jueves, 29 de junio de 2017

Tienen cinco hijos adoptados, tres discapacitados: «Damos gracias a Dios por nuestra infertilidad»


Tienen cinco hijos adoptados, tres discapacitados: «Damos gracias a Dios por nuestra infertilidad»

J. Lozano / ReL

Estar abiertos a la vida aunque los médicos les declararan infértiles. Esto es lo que hicieron Antonio Mínguez y Yolanda Nevares al enterarse de esta noticia, que les cayó como un jarro de agua fría, al poco tiempo de casarse.

Trece años han pasado de aquel momento y ahora este matrimonio tiene cinco hijos, todos ellos adoptados, de los cuales los tres pequeños son discapacitados pues así lo decidieron los padres al iniciar el proceso. Esta es a la fertilidad a la que Dios les llamaba.

Este joven matrimonio habló de su experiencia de paternidad y de la acción de Dios en este proceso que no ha estado exento de grandes sufrimientos en el programa Últimas preguntas de TVE.

"El Señor nos iluminó esa cruz"
Se casaron con la idea de formar una familia pero los hijos no venían por lo que se hicieron pruebas médicas que confirmaron que no podrían ser padres de manera natural. “Cuando nos dieron el diagnóstico de infertilidad fue un momento difícil porque nos creemos que tenemos derecho a ser padres pero el autor de la vida es Dios, no nosotros”, aseguraba Antonio.

Esta noticia les llegó un Viernes Santo, que nunca olvidarán, pero lejos de escapar del sufrimiento decidieron atravesarlo. “Celebrando este misterio de nuestra fe junto a nuestra comunidad, el Señor nos iluminó esta Cruz que nos ponía sabiendo que de todo esto el Señor sacaría algo bueno”, añadía.


Tienen cinco hijos adoptados, tres discapacitados: «Damos gracias a Dios por nuestra infertilidad»
Yolanda habló de cómo Dios les fue dando la capacidad de cuidar y educar a sus cinco hijos, tres con necesidades especiales


Como Antonio y Yolanda hay miles de familias que no pueden tener hijos y que acuden a la adopción. Es lo que hicieron ellos.  Así fue como llegó su primogénito, Josué.  Poco después de llegar se inscribieron de nuevo a otro proceso de adopción y a los tres años ya tenían con ellos a su hija Luz.

La decisión que les marcó sus vidas
Pero Dios quería probarles también aquí. Recordaba Antonio que “el Señor nos cuestionó porque en los documentos de adopción había una casilla que si la marcabas te ofrecías a la adopción de un niño con una enfermedad o discapacidad. No la marcamos pero esa decisión sí que nos marcó a nosotros”.

Este matrimonio contaba que poco a poco “el Seños nos iba pidiendo que nos ofreciéramos para ser padres de un hijo con dificultades o enfermo. No fue fácil pero Dios, que es un caballero, nos lo susurraba”.

Fue en una convivencia donde vieron que Dios les llamaba “a dar el salto, de fiarnos de Él, y de que el hijo que nos diera sería el que necesitáramos. Y así llegó nuestro tercer hijo, Juan Pablo”, el primero con discapacidad.

"Dios nos ha ido capacitando"
“Dios ha hecho una obra en nosotros porque no teníamos una especial afinidad con la discapacidad ni con aquel ámbito. Dios nos fue llevando pues al principio en nosotros también había miedos, inseguridades pero hemos visto cómo Dios nos ha ido capacitando”, relataba este matrimonio en la televisión pública española.

Siguiendo con su experiencia, Antonio explicaba que “cuando ya teníamos a Juan Pablo, Dios nos invitó a abrirnos a la vida, y llegó Rafael (Dios sana), que nació con hipoxia y un daño cerebral. Y de nuevo fue un gran regalo para nosotros”.


Tienen cinco hijos adoptados, tres discapacitados: «Damos gracias a Dios por nuestra infertilidad»
Antonio y Yolanda relataron momentos concretos en los que Dios les habló y les indicó el camino


La pequeña, con síndrome de Down, "ha revolucionado la familia"
Tras Rafael llegó la que de momento es la pequeña de la casa, Teresa, que tiene síndrome de Down. “Ha traído la alegría a la casa, ha revolucionado a la familia. Nos enseña muchísimo cada día a vivir la vida y vivirla bien”, afirmaba Yolanda.

Aunque tampoco fue fácil su llegada a la familia. Contaba Antonio que “tenemos una experiencia muy bonita con la adopción de Teresa. Teníamos cuatro hijos y Rafael tenía sólo un añito y dormía fatal, se despertaba muchas veces y estábamos hechos polvo. Pero Dios nos ponía en el corazón el tener otro hijo pero vimos que no era el momento”.

La preciosa coincidencia con Teresa
Sin embargo, en una convivencia escucharon una palabra de San Pablo, “ahora es el momento favorable”. Los dos, cada uno por su lado, se sintieron tocado por esta palabra. “Cuando lo hablamos vimos que el Señor nos llamaba a esto e iniciamos un nuevo expediente de adopción”. Luego supieron que esa misma semana que decidieron lanzarse a la adopción fue la que nació Teresa.

A día de hoy este matrimonio afirma seguir abierto a la vida, algo que, según dicen, “nos fortalece como matrimonio y como familia”. Y por ello, pueden decir con certeza que “damos gracias a Dios por nuestra infertilidad porque nos ha dado unos hijos maravillosos”.

miércoles, 28 de junio de 2017

¿Cómo? ¿Que me divorcie y me vuelva a casar para salvar mi matrimonio?

Así descubrí cómo tenía que amar a mi mujer - y lo equivocado que estaba hasta ahora¿Cómo? ¿Que me divorcie y me vuelva a casar para salvar mi matrimonio?

Orfa Astorga, aleteia
Recuerdo bien cuando el diálogo en la consultoría familiar se volvió tenso, había acudido ahí condescendiendo con mi esposa, pensando más bien en dar lecciones sobre el por qué ella estaba equivocada.
Mi esposa creía que “algo” no funcionaba, cuando a todas vistas yo cumplía bien con todas mis responsabilidades como esposo. Admitía en todo caso ser solo “algo” impositivo, pero como lo propio de jefe de familia. Para mí, el problema solo consistía en que ella debía cambiar su forma de percibir nuestro matrimonio para revalorarme y ser feliz.
–Vera usted   –afirme tajante al consultor familiar–. No hay familia perfecta, ni creo que la suya lo sea. Lo dije convencido al término de la tercera consulta en la que yo aún permanecía inamovible.
–Tiene usted razón –me contesto –. Y lo que no es perfecto se puede perfeccionar. Por lo que mejorar debe ser la lucha de todo matrimonio recomenzando siempre cada día, y para eso es necesario humildad. El matrimonio nunca está hecho.
– ¿Me está diciendo soberbio? …oiga usted, apenas me conoce.
El consultor corto de tajo mi reacción diciéndome:  –No es mi intención que usted se dé por aludido de esa manera, pero el caso es que usted siempre ha esperado que los demás cambien mientras que ni siquiera se ha planteado hacerlo en primera persona.
–Vaya, pues que cambien los que están a punto de divorcio, que para nada es mi caso —le espeté.
–A propósito –agrego el consultor con seria expresión–.   ¿Por qué no considera la posibilidad de divorciarse y volverse a casar?
– ¡Cómo! No entiendo… ¿divorciarme? ¿Volverme a casar? Pero… ¿que no es usted matrimonialista?
– Si… divorciarse, pero de sus propios juicios, para olvidarse de una esposa ideal que ha construido en su mente, y volver a casar… pero con la real, la que vive a su lado. Por lo que me ha contado tiene un óptimo desempeño como profesional, pero ese mismo desempeño no lo vive como esposo.
Se trata de descubrir cómo ella quiere ser amada, luego hágalo vida, y solo entonces lo revalorará plenamente como esposo para ser realmente feliz. Lo que le propongo es que piense menos en usted y más en ella.
Si para ser mejor esposo debe lavar platos… ¡lávelos!… si su esposa quiere que la acompañe al supermercado o a un evento especial… ¡acompáñela! Pregúntele por sus cosas, observe lo que le gusta, lo que la hace feliz. Aprenda a separar su rol de importante ejecutivo de su condición de esposo: con el primero solo logra dar cosas, que es una forma de querer ciertamente, pero con el segundo se da usted mismo y eso es lo que mantiene encendida con mayor intensidad la llama del amor.
Fue entonces que abrí mi alma y no necesite más… comprendí de pronto que la mía era una soberbia muy refinada, y mis faltas eran de omisión que provenían de no luchar por ser mejor desde el amor. Que ese ser “algo impositivo” en realidad era porque solía ver la paja en el ojo ajeno, y no la viga en el mío.
Desde entonces cuando creo haber metido en control un defecto, aparece otro; entonces no me sorprendo y recomienzo, pues ciertamente construir el matrimonio es tarea diaria y mejorar como persona es el único camino para lograrlo, y solo termina al final de la vida.
Un camino que lleva al cielo, y si todo lo vivido de cara a Dios tiene un valor de eternidad, entonces… ¿soberbia? ¿para qué? ¿de qué?
Así es que cada día me apoyo en algunos principios fundamentales, como:
  • Buscar como practicar nuevas formas de servir a mi familia con un amor fecundo que sofoque mis rebeldías.
  • Cuando mis seres queridos me riñan, siempre pensar: ¡Cuánto debo agradecer el que me amen!
  • Luchar por evitar la discusión, y buscar la luz que suele apagar el apasionamiento.
  • Ser consciente de que un instante de soberbia me puede derribar.
  • Ante las  faltas y errores por graves que resulten, no me dejare abatir perdiendo la paz: en vez de ello recomenzaré con más humildad, amor y determinación por superarme.
  • No me creeré capaz de todo, y reconoceré en toda circunstancia el apoyo extraordinario de mi esposa y de mis hijos.
  • La vanagloria es eso: gloria vana, me esforzaré porque ante mi familia y los demás mi yo no aparezca.
  • La obediencia inteligente y por amor, siempre me dará paz.
  • El mejor testimonio de mi fe ante mis hijos lo han de ser actitudes como: ponerme al último en mis gustos; morir a mi egoísmo; cuidarme de conversaciones mundanas; ser generoso con los desposeídos; soportar las flaquezas de mi prójimo; no criticar ni juzgar y… ¡tantas cosas más!
Que siempre te desagrade lo que eres, si quieres llegar a lo que todavía no eres. Pues cuando te agradaste a ti mismo, ahí te quedaste. Pues si dijeras “basta” en ese momento has perecido.
Crece siempre, camina siempre, avanza siempre, no te quedes en el camino, no vuelvas atrás, no te desvíes. Se queda quien no avanza; retrocede quien se vuelve a las cosas que ya había dejado. San Agustín.

martes, 27 de junio de 2017

Seis mensajes equivocados que le mandas a tus hijos cada vez que faltan a misa un domingo



Nuestros hijos no solo aprenden de lo que nos ven hacer: también sacan conclusiones de lo que nos ven NO hacer.

¿Qué le estamos transmitiendo a nuestros hijos cuando llega un domingo, ¡aunque solo sea algunos domingos al año!, y decidimos no ir a misa con la excusa que sea? Es lo que explica Becky Roach, madre de cinco hijos que vive en Ohio (Estados Unidos), en un post de su blog en Catholic Link:

Un padre no necesita mucho tiempo para darse cuenta de que nuestros hijos absorben todo lo que hacemos y decimos. Recuerdo la primera vez que escuché a mi pequeña de dos años soltar un largo suspiro y decir: “¡Oh, Dios mío! ¡No puedo más!”. Su tono y su expresión eran exactamente las mías.

A veces te das de bruces con tus propios pecados a través de las palabras y las acciones de tus hijos.

Recientemente acudí a un bautizo en el que el sacerdote recordó a los presentes que sería a través de sus acciones como los niños que iban a ser bautizados conocerían a Dios y cómo comportarse ante Él. Si el niño nos ve rezando, aprenderá que la oración es importante, pero si el niño no ve nunca en su vida comunicación alguna de la gente con Dios, aprenderá que la oración no es necesaria.

Aunque ninguno de nosotros es perfecto, tenemos la responsabilidad de intentar seguir los modelos de comportamiento que queremos que los niños imiten. Y los niños aprenden tanto de lo que hacemos, como de lo que no hacemos. Si no convertimos ir a la iglesia en una prioridad cada domingo, eso le está diciendo mucho al corazón de nuestros hijos sobre la fe y sobre la vida.


Hay seis cosas que los niños aprenden cuando te saltas la misa dominical.

1. Dios es importante, pero no tan importante.
Si Dios me encaja bien, magnífico, pero solo si me conviene. El fútbol, dormir o ...(pon aquí cualquier actividad)... son más importantes que hacer el esfuerzo de estar con Dios una hora a la semana.

2. Dios no quiere realmente decir lo que dice.
Sí, santificar las fiestas es un mandamiento de la Ley de Dios, pero... Dios no entiende lo atareado que estoy o cuántos hijos tengo o lo cansado que estoy, así que soy yo quien decide, según las circunstancias de mi vida, lo que Él quiere decir con ese mandamiento... y con todos los demás mandamientos. A nosotros nos corresponde seleccionar y elegir qué leyes de Dios queremos seguir.

3. La Iglesia no espera realmente de nosotros que aceptemos sus enseñanzas.
Sí, hay un mandamiento de la Iglesia de ir a misa los domingos, pero la Iglesia no comprende lo atareado que estoy o cuántos hijos tengo o lo cansado que estoy, así que soy yo quien decide, según las circunstancias de mi vida, lo que la Iglesia quiere decir realmente con ese precepto.

4. La misa va solo de mí y de lo que yo saco de ella.
Cuando vamos y venimos de misa según nuestro capricho, parecemos olvidar que ir a misa construye la comunidad eclesial. Tu parroquia puede necesitarte como lector, o para cantar en el coro, o para recoger la colecta. Ver a tu familia en la Iglesia podría ser justo la cosa que una persona anciana necesita para alegrar su solitario domingo. Hay muchas razones por las que somos una comunidad de fe y nos juntamos para rendir culto a Dios.

5. Cuando las cosas son difíciles o aburridas, no tengo que hacerlas.
Si no vamos a misa y le decimos a nuestros hijos que es porque la misa es “aburrida” o que “no sacamos nada de ella”, nuestros hijos aprenden que solo tenemos que hacer las cosas que son divertidas y emocionantes. Esto, sencillamente, no es verdad, ni en lo que concierne a la fe ni en lo que concierne a la vida diaria. La mayor parte de la gente no encuentra divertido ni emocionante pagar sus impuestos, pero aun así tenemos que hacerlo.

6. Dudamos de la Presencia Real de Jesucristo en la Eucaristía y de las gracias que recibimos comulgando.
Si crees realmente que Jesucristo está presente en la Eucaristía y que viene a nosotros cada domingo en misa, ¿qué te aparta de Él? ¿Por qué no querrías recibir las gracias que Él ha prometido por medio de este increíble regalo? Nuestro Catecismo nos enseña que “la Eucaristía es el corazón y la cumbre de la vida de la Iglesia, pues en ella Cristo asocia su Iglesia y todos sus miembros a su sacrificio de alabanza y acción de gracias ofrecido una vez por todas en la cruz a su Padre; por medio de este sacrificio derrama las gracias de la salvación sobre su Cuerpo, que es la Iglesia” (1407).


Queridos padres, sé y comprendo perfectamente lo difícil que es llevar a los niños a la iglesia. A menudo, cuando acaba la misa, me siento como si acabase de participar en un torneo de lucha. Por mucho que lo planifique y prepare, muchísimos días los niños son algo menos que angelicales.

Es una batalla. Pero es una batalla que vale la pena librar. No hay mejor lugar para llevar a nuestros hijos que a los pies de Jesús. No hay mejor lección que enseñarles que poner a Dios siempre en primer lugar, sea lo que sea lo que esté pasando en nuestra vida y lo difícil que resulte ir a misa.

Adivina: ¿qué pasará si esperas a llevar los niños a misa a que se comporten mejor o a que tu vida no esté tan ajetreada? Que eso no pasará.

Satanás siempre nos ofrecerá una excusa para que nos saltemos la celebración de la más elevada forma de oración que tenemos en la tierra, pero Dios siempre nos dará las gracias para responder con un “sí” cuando le pidamos que nos ayude.

Convierte la misa dominical en algo que tu familia haga invariablemente unida. Créeme, la bendiciones y gracias que recibirás por esta disciplina transformarán tu vida familiar de forma poderosa.

miércoles, 21 de junio de 2017

«La familia numerosa es una provocación porque tira abajo las teorías», dice María, madre de 9 hijos


«La familia numerosa es una provocación porque tira abajo las teorías», dice María, madre de 9 hijos

María Menéndez es esposa y madre de nueve hijos por lo que es una gestora de recursos que se rifarían en cualquier empresa, pues cada vez más se valora la capacidad de resolución de problemas que tienen los padres a la hora de optar a un puesto de trabajo.  Pero además esta mujer desempeña una labor social importante como presidenta de la Asociación de Familias Numerosas de Madrid.

En una entrevista con La Contra TV habla de su papel como presidenta de esta asociación pero sobre todo como madre de una familia numerosa. Aunque parece sobrehumano su día a día es posible, tal y como demuestran a diario otras miles de familias: “Mi día es como el de cualquiera, me levanto prontito, despierto a los niños, desayuno, empiezo a despedir a gente, llevo a unos al colegios, vuelvo a casa o voy a la compra. Hago las labores de casa, voy a por los niños, si tengo que hacer cosas de la asociación, dedicarme a los niños, hacer la comida, la ropa, llevarles a los entrenamientos de fútbol, a catequesis, preparar la cena, que se bañen, ayudarles con los deberes, recoger y cuando están dormidos ya me toca”.




Suena abrumador pero ella asegura con firmeza que “todos los momentos son para mí porque todo lo que hago por los demás es para mí”. No se arrepiente de la vida que lleva ni de lo que ha dejado de hacer al tener tantos hijos. “Lo único que hemos hecho ha sido elegir un camino y cada vez que eliges un camino dejas de ir por otro”.

"Todo lo que haces por tus hijos revierte en toda la sociedad"
¿Merece la pena? Para María Menéndez no hay duda, que se pregunta qué haría sin tantos niños. “Prefiero tener la pared pintada y el cuadro roto sabiendo que tengo unos hijos que me quieren y los quiero”, asegura.

La presidenta de la Asociación de Familias Numerosas de Madrid explica durante la entrevista que “aunque haces las cosas por ti y tu familia, en realidad las estás haciendo por todos los demás pues tus hijos van a ser parte de la sociedad. Todo lo que haces por ellos revierte en toda la sociedad”.

Asociarse para meter presión y conseguir cambiar algo
Menéndez explica cuál puede ser uno de los motivos del olvido institucional hacia ellos. “La familia numerosa es una provocación, una familia con muchos hijos está provocando porque tiras abajo todas las teorías de que no se puede, que si es complicado, que si no hay dinero. Y cuando además ves que son felices pues más todavía”, cuenta esta madre de nueve hijos.

Por ello, María Menéndez defiende el asociacionismo que permite “conseguir cosas”. En su opinión, “ahora mismo estamos en un sistema político en el que no hay participación directa. Entonces hay una bipolaridad entre la sociedad y las administraciones. Si quieres conseguir o cambiar algo o te asocias para meter presión o no haces nada”.

martes, 20 de junio de 2017

30 ideas para empezar una conversación con tus hijos

En vez de preguntar “¿Cómo te fue hoy?”, ¿qué tal preguntar algo como "qué te hizo sonreír hoy"?

Wavebreakmedia/Shutterstock

Después de un largo día de escuela, no a todos los niños les gusta contar cómo les fue, y no siempre la pregunta clásica es capaz de iniciar una buena conversación. Pero si empiezas haciendo preguntas concretas a tus hijos cada noche, notarás la diferencia.
Aquí van 30 ideas de preguntas para empezar una buena conversación con los niños.
1. ¿Qué te hizo sonreír hoy?
2. ¿Viste a alguien haciendo algo que no estaba bien a otra persona?
3. ¿Todos los niños tenían con quien jugar a la hora del recreo?
4. ¿Alguien lloró hoy en la escuela?
5. ¿Hiciste algo creativo hoy?
6. ¿A qué juego les gusta jugar a todos en el recreo?
7. ¿Qué fue lo mejor que te pasó hoy?
8. ¿Ayudaste hoy a alguien en la calle?
9. ¿Dijiste “gracias” hoy por algo?
10. ¿Pasó algo en la escuela que no lograste comprender bien?
11. ¿Hace alguien algo que te cause admiración?
12. ¿Alguien se sintió confuso hoy en la escuela?
13. ¿La profesora tuvo que reñir a alguien?
14. Ponle una calificación a este día.
15. ¿En algún momento tuviste que ser muy valiente?
16. ¿Estás nervioso porque quieres algo?
17. ¿Que norma te costó más obedecer hoy en la escuela?
18. Enséñame algo que yo no sepa.
19. Si pudieras cambiar algo al día de hoy, ¿qué sería?
20. ¿Te preocupa algo y te gustaría hablar conmigo? (depende de la edad)
21. ¿Compartiste un dulce con alguien, o alguien compartió contigo?
22. ¿Qué te hizo sentir feliz?
23. ¿Qué te hizo sentir orgulloso de ti mismo?
24. ¿Qué te hizo sentir amado?
25. ¿Aprendiste alguna palabra nueva hoy?
26. Si pudieras cambiar de sitio con alguien de la escuela, ¿con quien sería y por qué?
27. ¿Hay algún lugar de la escuela que te guste mucho/que no te guste nada?
28. Si fueras profesora por un día, ¿qué enseñarías a los alumnos?
29. ¿Crees que habría que mejorar algo en la escuela?
30. ¿Con quién te gustaría más hablar en la escuela?

lunes, 19 de junio de 2017

10 lecciones que como mujer aprendí de papá


“Un buen padre vale por cien maestros”. Jean Jacques Rousseau


Adriana Bello, aleteia

  1. Sí, eres una princesa
Pero no en el sentido cursi o de niña malcriada, sino que en realidad mereces un hombre que te cuide, proteja y, sobre todo, ame. Esto me recuerda al episodio de The Crown donde el Rey Jorge VI le dice a Felipe de Edimburgo que su rol más importante para la Corona era amar a su fija, la futura Reina, y hacerla sentir en paz… que en resumen es el deseo de todo padre para su hija. Nosotras podemos trabajar y ganar dinero por nuestra cuenta, pero amar es cosa de dos.
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  1. El estudio y el trabajo son la mejor forma de progreso
Mi padre siempre me enseñó desde pequeña a trabajar por lo que quería y a no darme por vencida, por eso invirtió tiempo y dinero en mi educación. Aunque me consintió (y todavía lo hace) muchísimo, me inculcó a no depender de nadie para alcanzar mis metas y a celebrar cada triunfo, por más grande o pequeño que pareciese, simplemente porque yo había puesto mi mayor esfuerzo para conseguirlo. Siempre tuve buenas notas, pero igual él nunca lo dio por sentado. Además, es fiel creyente que el aprendizaje nunca termina y me inculca siempre a investigar (aunque sea por Google); de hecho, por muchos años, además de su trabajo regular, se dedicó a la enseñanza universitaria.
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  1. Las pequeñas cosas hacen la diferencia
Mi papá no es de los que regala flores o chocolates todos los días, pero siempre tiene maneras -quizá más valiosas y menos trilladas o materiales- de demostrarnos su amor incondicional. Sí, claro que me dio y me sigue dando cosas materiales que he disfrutado a más no poder, pero son los detalles del día a día y los que en apariencia son más insignificantes, los que más conservo en el corazón.
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  1. Sé puntual
Ok, debo confesar que esta lección no la he aprendido del todo y no ha sido por falta de perseverancia de él. Pero es cierto que ser puntual es señal de respeto y también hace que tú seas más organizada y tu rutina menos estresante. El tiempo es el único recurso no renovable.
  1. Es mejor la experiencia que la apariencia
A mi mamá y a mí nos encanta conocer lugares nuevos y bonitos cuando de restaurantes se trata; en cambio, mi papá no se fija tanto en el ambiente o decoración como tal (“porque él va a comer es con nosotras, no con los demás”) sino en que la comida sea gustosa y el servicio sea bueno, así sea la tasca de la esquina. Si lo ponemos en términos de Master Chef, mi mamá y yo somos Jordi; mi papá es Pepe (y qué buen balance hacemos).
LightField Studios
  1. La familia es lo primero
A lo largo de todos estos años, he visto que todo su trabajo y sacrificio ha sido por el bienestar de mi mamá, mis hermanos y mío. No importa lo que pase, sé que siempre puedo regresar a mi hogar y es el mejor lugar donde puedo estar. Esto no quiere decir que uno se deba alienar como persona, pero la familia es la base que sostiene todo lo demás.
  1. ¿Cuántas carteras más necesitas?
Mi papá nunca ha entendido por qué necesito (quiero) más que una cartera negra y otra marrón. Si bien los hombres tienen una manera de pensar diferente y ellos también gastan en cosas que a nosotras nos parecen inútiles, la verdad es que algo ayuda en no ser tan vanidosas y a ser más ahorrativas pensando en nuestro futuro, porque “el dinero no crece en los árboles”.

Uluc Ceylani
  1. No necesitas tanto maquillaje
A veces creo que sólo me lo dice para tratar de luchar contra mi terrible problema de impuntualidad, pero siempre me recuerda que las mujeres al natural somos más bonitas y que las de su época no usaban tanta cosa y eran igual o más guapas que las de ahora.
  1. Mejor que limpiar, es no desordenar
Otra frase que siempre de pequeña me solía decir pero que, de nuevo, sigo en proceso de aprendizaje. Esto es otro claro ejemplo de la practicidad masculina de la que tanto debemos aprender las mujeres.
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  1. Pregúntale a tu mamá
A veces todavía pienso que es su inteligente manera de zafarse de una decisión difícil o controversial (de pequeña sobre todo tenía que ver con permisos para salir), pero la verdad es que ellos no siempre tienen todas las respuestas y hay cosas que mamá, por su experiencia e instinto, conoce mejor.
Gracias, papá. También siempre recordaré que es importante andar con efectivo “por cualquier emergencia”.

domingo, 18 de junio de 2017

Pavarotti y Sting sorprendieron con el himno a Jesús Eucaristía

Una interpretación emocionante de la composición poética
de santo Tomás de Aquino

  Jesús Colina, aleteia
Uno de los más grandes tenores de todos los tiempos y una de las estrellas planetarias del rock y el pop unieron sus voces para entonar uno de los himnos más poéticos a Jesús presente en la Eucaristía.

Y el resultado fue sorprendente. Por un lado, Luciano Pavarotti; por otro Sting. Sus palabras fueron compuestas en el siglo XIII por santo Tomás de Aquino.
La inolvidable interpretación tuvo lugar en el primero de los conciertos “Pavarotti & Friends”, celebrado en la cuna del tenor, Modena (Italia), en 1992.
“El pan de los ángeles” (“Panis Angelicus”) expresa la sorpresa del creyente “siervo, pobre y humilde” que en la Eucaristía come a su mismo Señor. “Llévanos adónde aspiramos: la luz en que tú habitas”, rezaron con las palabras latinas Pavarotti y Sting.  
Pavarotti falleció en el año 2007, pero todavía hoy nos sigue emocionando ante la grandeza de la Eucaristía en este vídeo.
                                                                                 
Panis angelicus
fit panis hominum;
dat panis coelicus
figuris terminum;
o res mirabilis!
Manducat Dominum
pauper, pauper
servus et humilis.
pauper, pauper
servus et humilis.

Panis angelicus
fit panis hominum;
dat panis coelicus
figuris terminum;
o res mirabilis!
Manducat Dominum
pauper, pauper
servus et humilis.
pauper, pauper
servus, servus et humilis.
El pan de los ángeles
se hizo el pan de los hombres;
el pan celeste
acaba con las prefiguraciones;
¡oh cosa admirable!
Consume a tu Señor
el pobre, el pobre
el siervo y el humilde.
el pobre, el pobre
el siervo y el humilde.

El pan de los ángeles
se hizo el pan de los hombres;
el pan celeste
acaba con las prefiguraciones;
¡oh cosa admirable!
Consume a tu Señor
el pobre, el pobre
el siervo y el humilde.
el pobre, el pobre
el siervo y el humilde.



sábado, 17 de junio de 2017

4 lecciones espirituales del monaquismo oriental para la vida cotidiana

La sabiduría de los Padres del desierto tiene el poder de transformar nuestra vida diaria


Meister der Sophien-Kathedrale |

Philip Kosloski, aleteia

En la Iglesia católica, la práctica de entregarse uno mismo a Dios dentro de una comunidad —es decir, una vida consagrada— se desarrolló por dos ramas diferentes.

Está el monacato oriental, con su distintivo conjunto de reglas y modo de vida, y luego está el tipo occidental. De hecho, el monacato oriental influyó a san Benito para la fundación del monacato occidental.
Las raíces espirituales del monacato oriental pueden trazarse hasta san Pablo el Eremita en el siglo III y, poco después, a san Antonio el Grande. Sin embargo, no fue hasta san Basilio de Cesarea (y san Pacomio) que el monacato oriental se formalizó más. En torno al 357, san Basilio viajó a Palestina, Egipto, Siria y Mesopotamia para estudiar las vidas de estas comunidades monásticas y descubrir su secreto para la santidad.
Aunque admiraba el estricto ascetismo y la vida devota de oración que vivían los monjes ermitaños, Basilio pensó que los monasterios necesitaban más equilibrio. Con el tiempo escribió un tipo de “regla” que gobernara la vida diaria de los monjes y moderara su extremo estilo de vida. Tuvo una acogida muy exitosa y, por ello, Basilio sería conocido más adelante como el “Padre del monacato oriental”.
Una vida completamente dedicada a Dios tiene mucho que enseñarnos en el siglo XXI. La sabiduría de san Basilio y los Padres del desierto ha influido a incontables santos y santas a lo largo de los siglos y sigue teniendo relevancia hoy día. Aquí hay cuatro lecciones espirituales que podemos aprender del monacato oriental y aplicar a la vida diaria.
  1. Rezar sin cesar

San Basilio escribe: “¿Debemos rezar sin cesar? ¿Es posible obedecer este mandato? (…) La fuerza de la oración descansa más bien en el propósito de nuestra alma y en las acciones de virtud que se extienden a todos los ámbitos y momentos de nuestra vida. Según se dice, ‘ya estés comiendo o bebiendo o haciendo cualquier cosa, hazlo todo por la gloria de Dios’. Mientras ocupas tu asiento en la mesa, reza. Cuando levantes el pan, da gracias al Dador (…). Mientras te pones tu túnica, da gracias al Dador por ello. Mientras te cubres con tu manto, siente todavía más amor hacia Dios, Quien tanto en verano como en invierno nos concede abrigo conveniente para nosotros, al tiempo para preservar nuestra vida y cubrir lo que es indecoroso. ¿Ha terminado el día? Da gracias a Él, que nos ha dado el sol para nuestra labor diaria y nos ha suministrado fuego para iluminar la noche”.
Esencialmente, vive en un espíritu de agradecimientorecordando a Dios en toda actividad. Al hacer esto podemos vivir la exhortación de san Pablo de “rezar sin cesar”.
  1. Refresca tu alma con un “desierto” semanal

En una carta a san Gregorio Nacianceno, Basilio escribe: “El silencio es el primer paso para la limpieza del alma. La soledad es de lo más útil, ya que templa nuestras pasiones y crea espacio para que los principios las supriman del alma”.
Hay una razón por la que Dios nos dio un sabbat semanal. Necesitamos descansar, refrescar nuestra alma y practicar el silencio. No fuimos hechos para trabajar siete días a la semana. Cuando llegue el domingo, intenta que sea un día de reposo y soledad (amoldado a nuestra situación vital).
  1. Servir siempre a los pobres

Aunque por lo general los monjes del desierto egipcio no recibían muchas visitas, san Basilio aconsejaba a sus monjes que sirvieran a los pobres tanto como fuera posible. Los monjes lo hacían, primero y sobre todo, entregando todas sus posesiones a los necesitados, pero luego continuaban apoyándoles a través de su obra en soledad.
San Basilio recordaba a los monjes que su retiro del mundo no les eximía del servicio al prójimo, sino que su fe cristiana había de mostrarse a través de su preocupación por el pobre.
  1. Ayuna cuando intentes suprimir un pecado en particular

Ayunar de los alimentos puede ser difícil, pero los Padres del Desierto lo consideraban el medio principal para arrancar de raíz el pecado en la vida personal. La idea es que, como el pecado deriva de nuestras pasiones corporales, si nos refrenamos en nuestra pasión corporal por la comida, nos fortaleceremos mejor contra otras pasiones caprichosas.
Con relación a la práctica del ayuno, san Basilio animaba a la moderación y a tener en cuenta la salud propia y los deberes antes de adentrarse en nada extremo. El ayuno es una práctica espiritual digna, pero no debería hacerse con un espíritu de competición intentando ver cuánto puede uno abstenerse de comer (como era el caso en muchos de los primeros monasterios).