sábado, 13 de abril de 2019

El Papa pide de rodillas -literalmente- a los políticos de Sudán del Sur que no retomen la violencia

El Papa Francisco se ha arrodillado el 11 de abril ante los políticos de Sudán del Sur en un gesto para implorar que no dejen que el país vuelva a la guerra civil
El Papa Francisco se ha arrodillado el 11 de abril ante los políticos de Sudán del Sur
en un gesto para implorar que no dejen que el país vuelva a la guerra civil


El 10 y 11 de abril el Papa ha acogido en el Vaticano a los líderes políticos y también a los religiosos -católicos, anglicanos y protestantes- de Sudán del Sur, en un retiro de oración y reflexión para fortalecer los acuerdos de paz establecidos.
El encuentro ha finalizado en la tarde del jueves 11 de abril con el Papa arrodillándose físicamente ante los líderes políticos sursudaneses (véase el vídeo en el minuto 31) como gesto físico de súplica para implorar que no rompan los acuerdos y traten de mantener la paz en este país pobrísimo y dañado por muchas décadas de conflictos.
En el minuto 31, al acabar el encuentro, el Papa se arrodilla ante los líderes políticos sursudaneses para implorar que mantengan en paz el país
Sudán del Sur cuenta con unos 12 millones de habitantes, de los que un 70% son cristianos(la mitad de los cristianos son católicos) y un 20% practican religiones animistas. En 2011, con un referendo, logró independizarse de Sudán del Norte, que es de religión musulmana y despreciaba y oprimía duramente a las etnias no musulmanas del sur. Por desgracia, tras la independencia llegaron enfrentamientos civiles armados entre facciones y etnias. Aunque tiene petróleo, se trata de uno de los países más pobres del mundo y casi sin recursos educativos y sanitarios.
El Papa Francisco acogió a los líderes políticos y religiosos colaborando con una propuesta que había lanzado el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, Primado de la Comunión Anglicana. Los invitados se alojaron en la Casa Santa Marta, la residencia vaticana en la que se quedan muchos eclesiásticos invitados a jornadas en el Vaticano. El objetivo ha sido fortalecer el llamado "Acuerdo Revitalizado sobre la Resolución de Conflictos en Sudán del Sur", invitando a los que tendrán responsabilidades para ello a partir del 12 de mayo.
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El director interino de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Alessandro Gisotti, enumeró los asistentes.
Autoridades civiles:
- Save Kiir Mayardit, Presidente de la República
- cuatro de los cinco Vicepresidentes designados: Riek Machar Teny Dhurgon, James Wani Igga, Taban Deng Gai y Rebecca Nyandeng De Mabior.
Autoridades eclesiásticas:
- ocho miembros del Consejo de Iglesias de Sudán del Sur (cristianos de distintas denominaciones)
- John Baptist Odama, arzobispo católico de Gulu (Uganda), como predicador
- Agbonkhianmeghe Orobator, sacerdote católico, presidente de la Conferencia de Superiores Mayores de África y Madagascar, como predicador
El encuentro finalizó a las cinco de la tarde del jueves, con un discurso del Papa. Fue tras el discurso cuando el Papa realizó el expresivo gesto, insólito en papados recientes. Los participantes recibieron una Biblia firmada por el Papa Francisco, por Justin Welby, arzobispo de Canterbury, y por John Chalmers, ex moderador de la Iglesia Presbiteriana Escocesa, con el mensaje "Buscad lo que une, superad lo que divide”.
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El discurso del Papa a los líderes sursudaneses
“Es muy importante recordar que "paz" fue la primera palabra que la voz del Señor pronunció a los Apóstoles después de su dolorosa pasión y después de haber vencido a la muerte”, recordó el Papa a los líderes sursudaneses en su discurso final, que resume Mireia Bonilla en News.va.
“Aquí no se trata de una habitual y común reunión bilateral o diplomática entre el Papa y los Jefes de Estado; tampoco de una iniciativa ecuménica entre los representantes de las diferentes comunidades cristianas: se trata de un retiro espiritual” ha subrayado el Papa.
“El propósito de este retiro es estar juntos ante Dios y discernir su voluntad; también es reflexionar en la vida de uno y en la misión común que nos confía; es tomar conciencia de la enorme corresponsabilidad por el presente y el futuro del pueblo de Sudán del Sur; es un compromiso, revitalizado y reconciliado, para la construcción de su nación”.
Jesucristo, Príncipe de la paz y modelo a seguir
Continuando su alocución, el Papa ha afirmado que “la paz” es el primer regalo que el Señor nos ha dado y es también “la primera tarea que los líderes de las Naciones deben realizar”: “es la condición fundamental para el respeto de los derechos de cada hombre y para el desarrollo integral de todo el pueblo”. Además, ha puntualizado que Jesucristo, a quien Dios Padre envió al mundo como el Príncipe de la Paz, “nos dio el modelo a seguir”.
La mirada de Dios
Francisco también ha hablado a cerca de "los ojos de Dios", es decir, la “mirada del Señor Jesús”, la cual – ha expresado – “es benévola y misericordiosa” y “nos anima a abandonar el camino que conduce al pecado y la muerte y nos apoya para continuar el camino de la paz y el bien”. En este sentido, ha recordado el gemido de los pobres que tienen hambre y sed de justicia; un gemido que “nos obliga en conciencia y nos compromete a nuestro servicio”. Ellos, “son pequeños a los ojos del mundo pero son preciosos a los ojos de Dios”.
“Nosotros mismos somos miembros del pueblo y tenemos una responsabilidad y una misión particulares: servirlo” y además, nos ha elegido – puntualiza – “para ser sus colaboradores en la construcción de un mundo más justo”.
La mirada del pueblo
Frente a esta mirada de Jesús, el Papa habla de otra mirada más que está puesta en ellos, la de “su pueblo”: “es una mirada que expresa el ardiente deseo de justicia, reconciliación y paz”. Y al igual que Noé esperó a que la paloma le trajera la rama de olivo para mostrar el final del diluvio y el comienzo de una nueva era de paz entre Dios y los hombres, “su pueblo – ha dicho – espera su regreso a la patria, la reconciliación de todos sus miembros y una nueva era de paz y prosperidad para todos”.
En su alocución, el Santo Padre ha afirmado que piensa incesantemente en las almas que sufren e implora que el fuego de la guerra se apague de una vez por todas y que puedan regresar a sus hogares y vivir en serenidad: “Mis pensamientos se dirigen principalmente a las personas que han perdido a sus seres queridos y sus hogares, a las familias que se han separado y nunca se han vuelto a encontrar, a todos los niños y ancianos, a las mujeres y hombres que sufren terriblemente debido a conflictos y la violencia que siembra muerte, hambre, dolor y lágrimas”.
La paz es posible
"¡Nunca me cansaré de repetir que la paz es posible!", ha exclamado el Santo Padre al final de su discurso y ha expresado su deseo de que todos “sepan acoger la más alta vocación de ser artesanos de la paz, en un espíritu de fraternidad y solidaridad con cada miembro de nuestro pueblo, un espíritu noble, recto, firme y valiente en la búsqueda de la paz, a través del diálogo, la negociación y el perdón”. Por último, les ha exhortado a “buscar lo que les une, a partir de la pertenencia al mismo pueblo, y superar todo lo que les divide”, pues – ha puntualizado – “la gente está cansada y agotada por las guerras pasadas: ¡recuerden que con la guerra se pierde todo! Su gente hoy anhela un futuro mejor, que pasa por la reconciliación y la paz”.
Tras pronunciar el discurso, el Santo Padre ha hecho una oración junto a los líderes de Sudán del Sur y ha expresado su deseo y esperanza “de poder ir pronto a su amada nación” y ha recordado el reciente encuentro que tuvo con la Conferencia Episcopal de Sudán y Sudán del Sur en el Vaticano, con motivo de la visita ad limina Apostolorum, en la cual – ha dicho – le impresionó su optimismo, “basado en la fe viva y expresado en sus esfuerzos incansables, así como por sus preocupaciones en medio de numerosas dificultades políticas y sociales”. 
























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