Distantes entre sí, antes languidecían, ahora crecen
Las parroquias que reviven parecen tener algunas características comunes |
Aunque las cifras no son lo más importante, crecimientos en asistencia a misa del 50% en dos años, como Nuestra Señora de Lourdes en Denver (Colorado), o del 30% en tres años, como en Estrella del Mar en San Francisco (California), no han sido casualidad. Parroquias distantes miles de kilómetros consiguen resultados similares, mientras que otras más cercanas prosiguen impertérritas un camino lánguido, cuando no en franca decadencia.
¿Por qué? Un reportaje en el veterano semanal norteamericano Our Sunday Visitor ha puesto la lupa sobre la labor evangelizadora de cinco parroquias en todo el país: la citada de Denver, más San Guillermo en Round Rock (Texas), Nuestra Señora del Buen Consejo en Plymouth (Michigan), Nuestra Señora del Monte Carmelo en Carmel (Indiana) y San Pedro y San Pablo en Chattanooga (Tennessee). A las que podríamos añadir la mencionada de California, cuyo crecimiento atribuye Catholic San Francisco a su carácter "contracultural": esto es, que apuesta por lo propiamente católico y no se pliega a las corrientes ideológicas del momento ni contemporiza con ellas.
A pesar de las especificidades demográficas, sociológicas y culturales de Estados Unidos con relación a Europa o el resto de América, los criterios de apostolado que desarrollan estos seis centros tienen un grado de universalidad que hace interesante su consideración con la idea de conseguir resultados parecidos.
Parroquia de Nuestra Señora de Lourdes (Denver, Colorado)
“No intentamos hacerlo todo”, explica John O’Brien, director parroquial de formación en la fe, “intentamos hacer pocas cosas, pero hacerlas bien: invertir en evangelización; invertir en educación clásica en la escuela; e invertir en hospitalidad, de modo que nuestros parroquianos perciban que esto es una comunidad humana real”.
Un factor decisivo ha sido la apuesta por el colegio parroquial. Hace seis años estuvo a punto de cerrar. Entonces pusieron en marcha un plan de estudios clásico al que dotaron de características específicamente católicas, y no para de crecer la demanda: “Muchas familias aprecian que nuestra escuela no sea una escuela pública con un barniz católico, sino que ofrezca una cultura católica profunda, basada en la alegría”, dice O’Brien. Eso ha servido de gancho para atraer a un sector de población joven que solo en proporción de un 4% acude a misa de forma habitual, pero que es la que tiene ahora hijos en edad escolar y se han vinculado a la parroquia a través del colegio parroquial.
En cuanto a la hospitalidad, hay más de veinte grupos pequeños, la mayoría de adultos jóvenes, que se reúnen periódicamente, y una vez a la semana el párroco, Brian Larkin, se junta con los parroquianos en un bar cercano y charlan de cuestiones teológicas.
También han apostado por “la belleza: en la liturgia, en la música y en la arquitectura”. Ficharon a un antiguo responsable litúrgico de la universidad franciscana de Steubenville (Ohio), y organizan servicios nocturnos de adoración con velas en una capilla exterior. “Nuestra cultura está rota está rota”, explica O’Brien: “La gente no cree en la verdad, no les interesa el bien… pero responden a la belleza”.
Además hacen una reunión mensual para tratar cuestiones sobre el magisterio de la Iglesia, seguidas de un refrigerio, acogen el Programa Alfa y en las homilías a abordan las dificultades a las que se enfrentan los jóvenes y las familias.
Así que su crecimiento es básicamente joven. “Ahora tenemos tantas bodas y bautizos que los voluntarios de la parroquia se están volviendo locos”, dice O’Brien: “Cuando empecé hace cinco años parecía que solo hacíamos funerales”.
Parroquia de San Guillermo (Round Rock, Texas)
La parroquia, en las afueras de Austin, es una ciudad católica en miniatura sobre un terreno muy amplio: hay una capilla separada para la adoración, una guardería, una clínica, un salón de actos, un jardín para la oración… Los proyectos son ahora un edificio para la juventud y un centro para actividades parroquiales. Más de 20.000 personas mantienen un contacto habitual con la parroquia, y tienen tantos voluntarios que disponen de una coordinadora de voluntarios que trabaja a tiempo completo, Ana-Cristina González.
Pero ¿qué es lo más importante en esta parroquia? Ella responde sin dudarlo que el centro es la liturgia: “Hemos convertido en prioridad la belleza de la liturgia. Es poderosa y fiel. Es lo que alimenta a todo lo demás”.
Además hay un programa de formación en la fe que “orienta a todos los participantes sobre cómo las enseñanzas católicas se aplican a sus vidas diarias, ayudando a que la fe informe el resto de actividades dentro o fuera de la Iglesia en las que participen los parroquianos”, explica el responsable de esa área, Noe Rocha.
El despacho parroquial abre siete días a la semana, porque el párroco, Dean Wilhelm, quiere que las familias que trabajan puedan colaborar en la parroquia en cualquier momento. O simplemente entrar. “Al padre Dean le encanta que la gente entre”, dice González: “La Iglesia está aquí para la gente, así que si alguien necesita estar en presencia del Santísimo Sacramento, necesita que esté abierta. Muchas personas de otros sitios vienen aquí porque sus parroquias están cerradas”.
La confesión en una parroquia es como un imán para los fieles: recorren
el camino que haga falta desde donde no hay confesiones
o es complicado confesarse hasta donde se ofrece la posibilidad con frecuencia y certeza.
o es complicado confesarse hasta donde se ofrece la posibilidad con frecuencia y certeza.
Y también la confesión tiene mucho que ver con eso, y es posible confesarse casi todo el día, con un esfuerzo suplementario en Adviento: “Encuentran aquí lo que no encuentran en su parroquia”, dice Ana-Cristina para explicar que el número de fieles no pare de crecer.
También han invertido en equipos de personas que les permiten ofrecer servicios de alto nivel, y para eso… “hay que hablar de dinero”, y “tienes que mostrarle a la gente a dónde va su dinero y qué financia, y también concienciarles de su responsabilidad como católicos. Queremos que todo el que atraviese esa puerta tenga acceso a una parroquia hermosa con una catequesis y formación buenas”.
Parroquia de Nuestra Señora del Buen Consejo (Plymouth, Michigan)
En la parroquia que dirige el sacerdote John Riccardo no se para de la mañana a la noche: actividades de formación, grupos de apoyo y apostolados orientados a servicios concretos. El espíritu que amalgama todo ello es “una hospitalidad radical”, dice Mary Guilfoyle, coordinadora de la parroquia. De nuevo las “puertas abiertas” son claves: la capilla de la adoración siempre está disponible, siempre hay alguien en recepción y multiplican la posibilidad de conexión vía digital con todos los servicios de la parroquia.
¿Resultado? Entre cuarenta y cincuenta bautizos de adultos cada Pascua. Muchos llegan a través del Programa Alfa, y los programas de discipulado han acogido a 3800 personas en tres años, que ha permitido involucrar a numerosos de ellos en la misión evangelizadora. “Esa experiencia ha cambiado la cultura de nuestra parroquia”: un 10% ha cambiado “radicalmente” de vida y para un 52% ha supuesto “profundizar en la amistad con Dios en formas que no sospechaban”.
Allí donde está Dios presente, la gente acude y Él les toca el corazón:
es el "secreto" de por qué las parroquias que fomentan
la adoración eucarística ven crecer el número de fieles.
la adoración eucarística ven crecer el número de fieles.
De nuevo la adoración eucarística es clave: “Cuando pasas tu tiempo ante el rostro eucarístico de Jesús y le pides que te oriente y te guíe, todo cambia. La oración es la savia de todo lo que pasa aquí”.
Parroquia de Nuestra Señora del Monte Carmelo (Carmel, Indiana)
La parroquia ofrece de todo, desde “una liturgia reverente en ocho misas de fin de semana con predicación sólida y liturgia anclada en la tradición”, a servicios sociales, como una clínica gratuita, un comedor social que el año pasado atendió a 8700 familias, o un colegio infantil gratuito que proporciona “una educación católica”. Además, adoración eucarística perpetua, grupos pequeños para adultos y de formación para niños y un colegio de secundaria con 350 alumnos adolescentes.
La adoración eucarística infantil forma parte esencial de la formación de los niños
que acuden a la escuela parroquial del Monte Carmelo. Foto: Our Sunday Visitor.
que acuden a la escuela parroquial del Monte Carmelo. Foto: Our Sunday Visitor.
Según Tom Ponchak, responsable de formación de adultos, la clave de esta cantidad de servicios es el “liderazgo fuerte y coherente” de sus sacerdotes, que “aman la fe, son buenos predicadores y fomentan una cultura de la buena gestión”: “Necesitas buenos sacerdotes. Muchas veces una parroquia asume la personalidad de su pastor. Si es extrovertido y vital, si apoya y anima, eso se transmite a todo su equipo y a los voluntarios”.
Por supuesto, es “fundamental” la adoración eucarística: “Acabamos de celebrar el decimoquinto aniversario de nuestra capilla de la adoración, que ha tenido un gran impacto porque baña la iglesia en oración. La gente viene continuamente a rezar. Y otro fruto son las vocaciones. En los últimos 12 años, 18 personas se han ordenado o han hecho los votos religiosos”.
El consejo que da Ponchak a otras parroquias es evitar “la tentación de apartarnos de las cosas que nos hacen únicamente católicos: reducir el tiempo de las confesiones, tener menos misas diarias o cerrar las puertas de la iglesia. Tenemos algo que ofrecer que nadie más ofrece: los sacramentos. Tenemos a Cristo en la Eucaristía. Empieza por ahí, intenta construir sobre ese fundamento”.
Basílica de San Pedro y San Pablo en Chattanooga (Tennessee)
A principios de este siglo, se pensó en cerrar esta parroquia, pero la esperanza llegó en esos años con el revivir industrial de la ciudad, que atrajo nueva población… y con la llegada del padre David Carter en 2012 como rector de la basílica. Iban a misa entonces los domingos unas 450 personas. Hoy superan los 1000, y en Pascua hubo 75 recepciones de adultos en la Iglesia, treinta de ellos bautizos.
En la parroquia hay tanta actividad a diario como en fin de semana: sesión semanal de estudio sobre un libro, retiro los miércoles por la noche, adoración eucarística los primeros viernes, eventos juveniles, clases para homeschooling en una vieja escuela parroquial, clases de formación de adultos, grupo de madres… incluso clases de francés.
Carter se quita importancia: “No se trata de mí. Un sacerdote no puede cambiarlo todo. La realidad es que la parroquia estaba preparada para cambiar. Yo solo fui el tipo que vino y apretó el botón”. Su predecesor le aconsejó que dijese sí a todo lo que le propusiesen. Y lo hizo: estudio de la Biblia, reunión de familias para comer, escuela para jóvenes, apoyo al homeschooling…
Pero, además de decir sí a todo, el padre Carter hizo tres cosas: primero, esforzarse por llegar a la población de origen hispano; segundo, poner el énfasis en la renovación litúrgica; tercero, abrir las puertas.
“Durante años, las puertas de la basílica se cerraban el domingo por la tarde y ya no se abrían (salvo para algún funeral) hasta el sábado por la tarde”, dice el párroco: “Pero tenemos una iglesia hermosa, teníamos que abrir las puertas. La belleza habla al alma en formas que las palabras no pueden e implica una cierta respuesta de fe”. Más misas, confesión todos los días, conciertos periódicos de órgano…
La basílica de San Pedro y San Pablo en Chattanooga.
Y lo esencial: “Creemos en el poder del Santísimo Sacramento: Dios puede conquistar nuestro corazón sólo con llevarlo a su presencia”.
Parroquia Estrella del Mar en San Francisco (California)
“Basamos la renovación de nuestra parroquia sobre la Santa Eucaristía”, afirma Joseph Illo, que llegó como párroco en 2014: “Nuestra misión es evangelizar al pueblo de Dios empezando por el regalo de la Santísima Eucaristía. Eso implica poner mucho esfuerzo en nuestra música, en nuestra predicación, en nuestra misa dominical”. Los resultados acompañan, con un crecimiento de fieles del 10% anual desde entonces.
Lo primero fue abrir las puertas, antes siempre cerradas, salvo para misa. Ahora lo están de 6.30 de la mañana a 5.30 de la tarde. Además empezó a posibilitarse algo tan sencillo como que quien entre pueda encender una vela.
Empezaron a revitalizarse las cosas: Caballeros de Colón, grupos de ayuda a mujeres embarazadas con necesidades, grupos de adultos jóvenes, dedicación específica a los católicos filipinos y chinos, misas en latín con canto gregoriano y polifonía, para lo cual han acudido incluso a músicos profesionales.
Los fieles más veteranos hablan de una “resurrección” de la parroquia. Hay posibilidad de confesarse antes de cada misa: “Eso ha traído a mucha gente”, dice Illo. También el aperitivo que se ofrece los domingos después de misa.
El padre Illo saluda una familia a la salida de la misa dominical en latín.
“Ofrecemos un estilo de culto más tradicional y más clásico”, afirma el párroco: solo los sacerdotes dan la comunión, y han puesto reclinatorios para comulgar. Además aplican la orientación del cardenal Robert Sarah, prefecto de la Congregación para el Culto Divino, de que el sacerdote se vuelva ad Orientem en las partes de la misa en las que sacerdote y fieles se dirigen a Dios. Los domingos hay dos misas según la forma extraordinaria del rito romano, y una a diario. Illo aplicó también el criterio de permitir solo varones como monaguillos, consciente del comprobado impacto que tiene esa medida en el aumento de las vocaciones sacerdotales. Cuatro iniciarán este año el seminario.
Los siete elementos comunes en las parroquias que despegan
Our Sunday Visitor resume en siete puntos los criterios que aplican todas esas parroquias sin haberse coordinado para ello:
1. Belleza litúrgica, ya sea con música contemporánea o con canto tradicional: “Pero todas las parroquias consultadas ofrecen una liturgia reverente, solemne y fiel a lo que pide la Iglesia, con una música hermosa y un fuerte sentido de la trascendencia”.
2. Puertas abiertas, según pide el Papa en Evangelii Gaudium: “Todas estas parroquias han asumido ese riesgo y lo han utilizado como punto de partida para crear una cultura de la hospitalidad”.
3. Adoración eucarística, desde horas santas a adoración perpetua: “Siempre que se ha creado un espacio para la adoración, esto ha cambiado la comunidad y la ha llenado de bendiciones”.
4. Liderazgo: “No todos los sacerdotes pueden ser evangelizadores dinámicos, pero en el corazón de todas estas parroquias hay sacerdotes de fe profunda que fichan gente competente e intentan cosas nuevas”, y tienen “disposición al discipulado y a evangelizar el entorno de la parroquia”.
5. Formación: desde programas de pre-evangelización como Alfa a noches de debate teológico, todas “ofrecen oportunidades para la catequesis, la formación y el estudio”.
6. Confesiones: “Las parroquias que crecen se toman en serio el pecado y la gracia, y abren sus puertas para confesar numerosas veces a la semana, la mayor parte antes y después de misa”.
7. Belleza: “La belleza es una ventana a través de la cual nos encontramos a Dios, un arma poderosa de evangelización y una fuente de gracia”, por lo cual estas parroquias invierten en hacer sus parroquias “tan bonitas como sea posible”.
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