En la 6° Edición de las “24 horas para el Señor”, el Papa confesó a 11 personas en la Basílica de San Pedro, además defendió el sacramento de la reconciliación: “antes que el pecado veamos con amor al pecador”.
El Papa recordó a la mujer adúltera a la que Jesús salva de la lapidación y citó a san Augustin : “Quedaron solo ellos dos: la miserable y la misericordia” para exhortar a buscar la misericordia y el perdón de Dios.
“Se fueron, no tenían otros intereses. En cambio, Jesús se queda. Se queda, porque se ha quedado lo que es precioso a sus ojos: esa mujer, esa persona. Para él, antes que el pecado está el pecador. Yo, tú, cada uno de nosotros estamos antes en el corazón de Dios: antes que los errores, que las reglas, que los juicios y que nuestras caídas”.
“Nos puede asaltar una duda: no sirve confesarse, siempre cometo los mismos pecados”, expresó el Pontífice que ha presidido una Liturgia Penitencial en la Basílica de San Pedro el viernes 29 de marzo 2019.
“Pero el Señor nos conoce, sabe que la lucha interior es dura, que somos débiles y propensos a caer, a menudo reincidiendo en el mal”, agregó.
“Es importante recordar el perdón de Dios, recordar la ternura, volver a gustar la paz y la libertad que hemos experimentado. Porque este es el corazón de la confesión: no los pecados que decimos, sino el amor divino que recibimos y que siempre necesitamos”.
El Pontífice aseguró que con la confesión y el perdón, Dios “nos propone comenzar a reincidir en el bien, en pedir misericordia. Él será quien nos levantará y convertirá en criaturas nuevas”.
“Entonces reemprendamos el camino desde la confesión, devolvamos a este sacramento el lugar que merece en nuestra vida y en la pastoral”, sostuvo.
“También nosotros vivimos hoy en la confesión este encuentro de salvación: nosotros, con nuestras miserias y nuestro pecado; el Señor, que nos conoce, nos ama y nos libera del mal. Entremos en este encuentro, pidiendo la gracia de re-descubrirlo”.
“Pidamos la gracia de una mirada semejante a la de Jesús, pidamos tener el enfoque cristiano de la vida, donde antes que el pecado veamos con amor al pecador, antes que los errores a quien se equivoca, antes que la historia a la persona”, añadió.
El rito ha dado inicio a la 6° Edición de las “24 horas para el Señor”, iniciativa de oración y reflexión que tiene sus orígenes en el Año de la Fe (2012-2013) y sucesivamente tuvo un impulso con ocasión del Jubileo de la Misericordia (2015-2016).
En la predicación, el Papa sostuvo que “con Jesús, misericordia de Dios encarnada, ha llegado el momento de escribir en el corazón del hombre, “de dar no tanto leyes exteriores, que a menudo dejan distanciados a Dios y al hombre, sino la ley del Espíritu”, que “libera”.
Sin embargo, planteó que “el mal es fuerte, tiene un poder seductor: atrae, cautiva. Para apartarse de él no basta nuestro esfuerzo, se necesita un amor más grande”.
“Sin Dios, sostuvo, no se puede vencer el mal: solo su amor nos conforta dentro, solo su ternura derramada en el corazón nos hace libres”.
En este sentido, afirmó, “si queremos la liberación del mal hay que dejar actuar al Señor, que perdona y sana”. La confesión “es el paso de la miseria a la misericordia, es la escritura de Dios en el corazón”.
La confesión individual ha iniciado en el siglo VI, una práctica difundida entre los monjes irlandeses. En la Iglesia primitiva no existía la confesión individual.
El Papa, destacó, “el perdón no es una fotocopia que se reproduce idéntica cada vez que se pasa por el confesionario”.
“Tampoco yo te condeno”, es el lema de este año de la iniciativa las “24 horas para el Señor”, según el Evangelio de San Juan (8, 11).
En la Basílica también se hizo la absolución colectiva de los pecados. El Papa ha sido el primero en confesarse cara a cara con un sacerdote.
Luego, el Pontífice confesó a 11 personas de diversos países: Vietnam, Colombia, Polonia, Italia y otros. 80 confesores se ubicaron en varios confesionarios de la Basílica y atendieron a los fieles presentes para la absolución individual.
Por último, cabe recordar que el papa Francisco ha defendido la actualidad del sacramento de la confesión, aunque reconoció la dificultad a la hora de acudir a ella e instó a los sacerdotes “recién ordenados y a punto de serlo”, de ofrecer un servicio eficaz al servicio de la Misericordia divina.
Lo hizo durante la audiencia concedida el 29 de marzo a los participantes en el Curso sobre el Foro Interno, promovido por el Tribunal de la Penitenciaría Apostólica.
Ary Waldir Ramos Díaz, Aleteia
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