubicar a la persona en el centro, a incluirla y hacerla parte como lo más importante de todo.
El Papa dice que la revolución de la ternura es importante para cambiar el mundo y ¡es precisamente en esa revolución donde la mujer tiene un rol fundamental!.
Como él decía, “el futuro está, sobre todo, en manos de las personas que reconocen al otro como un ‘tú’ y a ellos mismos como parte de un ‘nosotros’”. ¡La mujer es naturalmente así!
Y las mujeres que viven su fe tienen además el potencial de ser excelentes transmisoras de esto que el Papa nos invita a todos y que destaca muy especialmente en la mujer.
Según lo que conocemos por el Evangelio, fue una mujer la primera en ver a Jesús resucitado y transmitir lo sucedido. Si somos testigos de la presencia de un Dios vivo, ¡con más razón debemos compartir esa alegría y esa noticia con el mundo que lo ha olvidado!
Si nuestra mirada no testimonia haber visto a Jesús, entonces las palabras que recordamos de Él resultan solamente figuras retóricas y vacías.
¡Las mujeres podemos ver más allá y por eso tenemos algo más que comunicar! ¡Somos primerísimas testigos de un Dios vivo y tenemos la capacidad de poder decirlo!
Evitemos que nuestra mirada se nuble con las cosas mundanas o que se corrompa por el materialismo trivial o las ilusiones seductoras, para terminar volviéndose egoísta.
Mirar con ojos egoístas nos arrastra a tratar las cosas individualmente. En cambio, una mirada limpia y transparente ilumina el rostro y se convierte en luz para los demás.
Cuando existe un ‘nosotros’, comienza la revolución de la ternura. Cuando la mujer logra la plena conciencia de su feminidad, esa revolución toma una fuerza invencible.
En la mirada femenina está la fuerza capaz de conquistar el corazón del hombre: la ternura.
Aquello que encanta y atrae, aquello que doblega y vence, aquello que abre y desencadena no es la dureza, sino la debilidad omnipotente del amor y la fuerza irresistible de la dulzura.


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