«Desafortunadamente, muchos jóvenes pierden la fe porque no consiguen ser castos —decía el padre san Pío de Pietrelcina—. La lujuria es el camino más breve y más fácil para ir al infierno, porque quita el gusto de la oración, debilita la fe hasta extinguirla, predispone a todo tipo de pecado, endurece el corazón y, sin una gracia específica, lleva a la impenitencia final».
Y advierte santa Faustina Kowalska: «Que sepa el pecador que será torturado por toda la eternidad en aquellos sentidos que utilizó para pecar».
El que tenga oídos, que oiga.
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