He hablado con personas que experimentaron el dolor del engaño. ¿Fueron capaces de perdonar a su cónyuge? ¿Su amor tuvo alguna oportunidad de reavivarse después del daño?
ANNA GĘBALSKA-BEREKETS, aleteia
Tres mujeres y un hombre. ¿Qué tienen en común? Todos ellos experimentaron lo que significa la traición. Sus historias son diferentes y sus destinos fueron diferentes. ¿Cómo una experiencia tan dura cambió sus vidas?
Espejismo
Robert estaba casado desde hace dos años, cuando se enamoró de otra mujer. Tenía la impresión de tener mucho en común con su colega de trabajo. “Pongo énfasis en la palabra me parecía. Respetaba a mi esposa, pero tenía la sensación de que ese matrimonio fue un error” -, dice.
Ágata, amante de Robert, era un creyente profunda. Y esto le cautivó. “Sólo después me empecé a preguntar, ¿cómo una católica puede salir con un hombre casado” -, admite. El hombre quería el divorcio. También tuvo el apoyo de sus padres quienes deseaban su “felicidad”.
Un día Robert tuvo un accidente de coche. Tumbado en la camilla en un hospital llamó a Ágata, pero ella le dijo que no podía venir porque había quedado con otra persona. Sin embargo, al hospital acudió la esposa del hombre. Al verla, lloró como un bebé. La pidió perdón. “Necesité de una confesión general, recuperé la tranquilidad” -, admite.
El final de la vida
El marido de Cristina le fue infiel después de quince años de matrimonio. “Me costaba aceptarlo. Mi marido se fue de casa,” – dice la mujer. Pronto supe que la amante de mi marido estaba muy enferma, se le diagnosticaron un cáncer. “Le pedía a Dios que les perdonara,” – dice.
Entonces ya estaban divorciados. Pero la mujer afirma que nunca aceptó el divorcio, debido a su juramento de permanecer juntos para toda la vida. Para ella, el juramento que hizo ante Dios era para toda la vida. Hablando de los finales de la vida, el marido de Cristina no pudo soportar la enfermedad de su nueva pareja. Cayó en una depresión y se suicidó.
Cristina se convirtió en viuda. Y tuvo un bajón.“Recuperé la paz sólo a través de Dios y la oración. En el corazón perdoné a mi marido y a su amante. Por su alma ordené misas gregorianas. Ruego a Dios que le perdone. Al fin, no le dio tiempo pedir perdón…” – lo dice con mucho pesar.
El perdón
De la traición de su marido Anna se enteró… a través de una carta. “Estimada señora, su marido y yo tenemos un romance. Nos amamos. ¿Por qué no le deja que se vaya, que sea feliz?” – leyó. Se mareó. “¿Cómo? ¿Mi Adam? ¿Por qué? “- lo repetía una y otra vez.
¿Por qué? Adam admitió que estaba buscando algo nuevo. Quería olvidarse de los problemas. Anna le pidió que abandonara el apartamento, aunque su corazón le decía otra cosa. “Después de su salida lloré de pena. Confié nuestro matrimonio a la Madre de Dios. Empecé a rezar la novena pompeyana”-, recuerda.
La oración ha demostrado tener éxito. Después de mucho tiempo, Adán llamó. Pedía una reunión. Quería volver. “Sugerí una terapia común en un consultorio matrimonial. Lo aceptó. Ambos decidimos presentarnos a una confesión general. De rodillas, ante el altar nos cogimos de las manos, como el día de nuestra boda, y nos perdonamos el uno al otro” – dice Ana.
La esperanza
Pablo le fue infiel a su esposa. Después de un tiempo, se dio cuenta de lo que hizo. “Me sentí como una basura, como un tramposo. No me lo perdonaba. Me daba asco yo mismo” -, admite. El hombre tiene la sensación de que no sólo traicionó a su esposa, sino a sí mismo y a Dios.
“Engañé a todo el mundo, resulté ser un cobarde. Fue un terrible error del que me arrepentiré el resto de mi vida” -, añade. Sobre todo, porque la mujer aún no acepta su regreso con la familia.El hombre declara que va a tratar de compensárselo. No se dará por vencido tan fácilmente. ¿Pero, ella le perdonará?
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